La musa vuelve al estanque
El Monumento a Arriaga volvi¨® ayer al centro estanque del Museo de Bellas Artes de Bilbao, despu¨¦s de que los restauradores le devolvieran su aspecto original. Como su autor Francisco Durrio (Valladolid, 1868-Par¨ªs, 1940) dibuj¨® en los bocetos de la obra hace m¨¢s de 90 a?os, el agua vuelve a caer sobre el cuerpo de la musa que llora la muerte prematura del m¨²sico Juan Cris¨®stomo de Arriaga, formando las cuerdas de la lira que aprieta contra su pecho. El Monumento a Arriaga arrastra una rocambolesca historia. Durrio - escultor, ceramista y escultor- dej¨® inconclusa su obra de lat¨®n con ba?o de oro, una figura femenina de dos metros y medio de altura que se alza de puntillas sobre una base de granito. Tuvo que finalizarla uno de sus disc¨ªpulos, 27 a?os despu¨¦s de que el Ayuntamiento tomar¨¢ la iniciativa de encargar un monumento para conmemorar el centenario del nacimiento de Arriaga.
La escultura de Durrio no s¨®lo necesitaba la restauraci¨®n, patrocinada por El Corte Ingl¨¦s, por el deterioro sufrido al aire libre. Las decisiones de despacho fueron a¨²n m¨¢s lesivas. En los a?os 40 una campa?a en el diario La Gaceta del Norte contra la exhibici¨®n de una figura de mujer desnuda junto al museo consigui¨® que fuera relegada a un almac¨¦n. En su lugar, se coloc¨® una musa , est¨¢ vez tallada en piedra y vestida. En abril de 1975, la figura original sali¨® otra vez a la calle, pero entonces el cierre de los conductos no permit¨ªa que el agua formara las cuerdas de la lira, como quer¨ªa Durrio para invitar a escuchar el ritmo que produce al caer.
La recuperaci¨®n de la musa de Durrio sirvi¨® ayer para descubrir el nuevo aspecto de la plazuela que a partir de ahora servir¨¢ de entrada al museo. Con las obras de remodelaci¨®n, deja de pasar inadvertida al costado del edificio, para ser fundamental en el eje de acceso.
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