Met¨¢foras
JUVENAL SOTO
Lo sublime es alcanzar el estado de met¨¢fora. Tengo amigos que casi lo han logrado, y la tierra en la que vivo, Andaluc¨ªa, casi tambi¨¦n. Pero mientras que Andaluc¨ªa como met¨¢fora resulta en ocasiones excesivamente fantasmag¨®rica, mis amigos andan y comen y fuman y beben en tanto que les veo ascender m¨¢s y m¨¢s sin que yo consiga levitar ni un solo palmo sobre el terru?o que ocupo. En consecuencia, el estado de met¨¢fora es sublime porque es un privilegio, aunque no pretenda yo afirmar que mis amigos, ni Andaluc¨ªa, disfruten de cosa alguna que no se hayan ganado con su esfuerzo. Eso es lo peor: el sublime estado de met¨¢fora se consigue trabajando.
Hace a?os me permit¨ª recordarle a una personalidad p¨²blica de entonces que Borges escribi¨®, casi al final de su vida, un memorable poema dedicado a Andaluc¨ªa. Mi arrojo lleg¨® hasta la recomendaci¨®n de que las palabras de ese poema se grabasen en bronce y fuese ¨¦sa la bienvenida oficial a cualquiera que entrara en Andaluc¨ªa por Despe?aperros. Obtuve por respuesta una mirada caritativa, una sonrisa benigna y un "por supuesto" que, ahora lo s¨¦, me inclu¨ªa entre los alelados que solicitan el estado de met¨¢fora para los dem¨¢s, sean humanos o lugares geogr¨¢ficos.
Mis amigos son met¨¢foras vivientes porque ellos se lo pidieron a s¨ª mismos y porque se pusieron a trabajar en el empe?o. Yo, por el contrario, me considero un privilegiado sin necesidad de esfuerzo propio; o sea, que imagino un incierto d¨ªa en el que la met¨¢fora se posar¨¢ sobre mi cabeza y el halo de lo sublime iluminar¨¢ ya para siempre mis sienes plateadas por la gloria. Cuando estoy escribiendo estas l¨ªnes y pienso, al mismo tiempo, en las que deber¨ªa escribir inmediatamente despu¨¦s de concluir ¨¦stas -tengo siempre un par de libros a medio imaginar y un par de editoriales completamente cabreadas-, comprendo el trabajo que me queda para llegar a ser como mis amigos, y comprendo tambi¨¦n -sin amargura, pero con reproches para esa desidia m¨ªa de la que jam¨¢s saldr¨¦- la sobrecogedora idiocia que es creerse, o creer a alguien, fuera de esta ley inexorable: la met¨¢fora s¨®lo es patrimonio de quienes la trabajan.
Los andaluces, que somos -aqu¨ª s¨ª me incluyo, con el derecho que me da mi parte del esfuerzo- quienes construimos todos los d¨ªas la met¨¢fora que es la tierra donde vivimos, no merecemos que ning¨²n gobierno ignore que crecemos en n¨²mero y, por lo tanto, en necesidades que exigen dinero para cubrirlas. No se trata de reclamar porque s¨ª un privilegio, se trata de que ning¨²n gobierno pueda ningunear el privilegio que jornada a jornada levantamos con nuestro trabajo la totalidad de quienes vivimos en Andaluc¨ªa, por m¨¢s que le pese al gobierno que sea.
400.000 andaluces son la met¨¢fora de la nada para el Gobierno que preside Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. 400.000 andaluces no existen para el Gobierno del PP que preside este se?or, o est¨¢n ah¨ª, en el censo correspondiente, como si no existiesen, ya que ese adverbio suele dar entrada a casi todas las met¨¢foras. Las palabras del poema de Borges debieran presidir Despe?aperros grabadas en bronce. Andaluc¨ªa reivindicar¨¢ as¨ª desde el metal su estado de met¨¢fora ante el mundo y frente a los inmundos.
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