AS? HABLA... Carlos Cano Un "grana¨ªno" suave y negociador
La l¨ªnea que divide imaginariamente a la Andaluc¨ªa Oriental de la Occidental tiene en el habla una de sus pocas corporeidades. Y es, naturalmente, una corporeidad ac¨²stica. Nada homog¨¦nea -como casi todo en esta compleja modalidad-, sino, por el contrario, ella misma zigzagueante y discontinua, como jugando a no se sabe qu¨¦. Incluso hay especialistas que defienden la existencia de un andaluz central, hecho a retazos de ese juego perdido.Con todo, es cierto que determinados rasgos acusan de inmediato si uno es de Granada, C¨®rdoba, Almer¨ªa..., o por el contrario, de Sevilla, C¨¢diz, Huelva... En especial, las vocales; las que se empiezan a o¨ªr abiertas, en un ansia rara de timbres equ¨ªvocos: lantejas, tijaras, -que ni e ni a, sino todo lo contrario-, incluso antes de abandonar la provincia de Sevilla (en Estepa, por ejemplo; no s¨¦ si algo tendr¨¢n que ver los mantecaos, o ser¨¢ espejismo navide?o), y que ya no nos abandonan hasta Murcia. En el l¨¦xico tambi¨¦n se han observado muchas y ricas disparidades: lumbre/candela, choto/chivo, perinola/trompo... Y en otros dominios, naturalmente; m¨¢s cuanto m¨¢s se profundiza en lo cotidiano, lo familiar, lo ¨ªntimo.
Pero si auscultamos el habla por niveles m¨¢s cultos, ya empiezan a notarse menos las distancias. Nadie dijo c¨®mo ni cu¨¢ndo, pero hay como una b¨²squeda del com¨²n denominador andaluz, una equidistancia amable entre los de aqu¨ª y los de all¨¢, una negociaci¨®n secreta de acercamientos milim¨¦tricos: fon¨¦ticos, l¨¦xicos, entonativos..., que hace que un estudiante grana¨ªno se parezca cada vez m¨¢s a un estudiante malague?o o huelvano, y al rev¨¦s, claro.
El cantante Carlos Cano podr¨ªa ponerse como ejemplo de esa voluntad encontradora, de un ir arrimando hacia la com¨²n norma invisible las hablas del oriente y el occidente andaluz. Grana¨ªno esencial de la ladera derecha de la Alhambra (pura geograf¨ªa, seg¨²n se mire desde el Sur, que en otras cosas todo le viene de la izquierda), correte¨® por Plaza Nueva cuando era saltamontes, y de mocito por los umbrales de la Escuela de Comercio -no me lo imagino yo comerciando en nada, como no sea en eso, en el trueque ling¨¹¨ªstico-, hasta los 20 a?os, en que emprendi¨® aquel gran salto que le ped¨ªa el cuerpo desde que era chico y se fue por ah¨ª. Suiza, Holanda, Alemania, Barcelona, buscando aventuras imposibles, enrolarse en alg¨²n buque ballenero, o qui¨¦n sabe, hasta que le qued¨® ese aire de le?ador frustrado del Canad¨¢.
De una grabaci¨®n de 1988, he rescatado de su grana¨ªno suave y negociador: "Andalus¨ªa para cantarla o para sentirla, no eh nesesario la bandera, eh nesesario un pueblo, que empiesa en Almer¨ªa y acaba en Huelva(...) Ehtoy en contra de loh-enfrentamientoh Granada-Sevilla (...) que pueden representar lah dos-Andalus¨ªa (...) Se le pasa el tehtigo a la gente (...) y ehto es-una manipulasi¨®n". Seseo discreto, aspiraci¨®n casi espiritual, las eles y las eres en su sitio, alguna traza de la jota oriental, m¨¢s intensa que la occidental, en "gente". Dice ¨¦l que el andaluz le "suena musicalmente a ¨¢rabe" y en una canci¨®n suya proclama su ideal solidario: "bendita sea la boca que sabe a la gente un¨ª". Eso.
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