Televisi¨®n particular
TODOS LOS partidos que han tenido responsabilidades de gobierno han incurrido en el mismo vicio de apropiarse de los medios de comunicaci¨®n p¨²blicos. Acabar con esa desviaci¨®n de poder es un problema pendiente de la democracia espa?ola, como lo es, en alg¨²n caso, de otros pa¨ªses de la UE. No se trata ¨²nicamente de que el partido, el Gobierno y el presidente de turno -sea el de Espa?a o el de cualquier autonom¨ªa con televisi¨®n propia- utilicen los medios p¨²blicos como pedestal para su propia exaltaci¨®n y propaganda. Hay que sumar la tentaci¨®n de convertirlos en piezas de su propio multimedia particular, en competencia desleal con los medios que compiten en el mercado.El mecanismo clave que hace posible esta situaci¨®n an¨®mala es la doble financiaci¨®n, a trav¨¦s de la publicidad y del presupuesto. Los medios p¨²blicos distorsionan los mercados de la publicidad, de los derechos de transmisi¨®n e incluso de los profesionales, y no se ven sometidos al escrutinio inapelable que son los resultados a final de ejercicio, ya que el presupuesto cubre el d¨¦ficit. Para colmo, son estos mismos Gobiernos los que delimitan el terreno de juego legal en el que deben moverse los medios o los que deciden en qu¨¦ casilla debe jugar su televisi¨®n a la hora de configurar alianzas con grupos privados. S¨®lo la debilidad de la Comisi¨®n Europea explica la lentitud con que se est¨¢ abordando el dossier de las televisiones p¨²blicas espa?olas como un flagrante atentado a la libre competencia a cargo de los Gobiernos, sea el central o los auton¨®micos.
En el caso de Catalu?a esta situaci¨®n se ve agravada por una circunstancia: su Gobierno es el ¨²nico que no ha cambiado ni de color pol¨ªtico ni de presidente desde la creaci¨®n de la Corporaci¨® Catalana de Radio i Televisi¨®. Quien fund¨® las emisoras de televisi¨®n y radio y quien ha nombrado a todos sus directivos en los ¨²ltimos 18 a?os es la misma persona: igual que si se hubiera tratado de un propietario privado. Dado que todos los partidos han incurrido en pr¨¢cticas similares, se ha hecho muy dif¨ªcil hasta ahora que alguien lance una iniciativa para arrancar a estos medios de las manos privadas de los respectivos Gobiernos.
Las elecciones catalanas han permitido la cristalizaci¨®n de un amplio consenso social y pol¨ªtico en favor de un nuevo modelo de gesti¨®n de TV-3 y Catalunya R¨¤dio. El Parlamento catal¨¢n ha debatido ahora sobre el modelo y ha alcanzado un consenso sobre la forma de nombramiento del pr¨®ximo director general mientras se elabora una nueva legislaci¨®n, dando as¨ª un paso hacia la devoluci¨®n de TV-3 y Catalunya R¨¤dio a la sociedad catalana. El PP ha publicitado tambi¨¦n algunos escarceos hacia un nuevo modelo de radiotelevisi¨®n p¨²blica, aunque manteniendo el nombramiento del director general en manos del Gobierno y no del Parlamento, como ha propuesto Almunia. PP y PSOE tienen la oportunidad y la obligaci¨®n de definir sus respectivos modelos y someterlos al ya inminente voto de los electores.
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