La lucha por el poder paraliza la pol¨ªtica exterior rusa y acent¨²a su tendencia antioccidental
La pol¨ªtica exterior rusa est¨¢ presa de la interior, y as¨ª seguir¨¢ al menos hasta el pr¨®ximo mes de junio, cuando la elecci¨®n de un nuevo presidente deje resuelta la cuesti¨®n del poder. Entretanto, Occidente s¨®lo puede esperar un rechazo rotundo de cuanto parezca menosprecio o socave la vocaci¨®n residual de Rusia como gran potencia. Las elecciones legislativas del domingo demostraron que la dureza en la conducci¨®n de la guerra en Chechenia y en el rechazo a la "injerencia externa" valen millones de votos e incluso consolidan ectoplasmas que se llaman partidos. Con la lucha por el Kremlin ya abierta, casi nadie, ni en el Gobierno ni fuera de ¨¦l, se arriesga a despreciar la carta nacionalista.
Estados Unidos no ha esperado siquiera a los resultados definitivos de las elecciones para enviar a Mosc¨² a su principal experto en temas rusos, el subsecretario de Estado Strobe Talbott. Este antiguo corresponsal en la antigua Uni¨®n Sovi¨¦tica del semanario Time ha sido el encargado de transmitir al primer ministro, Vlad¨ªmir Putin, el mensaje de que la superpotencia ¨²nica, Estados Unidos, apuesta por ¨¦l, pero necesita un poco de colaboraci¨®n.No ser¨¢ f¨¢cil que lo consiga en un tema clave como es el de Chechenia. El liderazgo pol¨ªtico y militar ruso est¨¢ dispuesto a continuar la guerra, sin detenerse en los m¨¦todos, hasta machacar a los independentistas.
Algunas buenas palabras es todo lo que cabe esperar ahora de Putin como respuesta a las cr¨ªticas de la Uni¨®n Europea, la OSCE, el G-7, el Consejo de Europa o la OTAN hacia la intervenci¨®n rusa en la rep¨²blica norcauc¨¢sica. La actitud del primer ministro, reforzado por los resultados electorales del domingo en su camino hacia el Kremlin, es la de rechazar cualquier presi¨®n que socave la soberan¨ªa rusa.
?gor Shabduras¨²lov, vicejefe de la Administraci¨®n presidencial, asegura que el Kremlin conf¨ªa en que la nueva Duma (Parlamento) sea "m¨¢s constructiva" en pol¨ªtica exterior, pero no es razonable esperar un cambio de rumbo antes de junio, y mucho menos por parte del Ejecutivo.
Dos opciones
Tras el relevo en el Kremlin, el nuevo presidente ruso tendr¨¢ que plantearse la esquizofr¨¦nica cuesti¨®n de si le interesa o no a Rusia seguir luchando por un mundo multipolar, con "aliados estrat¨¦gicos" como China.
La otra opci¨®n para Mosc¨² consiste en subirse al barco occidental para superar una crisis m¨²ltiple y encarar la regeneraci¨®n imprescindible, aun a costa de asumir un papel m¨¢s modesto y dependiente en el mundo.
Talbott no es tan ut¨®pico como para pensar que su visita va a desbloquear lo bloqueado en cuatro a?os, cuando la Duma estaba dominada por los comunistas y sus aliados y el Kremlin y el Gobierno luchaban contra la hegemon¨ªa norteamericana, manifestada en la ampliaci¨®n de la OTAN al Este o la "agresi¨®n" contra Yugoslavia. Pero sabe tambi¨¦n que Rusia no puede vivir aislada y necesita de Occidente para dar el gran salto.
Por lo pronto, Putin ha pedido a la Duma actual que, antes de despedirse, ratifique el tratado de desarme nuclear START II. No es probable que lo haga, pero el camino quedar¨¢ allanado para el pr¨®ximo Parlamento. Los militares apoyan en esencia un compromiso que liberar¨ªa fondos para la modernizaci¨®n at¨®mica y el rearme convencional.
Guennadi Ziug¨¢nov, l¨ªder del partido comunista, mayoritario tanto en la Duma actual como en la pr¨®xima, descart¨® que la cuesti¨®n pueda ser decidida este mes, a toda prisa, dado que "se trata de una cuesti¨®n que afecta a la seguridad del pa¨ªs". Talbott, por su parte, se felicit¨® de la renovada intenci¨®n del Gobierno de lograr la ratificaci¨®n. El subsecretario de Estado, que hoy se entrevistar¨¢ con el ministro de Exteriores, ?gor Ivanov, ha iniciado ya conversaciones preliminares sobre el tratado START III, que prev¨¦ reducciones suplementarias de los arsenales nucleares de Rusia y EE UU.
Menos probable que la ratificaci¨®n del START II es que se llegue a un compromiso con Estados Unidos, y menos antes de junio, sobre la revisi¨®n del tratado antimisiles ABM, que Washington busca para protegerse de Estados "potencialmente terroristas" como Corea del Norte o Ir¨¢n. Putin sigue la senda trazada por Yeltsin y la vieja Duma, que parte del principio de que cambiar el acuerdo romper¨ªa el fr¨¢gil equilibrio en que se basa desde hace casi 30 a?os el proceso de desarme, pero, al menos, parece dispuesto a discutirlo.
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