El ciclo de Anguita
La intervenci¨®n quir¨²rgica a coraz¨®n abierto sufrida el pasado jueves por Anguita -hasta ese momento candidato de IU a la presidencia del Gobierno- no implica necesariamente su definitivo apartamiento de la vida p¨²blica; sin embargo, el episodio cl¨ªnico le impedir¨¢ participar activamente en las elecciones generales que se celebrar¨¢n dentro de dos meses. En 1993, un infarto le hizo abandonar el tramo final de la campa?a, aunque su nombre y su imagen continuasen figurando en los carteles; pese a que la decisi¨®n adoptada por sus camaradas de direcci¨®n para descabalgarle de la cabecera de las listas fuese tomada el pasado viernes con indelicada premura, el contenido de ese acuerdo -ratificado ayer por el Consejo Pol¨ªtico Federal- estaba plenamente justificado: ning¨²n equipo de f¨²tbol salta al terreno de juego a disputar un re?ido encuentro con su capit¨¢n en la enfermer¨ªa.Abstracci¨®n hecha de su quebrantada salud f¨ªsica, el todav¨ªa coordinador general de IU afrontaba la pr¨®xima convocatoria con sus facultades pol¨ªticas seriamente mermadas. Desde 1989 hasta las anteriores elecciones generales, la imagen y el verbo de Anguita fueron muy ¨²tiles para la coalici¨®n: los 21 diputados obtenidos en 1996 por IU casi igualaron los 23 esca?os logrados por el PCE con Santiago Carrillo en 1979. Pero el espectacular rev¨¦s de las elecciones municipales, auton¨®micas y europeas de junio de 1999 (con la p¨¦rdida de casi un tercio de los votos de 1995) mostr¨® a las claras que el ciclo pol¨ªtico de Anguita hab¨ªa entrado en una etapa depresiva: su designaci¨®n el pasado mes de julio como candidato a la presidencia del Gobierno para las pr¨®ximas elecciones encontr¨® serias resistencias dentro de la coalici¨®n.
La ca¨ªda en desgracia de IU ante un amplio sector de sus antiguos electores guarda relaci¨®n con la personalidad de Anguita. La estrategia del PP para llegar al poder (una operaci¨®n de tenaza desde la derecha y desde la izquierda sobre el PSOE) confi¨® a sus periodistas de combate -con Pedro J.Ram¨ªrez como celestino- la tarea de adular hasta l¨ªmites grotescos la vanidad del antiguo alcalde de C¨®rdoba; hace tres d¨ªas un perseguidor de comunistas bajo el franquismo tan acreditado como el exdirector de Arriba Jaime Campmany saludaba a Anguita (promotor de una colecta para ayudar al prevaricador juez Lia?o mientras IU pasa por una dif¨ªcil situaci¨®n econ¨®mica) como representante de "la izquierda honrada absolutamente limpia". Anguita predic¨® la par¨¢bola de las dos orillas, una empalagosa versi¨®n de la vieja estrategia clase contra clase de la III Internacional que abri¨® el camino del poder a Hitler, para subrayar su equidistancia respecto a populares y socialistas; la obediencia a esa consigna impidi¨® los entendimientos entre IU y el PSOE en numerosos ayuntamientos tras las elecciones municipales de 1995. La tard¨ªa rectificaci¨®n de Anguita respecto al Pacto de Estella no ha borrado sus responsabilidades en la alianza aventurera y oportunista de IU con los nacionalistas moderados y radicales; en el terreno organizativo, la ruptura con Iniciativa per Catalunya, los ataques a la direcci¨®n de CCOO y la purga de la federaci¨®n gallega de IU y de Nueva Izquierda marcaron la ¨²ltima etapa de su sectaria gesti¨®n al frente de la coalici¨®n.
La designaci¨®n como candidato a la presidencia de Francisco Frutos, que ya hab¨ªa sucedido el pasado mes de diciembre a Anguita en la secretar¨ªa general del PCE, provoc¨® de inmediato las encolerizadas cr¨ªticas de los medios de comunicaci¨®n del Gobierno y de Telef¨®nica, temerosos de que la pinza electoral del PP e IU sobre el PSOE no funcione a partir de ahora tan satisfactoriamente como en tiempos de Anguita. Vetereno dirigente de CCOO y militante comunista, la generosidad pol¨ªtica, la apertura intelectual y la amplitud de miras no son los rasgos de car¨¢cter m¨¢s visibles de Frutos: baste con recordar el insultante tono con que llam¨® conejos a los antiguos votantes de IU que le retiraron el apoyo el 13-J o su decisi¨®n personal de romper la disciplina de su grupo parlamentario para no votar la candidatura a la presidencia del Congreso de Jordi Sol¨¦ Tura, cuya lealtad ideol¨®gica hacia la izquierda queda fidedignamente probada en sus recientes memorias (Una historia optimista, Aguilar, 1999). No parece probable, por lo dem¨¢s, que el pluralismo de IU -herido ya de muerte por Anguita- sea m¨¢s respetado en el futuro por Frutos, prisionero de las concepciones comunistas sobre el car¨¢cter instrumental de los frentes pol¨ªticos como constelaci¨®n de grupos que giran como sat¨¦lites en torno al PCE.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.