"Los comunistas contaminaron la revoluci¨®n"
ENVIADA ESPECIALLa historia de la revoluci¨®n de Rumania no est¨¢ escrita. ?Golpe o revoluci¨®n? ?Enfrentamientos armados o un gran teatro de terror puesto en escena por la Securitate? ?L¨ªderes espont¨¢neos o socios premeditados de un supuesto Frente de Salvaci¨®n Nacional que aprovech¨® la sublevaci¨®n para encabezarla y secuestrar, as¨ª, la revoluci¨®n? De todo esto hay en un apasionante episodio de la historia contempor¨¢nea que sacudi¨® nuestras mentes con aquellas banderas agujereadas, los carros de combate atacando a manifestantes a pecho descubierto, las morgues atestadas de civiles y militares reventados y, sobre todo, la esperp¨¦ntica imagen de los Ceaucescu ajusticiados, incr¨¦dulos, con sus abrigos de pieles, tras un juicio sumar¨ªsimo.
La historia a¨²n no est¨¢ escrita. En su lugar se amontonan s¨®lo las pinceladas que dan sus protagonistas, v¨ªctimas o culpables, tambi¨¦n ellos, de un pa¨ªs donde el rumor y la mentira formaban parte de la estrategia de lucha. En las hemerotecas de Washington, Londres o Madrid quedan las barbaridades que publicamos, como la llegada a Rumania de mercenarios libios, las mutilaciones de ni?os o la cifra de 60.000 muertos durante la revoluci¨®n de diciembre. Todo mentiras que s¨®lo transmitimos desde all¨ª porque el nuevo poder establecido as¨ª las relataba, de manera oficial, en conferencia de prensa.
Aquel redoble de embustes, aquella carcajada frente al mundo, cubri¨® de un sabor de opereta y farsa, por desgracia, una revoluci¨®n que s¨ª fue: 1.104 personas murieron, de verdad, v¨ªctimas de la ¨²nica transici¨®n sangrienta del bloque del Este. Decenas de muchachos fueron asesinados a sangre fr¨ªa en Timisoara, donde se inici¨® todo, e incinerados en Bucarest para que desaparecieran las pruebas. Muchos estudiantes murieron no s¨®lo en diciembre, sino m¨¢s tarde, cuando el ya presidente Iliescu mand¨® traer a los mineros para machacar a unos manifestantes que persist¨ªan en su deseo de cambio. La revoluci¨®n s¨ª existi¨®. Pero el golpe tambi¨¦n.
El 22 de diciembre de 1989, la pareja Ceaucescu huy¨® desde la pista C del tejado del Comit¨¦ Central, acorralada por las masas que rodeaban el edificio. Horas despu¨¦s, en una sala de este edificio, se celebr¨® una reuni¨®n clave en la que se determin¨® el futuro liderazgo del pa¨ªs. Esta enviada pudo ver, d¨ªas despu¨¦s, el v¨ªdeo grabado entonces en esta reuni¨®n, que por extra?as razones nunca ha trascendido al gran p¨²blico. En ¨¦l se ve a varios l¨ªderes comunistas intentar organizar un Gobierno, pero varios participantes recuerdan insistentemente: "Hay que esperar a Iliescu". Lo hacen varias veces y, por fin, a las 17.19, llegan juntos Ion Iliescu y Petre Roman. ?stos asumen con naturalidad el mando de la reuni¨®n y en pocos d¨ªas se erigen en presidente y primer ministro del pa¨ªs. Roman, de 53 a?os, relata en esta entrevista su versi¨®n de lo ocurrido. Seg¨²n ¨¦l, todo fue espont¨¢neo.
Pregunta. Diez a?os despu¨¦s contin¨²a el debate sobre si lo ocurrido en 1989 fue golpe o revoluci¨®n. ?Qu¨¦ fue para usted?
