Derek Gee, rodador y escalador, alcanza el amarillo y prestigia O Gran Cami?o
El ciclista canadiense lidera la carrera con 5s sobre y 17s sobre Piganzoli la v¨ªspera de la monta?a de O Cebreiro
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Rezaba un cura a los corredores del Tour en una misa hace unos a?os y ped¨ªa a Dios que les ayudara a llegar a lo m¨¢s alto, y un rodado de buen peso se quejaba en el o¨ªdo de un compa?ero, ¡°jop¨¦, tambi¨¦n en la iglesia solo piensan en los escaladores¡±, y al salir del casco viejo de Ourense hacia Pereiro de Aguiar y su prisi¨®n algo parecido pod¨ªan lamentar los contrarrelojistas de la tercera etapa de O Gran Cami?o, especialistas del llano a 50 por hora como Nelson Oliveira, que sobre su pesada cabra, inc¨®modo acople en el manillar, inc¨®moda rueda lenticular trasera, levantaban el culo del sill¨ªn nada m¨¢s comenzar su prestaci¨®n para acelerar en las piedras irregulares del lomo de burro en el gran arco del puente romano sobre el padre Mi?o, y si miraban a su izquierda, veinte siglos han pasado, se extra?aban y horrorizaban, quiz¨¢s, al contemplar c¨®mo al leve puente del Milenio le rodea una pasarela como un ocho que les recuerda, inevitablemente, a un tubular deshinchado y doblado como los que se aseguraban entre pecho y espalda de los ciclistas en los a?os heroicos.
Y, sin embargo, lo peor estaba a¨²n por llegar. No, precisamente, para Derek Gee, el canadiense larguirucho, del que todos hablan todo el d¨ªa y m¨¢s, casi desde el Xoves de Comadres festivo del Entroido, como favorito ¨²nico, y del que siguen hablando despu¨¦s, cuando gana, cumplidor, 23m 17s, el ¨²nico que logra una media por encima de los 40 kil¨®metros por hora.
La contrarreloj de 16 kil¨®metros consist¨ªa en realidad en ocho kil¨®metros de cronoescalada hasta el pueblo de Sabadelle que los mejores trasegaron en apenas un cuarto de hora, a una media rondando los 30 kil¨®metros hora, y en ocho m¨¢s de p¨¢ramo y falso llano, que exig¨ªan dominio y control de la bici, y que hizo las delicias de los cracks del Israel, el equipo m¨¢s fuerte sobre el papel y en la vida real gracias a sus chavales felices, Simon Clarke y Hugo Houle, que terminan su prestaci¨®n, tienden una estera sobre el asfalto caliente de la carretera en Pereiro y se tumban como sobre un soporte ergon¨®mico aprovechando la inclinaci¨®n de la carretera. Hace calor cuando marzo se acerca a Ourense, pero no los imitan los dem¨¢s corredores que, como el ni?o marsell¨¦s Maxime Decomble (20 a?os en junio, campe¨®n de Francia contrarreloj sub-23, uno m¨¢s de los prodigios que saltan de j¨²niors al profesionalismo) o el italiano Davide Piganzoli, la gran promesa transalpina y la ni?a de los ojos de Alberto Contador en su equipo, el Polti, pasan brevemente por el sill¨®n del mejor tiempo. Sus sue?os son un pr¨®logo que apabulla Gee, el hermano mayor (cara chupada, barba de tres d¨ªas, mirada triste de lobo con hambre, orejas a tono), canadiense de la capital, Ottawa, 27 a?os, 1,89m, que hace unos meses qued¨® noveno en el Tour, y brill¨® en la contrarreloj de M¨®naco y gan¨® una etapa en la Dauphin¨¦.
Cuando desde la silla de primero cronometra la llegada del l¨ªder Magnus Cort, y comprueba que no solo ha ganado la etapa, sino que tambi¨¦n es el l¨ªder por 5s, el canadiense sonr¨ªe por fin. T¨ªmidamente, al principio; despu¨¦s, en el podio, que prestigia con su presencia, ampliamente. Pistard de calidad, Gee perdi¨® culo hace un par de a?os para, siguiendo los ruegos del cura, elevarse a lo m¨¢s alto, ligero, y debut¨®, a los 25 a?os, en carretera. Lo hizo en un Giro del que sali¨® sonrojado por los elogios a su combatividad. Siempre en fuga, fue segundo en cuatro etapas y cuatro en otras dos. ¡°Es la primera vez que soy l¨ªder de una carrera¡±, admite el ciclista que en su Giro lleg¨® segundo, tras Buitrago, a las Tres Cimas de Lavaredo siguiendo el sonido de los p¨¢jaros. ¡°Pero lo ser¨¦ hasta el final. Estoy deseando que llegue la monta?a¡±.
Sus deseos son ¨®rdenes. El s¨¢bado, la peliaguda llegada a O Cebreiro, donde, adem¨¢s, anuncian fr¨ªo canadiense. Y el domingo, el final del camino.
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