Samaranch, en Am¨¦rica
EL PRESIDENTE del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional, Juan Antonio Samaranch, se ha enfrentado a la dura prueba de testificar ante un comit¨¦ del Congreso de Estados Unidos por su papel en los casos de corrupci¨®n que afectan al m¨¢ximo organismo del deporte mundial. La comparecencia estaba justificada por el descubrimiento de una trama de sobornos a varios miembros del COI en el proceso de designaci¨®n de la ciudad estadounidense de Salt Lake City para los Juegos de Invierno del 2002. El esc¨¢ndalo provoc¨® la primera investigaci¨®n interna en la historia del COI, saldada con la destituci¨®n de seis de sus representantes y la dimisi¨®n de otros cuatro. La reputaci¨®n del organismo, integrado por un centenar de miembros elegidos a dedo, qued¨® gravemente da?ada en todos los frentes.Desde su elecci¨®n en 1980, Samaranch ha pilotado un organismo que se elev¨® sobre sus cenizas econ¨®micas para convertirse en una empresa de proporciones gigantescas, a trav¨¦s de los fabulosos beneficios obtenidos por los derechos televisivos de los Juegos Ol¨ªmpicos. Pero si en este aspecto merece reconocimiento, no cabe decir lo mismo de su inter¨¦s en mantener una estructura que se ha mostrado demasiado permeable a la corrupci¨®n y el oscurantismo.
Nueve de las once primeras empresas patrocinadoras de los Juegos Ol¨ªmpicos son estadounidenses y, por tanto, la garant¨ªa de supervivencia del COI est¨¢ fuertemente ligada al benepl¨¢cito de Estados Unidos, que ha decidido jugar el papel de fiscal en el esc¨¢ndalo. Samaranch ha actuado con habilidad para presentarse como el gestor del cambio en las estructuras del COI. Pero la proclamaci¨®n de la limpieza lleva impl¨ªcito el reconocimiento de su papel como jerarca de un organismo sometido a corruptelas intolerables.
Samaranch dijo en el Congreso que se hab¨ªa "limpiado la casa" con la instauraci¨®n de un Comit¨¦ de ?tica, la prohibici¨®n de los miembros de recibir regalos de las sedes candidatas, la implantaci¨®n de un nuevo sistema de elecci¨®n de los representantes del COI y la posibilidad de acceder a las cuentas. En los pr¨®ximos meses se ver¨¢ el calado de las reformas emprendidas. De momento, Samaranch ha ganado el primer combate en Washington. A cambio de desbaratar las estructuras que llevaron al COI a su descr¨¦dito, s¨®lo ha escuchado la reprimenda formal de los congresistas. Y ha conseguido el reconocimiento de su autoridad al frente del COI, un organismo que ha tenido que regenerarse para sobrevivir.
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