Respuesta. Para la opini¨®n p¨²blica no hay duda de que fue una revoluci¨®n. Fue la sublevaci¨®n del pueblo la causa determinante de la huida de los Ceaucescu. Yo lo viv¨ª en la calle y, por tanto, este debate me parece muy te¨®rico. Los que conjuraban estaban muy distanciados de la realidad, y el hecho concreto y claro fue que en la ma?ana del 22 de diciembre, centenares de miles de personas marcharon sobre el centro de Bucarest, y aqu¨ª mismo, donde estamos Ceaucescu se dio cuenta y huy¨®.
P. Otra de las inc¨®gnitas vivas es qui¨¦n disparaba contra qui¨¦n.
R. Ceaucescu ten¨ªa las cartas en la mano, y una de ellas era la puesta en funcionamiento de los terroristas. Eran unos profesionales preparados para mantener un estado de confusi¨®n y anarqu¨ªa que permitiera a Ceaucescu recoger sus fuerzas y reconquistar el poder. Lo que no fue posible por lo que ocurri¨®, el juicio y la ejecuci¨®n.
P. Se refiere a la Securitate.
R. S¨ª, eran grupos muy secretos formados por la camarilla m¨¢s estrecha de Ceaucescu. Ni siquiera todos los dirigentes de la Securitate lo sab¨ªan.
P. Usted estuvo en la reuni¨®n del Frente de Salvaci¨®n desde el primer momento. Se dice que su llegada no fue tan espont¨¢nea, que ya hab¨ªa estado en contacto con Iliescu, que preparaba el golpe.
R. No hab¨ªa ning¨²n Frente de Salvaci¨®n. Lo que pas¨® aqu¨ª por la ma?ana, pocos minutos despu¨¦s de que Ceaucescu huyera, es que forzamos, entramos en este balc¨®n y yo dije unas palabras que han quedado como emblem¨¢ticas, que en realidad fueron bastante sencillas: "Hemos abolido la dictadura de Ceaucescu y el poder pertenece al pueblo". Luego fui a la televisi¨®n, donde le¨ª una declaraci¨®n m¨¢s amplia. Y regres¨¦ aqu¨ª, y como yo regresaron tambi¨¦n otros. Y aqu¨ª, en una sala, nos encontramos gente que, por un lado, ten¨ªa alguna legitimidad de la calle, como yo, unos pocos, con antiguos pol¨ªticos, unos cuantos con bastante altos cargos, que hab¨ªan comprendido que hab¨ªa un hueco de poder y que sab¨ªan d¨®nde estar cuando hab¨ªa un hueco de poder. Por eso nos encontramos aqu¨ª. Cuando se form¨® el Consejo del Frente de Salvaci¨®n, entraron todos los disidentes.
P. Usted sostiene que fue espont¨¢nea. No es verdad que hubiera antes contactos entre usted e Iliescu.
R. Fue completamente espont¨¢nea, no hab¨ªa tenido ning¨²n contacto antes y, adem¨¢s, no decidi¨® nada.
P. ?Aquel grupo de Iliescu secuestr¨® la revoluci¨®n?
R. Eso fue, sobre todo, una imagen que tiene su fuerza y su parte de verdad. Lo que nosotros hicimos en la calle fue en alg¨²n sentido contaminado por la presencia de estos jefes comunistas en el poder del nuevo r¨¦gimen democr¨¢tico. Y en este sentido s¨ª fue algo que desilusion¨®.
P. ?Cree que hubo suficiente depuraci¨®n del r¨¦gimen?
R. No. Este debate era un debate muy importante, no en el sentido de venganza, sino para comprender de d¨®nde sal¨ªamos. Este debate no fue ni suficiente, ni muy efectivo. Descartar a las estructuras de Ceaucescu, de la Securitate, no era suficiente.
P. ?Y la Securitate? ?Ha cambiado? Diez a?os despu¨¦s a¨²n no se han abierto sus archivos.
R. En octubre de 1990 hice una propuesta al presidente Iliescu que era muy sencilla: que todos los archivos de la Securitate sean legitimados por el Parlamento. Pero Iliescu y Magureanu estaban en contra, y claro, nos quedamos con este peso sobre nosotros. Eso s¨ª que fue un problema muy delicado para la evoluci¨®n m¨¢s democr¨¢tica. El hecho de que estos archivos no estuvieran bajo el control directo del Parlamento fue una cosa mala.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.