La rama dorada
La cultura del mestizaje ha convertido en nuncio navide?o la panacea de los celtas. Ast¨¦rix y Ob¨¦lix lo hubiesen llamadao huileicead, "el que todo lo cura". En nuestro pa¨ªs se aconsej¨® contra los v¨®mitos de sangre en atacados del coraz¨®n y pulmones y se conserva una posible alusi¨®n en una hechizada oraci¨®n: Herbeta de sant Tom¨¤s, /sang a terra, sang a terra; /herbeta de sant Tom¨¤s, /sang a terra i sang al nas (Hoy es sant Tom¨¤s D¨ªdim, el bess¨®). Fue planta medicinal y divina. El p¨¦rfido dios n¨®rdico Loki odiaba al bueno Baldur, hijo de Odin, y fabric¨® una flecha de visc, con la que le mat¨®; los dioses resucitaron a Baldur y colocaron la hierba bajo la tutela de mam¨¢ Frigga, quien le mand¨® crecer en las copas de los ¨¢rboles. Nuestro pueblo lo transportaba per for?a de sang, sin veh¨ªculos.Plinio relata que para los galos "no hay nada m¨¢s sagrado que el mu¨¦rdago y el ¨¢rbol en que crece". En esta luna nueva, "un sacerdote vestido de blanco con una hoz de oro lo corta, recogi¨¦ndolo en una tela blanca". Y, ya a procurar la fertilidad vegetal, animal y humana y curar venenos, heridas y llagas. En nuestro medio rural existi¨® una fant¨¢stica herba d"or (Virgilio puso en manos de Eneas "las hojas ¨¢ureas del hu¨¦sped de la encina" para circular por el mundo de la muerte), que volv¨ªa invisibles e invulnerables, revelaba tesoros, daba fuerza de gigante, alejaba ignorancias, recolectado en el solsticio de invierno, como su gemela la dorada simiente del helecho, la medianoche de san Juan. Ahora, deshojado el sagrado roble, permanece en sus ramas siempre verde, siemprevivo, el mu¨¦rdago. Por ello, se crey¨® que el esp¨ªritu del ¨¢rbol descansaba en el par¨¢sito, que era el recipiente de la vida, el grial de la sangre del ¨¢rbol. A casa, pues, llevamos salud, vigor, regeneraci¨®n, inmortalidad.
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