AS? HABLA... Esther Arroyo Una gaditana llena de naturalidad
A. R. ALMOD?VAR
Que el andaluz llegue a conquistar las grandes audiencias, a trav¨¦s de los medios audiovisuales, y sin tener que pagar peaje de gracioso, de criada o de flamenquito sandunguero, es un objetivo que deber¨ªa marcarse la autoridad competente. Lo que pasa es que no sabemos qui¨¦n es esa autoridad ni si ser¨¢ competente. Mientras lo averiguamos, y mientras aparece o se constituye, se promueve o se remueve algo as¨ª como una norma para uso p¨²blico, bienvenidas sean las iniciativas particulares que van avanzando, paso a paso, en esa trayectoria inevitable de la normalizaci¨®n del andaluz.
El a?o que acaba hemos estado de suerte. Ese escurridizo objeto de deseo que es para los pol¨ªticos la sociedad civil tom¨® la iniciativa en varios proyectos de alto nivel. Proyectos que han servido para acreditar el habla andaluza en la pantalla grande, y a los que es preciso rendir homenaje una vez m¨¢s: Solas, La ni?a de tus ojos, Yerma. Cada una a su modo y a su libre entender, estas tres pel¨ªculas dieron el triple aldabonazo, y el p¨²blico andaluz se vio y se reconoci¨®, sin complejos, en sus diversos tiemblos emocionales.
Pero quiz¨¢s faltaba un salto m¨¢s en lo cualitativo. Y era, c¨®mo no, la televisi¨®n. Tambi¨¦n aqu¨ª la lecci¨®n vino de fuera. Sin encomendarse a dioses ni a diablos, sino s¨®lo a su intuici¨®n de actriz, Esther Arroyo se decidi¨® a hablar como siempre lo hab¨ªa hecho nada menos que en la serie Periodistas, de Tele 5. En ella, todos los lunes, podemos admirarnos de un gaditano coloquial, de todos los d¨ªas, en boca de un personaje que no es ni gracioso ni vulgar, sino una profesional del medio, que vive, sufre y sue?a en un delicioso andaluz de andar por casa. Ah¨ª es nada. Y nadie le oblig¨® a que lo hiciera de esa forma, aunque es obvio que los responsables de la serie valoraron que el impacto en la amplia audiencia andaluza ser¨ªa favorable. Eso hay que agradecerles. Tambi¨¦n el compa?ero en la ficci¨®n, Jos¨¦ -encarnado por Pep¨®n Nieto- se expresa en las proximidades de ese andaluz corriente entre personas cultivadas, lo que acent¨²a un punto m¨¢s el m¨¦rito de la propuesta.
El pasado lunes d¨ªa 6, pudimos o¨ªr a Esther Arroyo pronunciarse tal que as¨ª de sencillo: Uy, Jos¨¦, no s¨¦ c¨®mo te puedeh com¨¦ eso por la ma?ana, un bocadillo sardina(...) Mira, ?tengo m¨¢h gana de c?acabe t¨®! (...) Jos¨¦, que t?ehtah queando dorm¨ªo. Vete a la cama, que yo luego te cuento?r fin¨¢ (..) Vamoh con loh-anunsio... Qu¨¦ bonito, me?ncanta (...) ?T¨² creeh que m?apetece salir a divertirme? Salvo en la ¨²ltima frase, donde se le escap¨® un infinitivo completo (salir), asistimos a un registro coloquial, con alg¨²n titubeo entre seseo y ceceo -muy de C¨¢diz capital, por cierto- (anunsio, apetece), participios de la tercera sin d (dorm¨ªo), otras p¨¦rdidas de la misma consonante entre vocales (queando), y numerosas fusiones de vocales encontradizas. Tambi¨¦n la muy andaluza supresi¨®n de la preposici¨®n "de" en los complementos nominales: bocadillo sardina.
Todo ello configura un habla desenfadada que podr¨ªa rozar lo vulgar, pero que por la naturalidad con que se utiliza resulta plenamente normal. Una medalla hab¨ªa que ponerle a esta gaditana sin complejos ling¨¹¨ªsticos ni, a lo que se ve, de ninguna otra ¨ªndole. Me apunto.
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