Esperando al fiel Goma ENRIQUE VILA-MATAS
En una noche de fin de a?o ya lejana, hall¨¢ndome en Par¨ªs en pleno extrav¨ªo existencial, unas frases del escritor polaco Witold Gombrowicz le¨ªdas por azar me orientaron hacia un buen camino. Yo, que aquella noche cre¨ªa que no podr¨ªa escribir nunca porque no ten¨ªa nada que decir, me encontr¨¦ de golpe -misterios de la vida cotidiana- con esta inestimable ayuda: "?Qui¨¦n decidi¨® que se debe escribir s¨®lo cuando se tiene algo que decir? El arte consiste precisamente en no escribir lo que se tiene que decir, sino algo completamente imprevisto".Desde aquella lejana noche, mi admiraci¨®n por Gombrowicz no ha dejado jam¨¢s de crecer. Este escritor ha llegado a resultarme tan familiar que a veces hasta me he hecho pasar por ¨¦l. Pero debo decir que tard¨¦ bastante en decidirme a leerle. Y es que durante muchos d¨ªas, despu¨¦s de aquella noche de fin de a?o, prefer¨ª dedicarme a imaginar su escritura imprevista. Y as¨ª fue c¨®mo, imaginando lo que pod¨ªa haber escrito Gombrowicz, fui escribiendo yo. El d¨ªa en que por fin me decid¨ª a leerle, me encontr¨¦ con una escritura que, naturalmente, nada ten¨ªa que ver con la m¨ªa. Pero ¨¦sta, gracias a Gombrowicz, ya estaba en marcha.
Al tiempo que empec¨¦ a leerle, me dediqu¨¦ a bucear en su biograf¨ªa. Y as¨ª supe que un 22 de agosto el escritor pis¨® por primera vez tierra argentina. Era el a?o 1939 y estaba a punto de estallar la II Guerra Mundial. Gombrowicz, s¨²bitamente convertido en exiliado, desembarc¨® en tierra argentina sin saber que iba a quedarse all¨ª varado durante un cuarto de siglo. Regres¨® a Europa en 1963, y el 22 de abril, al desembarcar en Barcelona camino de Par¨ªs, volvi¨® a pisar el viejo continente. Gombrowicz estuvo s¨®lo unas horas en Barcelona, y al d¨ªa siguiente ya estaba en Cannes y corr¨ªa hacia Par¨ªs en el tren Mistral.
Durante mucho tiempo pens¨¦ que nunca sabr¨ªa lo que hizo Gombrowicz en mi ciudad, y escrib¨ª: "Tal vez vio las Ramblas. Yo ese 22 de abril -lo s¨¦ por el diario adolescente que llevaba en esos d¨ªas- acud¨ª con mis flamantes 15 a?os a una matinal de m¨²sica en la que actuaban Los P¨¢jaros Locos. No creo que Gombrowicz fuera a esa matinal...".
Pero hace poco averig¨¹¨¦ que s¨ª existe cierta informaci¨®n sobre el paso de Gombrowicz por Barcelona; se encuentra al final de su Diario argentino: "Hoy, d¨ªa 22, estoy en Barcelona. Desde hace mucho tiempo s¨¦ que el doble dos es mi n¨²mero. Tambi¨¦n por primera vez toqu¨¦ tierra argentina un 22 (de agosto). ?Bienvenida la magia! (...) Llegu¨¦ a la plaza donde est¨¢ el monumento a Col¨®n y lanc¨¦ una mirada a la ciudad, en la que tal vez me instale permanentemente despu¨¦s de mi estancia en Berl¨ªn...". As¨ª que Gombrowicz (la traducci¨®n del Diario, por cierto, es de Sergio Pitol, que curiosamente desembarc¨® un d¨ªa en Barcelona y, sin haberlo previsto, se qued¨® a vivir tres a?os en la ciudad) vio las Ramblas y, lo que es m¨¢s sorprendente, pens¨® en vivir en Barcelona.
Ayer confirm¨¦ que cada vez m¨¢s todo lo que rodea a Gombrowicz me concierne de un modo tan misterioso como ¨ªntimo. Creo que esto debi¨® de notarlo Jos¨¦ Tono Mart¨ªnez, un amigo de Buenos Aires, pues no hace mucho tuvo la feliz iniciativa de enviarme Cartas a un amigo argentino, libro que ha publicado Emec¨¦ en Buenos Aires y en el que se recoge la correspondencia de Gombrowicz con Juan Carlos G¨®mez, "el fiel Goma", amigo entra?able del escritor y uno de los j¨®venes miembros de la barra de las confiter¨ªas Rex y La Fragata. El libro recoge las cartas que desde la Europa de 1963 le env¨ªa Gombrowicz al fiel Goma ("un tipo muy simp¨¢tico, ajedrecista y dicharachero", me dec¨ªa Jos¨¦ Tono Mart¨ªnez en su carta) hasta el d¨ªa en que deja de escribirle y ¨¦ste, molesto por la escalada de despotismo del polaco, le env¨ªa unas l¨ªneas de despedida: "Usted cambia de personas como los antiguos mensajeros cambiaban de caballos y es la pura verdad. Chau Gombrowicz".
Cr¨®nica de una ruptura anunciada, las cartas al fiel Goma -tal como ha escrito C¨¦sar Aira- se leen como una apasionante novela. Es notable la crueldad con la que a veces trata Gombrowicz al joven amigo de 22 a?os al que ha dejado medio viudo en Buenos Aires. El libro es estupendo y terrible. Ayer volv¨ª a darle un vistazo poco despu¨¦s de que me llegara algo completamente imprevisto: desde Buenos Aires: el fiel Goma me ha citado en Madrid, el pr¨®ximo 8 de febrero, en la Casa de Am¨¦rica. A ¨¦l le conozco s¨®lo por una foto de 1957 y otra de 1963 en las que ya se percibe su futuro de hombre ajedrecista y dicharachero.
Y aqu¨ª estoy ahora esperando al fiel Goma despu¨¦s de haber confirmado ayer que, tal vez por mi fidelidad de siempre al polaco, todo lo que rodea a Gombrowicz me concierne de un modo misterioso e ¨ªntimo. La cita es el 8 en Madrid. A las 22 horas. ?Bienvenida la magia!
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