El Gobierno calcula en cerca de tres billones de pesetas el coste de la reconstrucci¨®n
La reconstrucci¨®n de las zonas devastadas por las inundaciones venezolanas requerir¨¢ una inversi¨®n que oscila entre los 15.000 y los 20.000 millones de d¨®lares (entre dos y tres billones de pesetas) como m¨ªnimo, seg¨²n un c¨¢lculo aproximado de Fedec¨¢maras, el principal sindicato empresarial. El Gobierno ha establecido tres fases en una operaci¨®n de recuperaci¨®n nacional que deber¨¢ solucionar la desorganizaci¨®n, cuando no el caos, en varios cap¨ªtulos del salvamento. Primero, el rescate; despu¨¦s, la evaluaci¨®n t¨¦cnica de los da?os, y en tercer lugar, el a?o pr¨®ximo, las obras del renacimiento.
Las torrenciales precipitaciones destrozaron la infraestructura p¨²blica instalada en el litoral central, bloques enteros de viviendas de seis o siete pisos permanecen fuera de servicio arruinados desde sus cimientos y las conducciones de agua potable y energ¨ªa el¨¦ctrica, y carreteras de amplias ¨¢reas, sufrieron da?os graves no s¨®lo en Vargas, sino tambi¨¦n en Miranda y otros ocho Estados. La mitad de Venezuela, en mayor o menor medida, pag¨® factura.Pero al mal tiempo buena cara, animan los optimistas. "Dentro de la tragedia, el sector de la construcci¨®n es generador de empleo inmediato, de manera que tenemos que reorganizar los programas, los recursos del sector privado y p¨²blico, en un plan bien estructurado", destaca Pedro Carmona, portavoz de Fedec¨¢maras. Uno de los planes de estudio es modificar la correlaci¨®n demogr¨¢fica en este pa¨ªs de 22 millones de habitantes, buena parte de cuyos ingresos petroleros deber¨¢n paliar las consecuencias de un desastre equivalente a varios puntos del PIB y cuya soluci¨®n definitiva llevar¨¢ a?os de esfuerzos.
Los 11 Estados no afectados por los diluvios y derrumbes acoger¨¢n, en principio, a todos aquellos damnificados dispuestos a cambiar de vida, a empezar pr¨¢cticamente de cero. Miles prefieren permanecer entre el lodo y la destrucci¨®n que su traslado a poblaciones y lugares ajenos al entorno donde nacieron y formaron familias. "Ahora viene la tarea de convencer a la gente de la necesidad de asentarse en lugares m¨¢s seguros. No ser¨¢ f¨¢cil", admiti¨® el presidente venezolano, Hugo Ch¨¢vez. La idea es promover nuevos domicilios con arreglo a las ra¨ªces y v¨ªnculos entre las v¨ªctimas y los Estados con territorios disponibles.
El Gobierno reactivar¨¢ 11 pol¨ªgonos industriales en zonas pr¨®ximas al eje Orinoco-Apure, pero, de momento, se trata de buenas intenciones, programas cuya ejecuci¨®n encontrar¨¢ numerosos obst¨¢culos y necesitar¨¢ tiempo. De momento, el grueso de la di¨¢spora huida de los cerros del ?vila permanecer¨¢ varada en cuarteles y barracones de siete regiones militares: Charallave, San Crist¨®bal, Maracay, San Juan de los Morros, Barquisimeto, Carota y Valencia
Un total de 5.000 apartamentos construidos dentro del Plan Nacional de Vivienda, y diseminados por todo el pa¨ªs en 57 grandes complejos, pueden ser entregados provisionalmente a los damnificados despu¨¦s de un proceso de selecci¨®n que se adivina complicado. "Eso resolver¨ªa el problema de entre 25.000 y 30.000 personas", asegur¨® el presidente del Fondo de Desarrollo Urbano (Fondur), Reinaldo Bravo.
Los planes, sin embargo, cuestan dinero, y el Gobierno venezolano arrastra un d¨¦ficit fiscal importante: m¨¢s de cinco puntos del PIB. Los bol¨ªvares empleados en aliviar las penalidades de los miles y miles de nacionales sin techo ni empleo probablemente agravar¨¢n las carencias de los compatriotas empobrecidos antes, a cuyo mayor bienestar iban destinadas partidas presupuestarias ahora revisadas. La solidaridad, sin embargo, es activa, y grupos de empresarios han donado terrenos y medios para facilitar la domiciliaci¨®n de los indigentes. Industriales, gobernadores, alcaldes y funcionarios del Gobierno formaron un comit¨¦ de emergencia para analizar las necesidades materiales y humanas cuya atenci¨®n es imprescindible para conseguir una normalidad siquiera precaria.
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