Despedida y cierre
SEGUNDO BRU
Durante m¨¢s de cien semanas he venido manteniendo desde esta columna una cita con los lectores de EL PA?S evitando, creo que casi por completo, ensimismarme en mi mismidad. Hoy me veo en la obligaci¨®n de romper esta norma habitual y hablar en primera persona. Confieso que he disfrutado escribiendo y, tambi¨¦n, que m¨¢s de una vez las he pasado de todos los colores para cumplir este compromiso fijo e ineludible. He sido durante este tiempo lo que Josep Pl¨¢ m¨¢s detestaba: un escritor -en este caso literalmente hablando- de fines de semana y, como tal, he sufrido las angustias del aficionado que intenta llevar a cabo una tarea propia de profesionales. La amable acogida que, en ocasiones, han tenido mis dispersas elucubraciones o diatribas varias compensa con creces los dolores de este parto dominical. Pero si la vida es lo que te ocurre mientras te empe?as en hacer planes, mis planes personales han sufrido un giro copernicano al haber aceptado ser propuesto candidato para el Senado en las listas del PSPV-PSOE, partido en el que milito desde hace un cuarto del siglo que ahora acaba.
Hoy por hoy ni siquiera se han cumplido los tr¨¢mites formales de proclamaci¨®n que debe acometer el pr¨®ximo Comit¨¦ Federal del PSOE. Y a¨²n faltan m¨¢s de tres meses para las elecciones generales. Nada ha cambiado todav¨ªa en mi situaci¨®n, excepto estar dispuesto a asumir nuevamente, de forma activa y expresa, un compromiso pol¨ªtico que, por lo dem¨¢s, nunca ha sido oculto ni vergonzante sino p¨²blico y notorio. Nada ni nadie me impulsa pues a tomar ahora mismo la decisi¨®n de abandonar esta columna. Pero creo que una cosa es la pluralidad de opiniones recogida en esta secci¨®n y que est¨¢n escritas por personas con o sin militancia pol¨ªtica, con sus filias y fobias propias pero con presunci¨®n de independencia respecto a intereses concretos -aunque siempre se es m¨¢s o menos dependiente de algo o de alguien- y otra muy diferente seguir ocupando, en mis actuales circunstancias, este espacio. Ni me gusta que me den gato por liebre ni estoy dispuesto a darlo, as¨ª es que considero llegada la ocasi¨®n para hacer mutis por el foro de esta columna fija. Aunque amenazo con seguir publicando, pero dejando claro en mi firma la condici¨®n bajo la que escribo: profesor de Econom¨ªa, candidato o, llegado el caso y votos mediante, senador socialista valenciano.
Siempre he pensado que un partido no es m¨¢s que un instrumento, nunca un fin en s¨ª mismo y que la pol¨ªtica no debe ser el arte de lo posible sino de lo necesario y lo necesario, aqu¨ª y ahora, es volver a conseguir el poder para una mayor¨ªa progresista. Pero no por el revanchismo de desplazar al rival del gobierno, no por conseguir el poder para mandar sino para utilizar el poder como medio de hacer cosas. Y si en el proceso de gobierno hay que elegir entre la eficiencia y la equidad siempre estar¨¦ m¨¢s cerca de ¨¦sta, aunque sea a costa de un poco de aqu¨¦lla. En esta perspectiva es donde se enmarca mi decisi¨®n, estrictamente personal y sin m¨¢s condicionamientos ni consultas previas que las familiares. Simplemente sigo apostando claramente por el futuro y compartiendo algo consustancial al pensamiento progresista, como lo han subrayado todos sus analistas desde John Bury hasta la fecha: un cierto optimismo hist¨®rico y la consideraci¨®n de que el adversario fundamental del progreso es, l¨®gicamente, la reacci¨®n. La reacci¨®n conservadora que, en nuestro caso, se llama PP. En ello estamos.
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