S¨®lo el 2% de personas con necesidades m¨¦dicas o sociales recibe atenci¨®n p¨²blica en sus hogares
El 57% de los hogares andaluces, alrededor de un mill¨®n de familias, cuenta con una persona que necesita cuidados por problemas de salud o edad. S¨®lo el 2% de estas familias recibe asistencia por parte del sistema de protecci¨®n p¨²blica. ?stas son algunas de las conclusiones de una investigaci¨®n realizada por tres profesoras de la Escuela Andaluza de Salud P¨²blica. Su trabajo revela que los miembros de la familia son los cuidadores informales de estas personas dependientes, y sobre todo las mujeres (91%), cuya dedicaci¨®n es una fuente de discriminaci¨®n e incide negativamente en su salud.
La investigaci¨®n, que lleva como t¨ªtulo Cuidados y cuidadores en el sistema informal de salud, es la primera, seg¨²n sus autoras, que se centra en los cuidadores informales. Mar¨ªa del Mar Garc¨ªa, Inmacualda Mateo y Pilar Guti¨¦rrez, profesoras de la Escuela Andaluza de Salud P¨²blica, le dan un varapalo en su trabajo a los servicios p¨²blicos sanitarios y sociales (formales) calificando de "punta de iceberg" (2%) su cobertura del cuidado continuado de las personas dependientes -ni?os menores de seis a?os, ancianos, enfermos cr¨®nicos y discapacitados-."El sistema informal familiar constituye la ¨²nica fuente de provisi¨®n de cuidados para una gran mayor¨ªa de personas y se configura como un verdadero sistema invisible de atenci¨®n de la salud", reza la presentaci¨®n de la investigaci¨®n. El 66% de estas personas son cuidadas de forma exclusiva por su familia y el 31% se autocuidan.
Pero estas cifras, adem¨¢s, tienen otras consecuencias ya que el 91% de estos cuidadores informales son mujeres. Su perfil responde a mujeres de clase media o baja que se encargan de un familiar cercano con el que convive en el mismo domicilio, desde el principio o porque se ha visto obligada a mudarse.
La directora de la investigaci¨®n, Mar¨ªa del Mar Garc¨ªa, explic¨® que esta dedicaci¨®n de la mujer supone una "desigualdad desde el momento en el que constituye un impacto en la calidad de la vida del cuidador". Garc¨ªa enumer¨® las razones que arguyen las cuidadoras del coste que supone cuidar a otros: poca disponibilidad de tiempo propio, lo que genera ansiedad y estr¨¦s; exclusi¨®n del mercado laboral; repercusiones negativas en la salud y una carga econ¨®mica adicional.
Las principales demandas son m¨¢s ayudas por parte de los servicios sociales y sanitarios, tener a alguien que le sustituya, ya sea un familiar o alguien contratado y turnarse en el cuidado de la persona dependiente. Otras peticiones son m¨¢s informaci¨®n sobre servicios p¨²blicos y m¨¢s ayudas econ¨®micas.
Garc¨ªa pidi¨® una reflexi¨®n para buscar medidas y la necesidad de la adopci¨®n de responsabilidades por las instituciones p¨²blicas para que sea posible "la libre elecci¨®n de los cuidadores". Tambi¨¦n expres¨® su preocupaci¨®n por el envejecimiento de la poblaci¨®n y, a la vez, las familias son cada vez m¨¢s peque?as lo que incidir¨¢ en que "los cuidadores informales ser¨¢n cada vez menos".
Tambi¨¦n ha participado en el estudio el Instituto Andaluz de la Mujer, cuya directora, Carmen Olmedo, coment¨® que este estudio es una aproximaci¨®n a la realidad para mejorarla y un reto para afrontar con intervenciones p¨²blicas. Olmedo subray¨® la necesidad de "avanzar en compartir" las tareas entre hombres y mujeres y propuso un tratamiento fiscal especial para las familias que tienen personas a su cargo. Tambi¨¦n critic¨® la Ley de conciliaci¨®n de la vida familiar y laboral promulgada por el Gobierno central, ya que ¨¦sta no "obliga" a los hombre a participar en las tareas familiares.
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