Arquitectura y naturaleza JOSEP MARIA MONTANER
El a?o 1999 ha sido un periodo de inauguraciones, especialmente felices para los mel¨®manos: se inici¨® el a?o con la inauguraci¨®n del Auditori y se ha culminado con la apertura del Gran Teatro del Liceo renovado. Entre otras obras, tambi¨¦n se inauguraron la nueva fase del Museo Picasso y la primera fase de la reconversi¨®n de la antigua f¨¢brica Casaramona en centro de exposiciones de la Fundaci¨®n La Caixa. Sin embargo, m¨¢s all¨¢ de estas obras tan representativas, a¨²n es m¨¢s gratificante que se hayan inaugurado las primeras fases de dos obras que pueden parecer menores pero que son muy importantes por su concepci¨®n innovadora e in¨¦dita. Curiosamente, ambas obras tienen en com¨²n que han sido proyectadas y realizadas en estrecha relaci¨®n con la naturaleza.
El 18 de abril se inauguraba en Barcelona el nuevo Jard¨ªn Bot¨¢nico, justo 10 a?os despu¨¦s de que los autores -el equipo formado por Carlos Ferrater, Josep Llu¨ªs Canosa, Beth Figueras, Joan Pedrola y Artur Bossy- ganaran el concurso convocado al efecto. Dicho proyecto ha sido uno de los primeros en el panorama internacional que ha puesto en pr¨¢ctica las nuevas posibilidades que las geometr¨ªas fractales han planteado desde la nueva ciencia para la creaci¨®n de formas inspiradas en el caos y el azar de la naturaleza. En este caso, dicha recurrencia no es nada forzada ni violenta, sino que se ajusta de la manera m¨¢s l¨®gica y adecuada, bella y sugerente, humana y natural, al lugar en Montju?c y al programa de arquitectura al aire libre. Una estricta geometrizaci¨®n basada en una malla triangular tridimensional que se adapta a la topograf¨ªa permite organizar el espacio, estructurar los recorridos, racionalizar las infraestructuras, sistematizar los trabajos de investigaci¨®n y facilitar el mantenimiento. Adem¨¢s de su atractivo arquitect¨®nico, el nuevo jard¨ªn ofrece cada d¨ªa una nueva imagen, seg¨²n la luz y la atm¨®sfera, las estaciones del a?o y el paulatino crecimiento de la vegetaci¨®n. De esta manera, recreando la flora mediterr¨¢nea, un antiguo vertedero de basuras se ha convertido en un jard¨ªn en forma de acr¨®polis; un lugar para la catarsis que, como Delfos o el Cristo de Botafogo, permite una reconciliaci¨®n entre naturaleza y metr¨®polis; un lugar desde el cual disfrutar de esta naturaleza recreada y de las vistas hacia el suroeste de la ciudad.
En Olot se terminaban hace unos d¨ªas las obras, sin inauguraci¨®n oficial, de la primera fase del estadio de atletismo Tussols-Basil, proyectado en 1991 por los arquitectos Rafael Aranda, Carme Pigem y Ram¨®n Vilalta, y que de momento queda a la espera del inicio de los entrenamientos el pr¨®ximo marzo. Inscrito delicadamente en el paisaje y en la topograf¨ªa, se ha conservado en el interior del ¨¢rea que configura el recorrido de las pistas una parte de los centenarios robles albar, un ¨¢rbol aut¨®ctono escaso y de lento crecimiento. El estadio se hunde y encaja en el terreno, con las gradas realizadas como peque?os taludes. Al respetar el lugar, se consigue recrear la atm¨®sfera primigenia de los juegos en la planicie griega de Olimpia. Se ha demostrado ante estrictos controles federativos que en un estadio contempor¨¢neo es posible conservar la naturaleza en su propio interior y se ha conseguido el objetivo de acercar las carreras atl¨¦ticas a la naturaleza, interpretando el espacio deportivo como un claro en el bosque.
Podr¨ªamos decir que ¨¦stas son obras proyectadas ya con el utillaje mental del siglo XXI, entendiendo que la arquitectura no es un objeto, sino un juego de
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