Final parlamentario con derrota
La legislatura se cerr¨® virtualmente ayer -a la espera de que el presidente Aznar firme el decreto de disoluci¨®n- con un pleno del Congreso de los Diputados que habr¨¢ dejado un sabor amargo al Gobierno. Es cierto que sus aliados le aportaron los votos suficientes para sacar adelante los Presupuestos para el a?o 2000, pero le negaron los que necesitaba para aprobar el nuevo texto de la ley de Extranjer¨ªa por el que tanto se hab¨ªa afanado a ¨²ltima hora. Coalici¨®n Canaria se decant¨® finalmente por no seguir los pasos del Ejecutivo en una ley tan trascendental como la denominada "de Derechos y Libertades de los Extranjeros". La aprobaci¨®n de las cuentas del Estado para el pr¨®ximo a?o no compensar¨¢ a Aznar de la imagen de soledad pol¨ªtica que ha transmitido el PP en la votaci¨®n de la ¨²ltima ley de la m¨¢s larga legislatura.Esa soledad ¨²ltima es la consecuencia de la frivolidad con la que han actuado el Gobierno y su grupo parlamentario -con posturas cointradictorias entre s¨ª- en la tramitaci¨®n de la ley de Extranjer¨ªa que debe sustituir a la vigente desde 1985. Incluso sus socios catalanes de CiU, que le prestaron su apoyo en el Senado para introducir sus tard¨ªas y numerosas enmiendas al texto previamente consensuado en el Congreso entre todos los grupos pol¨ªticos -incluidos el Grupo Popular y CiU-, le abandonaron ayer en el pleno definitivo del Congreso. A la hora de la verdad s¨®lo el Grupo Popular -153 votos- apoy¨® las enmiendas procedentes del Senado frente al resto de la C¨¢mara, que vot¨® en contra. Al no alcanzarse la mayor¨ªa absoluta requerida qued¨® aprobado de manera autom¨¢tica el texto original del Congreso.
Nada m¨¢s concluir la votaci¨®n, el portavoz del Grupo Popular en el Congreso, Luis de Grandes, se apresur¨® a atribuir el resultado negativo al af¨¢n de la oposici¨®n por derrotar al Gobierno, como si esto fuera algo recriminable en una democracia y no el prop¨®sito de cualquier grupo opositor en cualquier sistema parlamentario. Mucho m¨¢s si se trata de la ¨²ltima ley que se vota en una legislatura y en cuya tramitaci¨®n el Gobierno ha mantenido un curso tan err¨¢tico. Si a alguien cabe responsabilizar de este fracaso es al propio Ejecutivo y a su grupo parlamentario. Era dif¨ªcil que pudiera salir con bien del berenjenal en que se introdujo despu¨¦s de haber alcanzado el consenso con todos los grupos pol¨ªticos y de forzar luego una masiva correcci¨®n de la ley en el Senado, arrastrando a sus socios de CiU a volver sobre sus pasos.
Si alg¨²n grupo pol¨ªtico ha sabido salir airoso de la situacion ha sido Coalici¨®n Canaria. Los socios canarios del Gobierno han actuado con coherencia al resistirse a apoyar un conglomerado de enmiendas que modificaba sustancialmente el texto consensuado en el Congreso. No es f¨¢cil admitir que un proyecto de ley debatido durante a?o y medio en ponencia y comisi¨®n y refrendado en el Congreso por una mayor¨ªa aplastante de 324 votos constituya esa amenaza a la convivencia social que pretende el Gobierno. Ni el Grupo Popular, que lo apoy¨® entonces, ni CiU que lo inspir¨®, ni los grupos de la oposici¨®n habr¨ªan sido tan irresponsables como para darle curso. ?O va a resultar que s¨®lo el Gobierno, o mejor algunos de sus ministros, act¨²a con responsabilidad, y adem¨¢s en el ¨²ltimo instante, en una materia tan delicada como la inmigraci¨®n?
El portavoz del Grupo Popular insisti¨® ayer en este discurso alarmista y f¨¢cilmente manipulable por los grupos racistas y xen¨®fobos que tienen puesto su punto mira en el inmigrante. Afirm¨® nada menos que con la nueva ley de Extranjer¨ªa "se ponen en juego intereses vitales del Estado". No es forma de saludar desde los esca?os del Gobierno la ley que, a partir de ahora, regular¨¢ los derechos de un colectivo de personas indispensables para el desarrollo de la econom¨ªa y provechosas para el conjunto de la sociedad.
M¨¢s serio resulta afirmar que si el PP gana las elecciones se compromete a cambiar la ley de acuerdo con las enmiendas introducidas en el Senado. Los votantes valorar¨¢n en su justa medida la coherencia pol¨ªtica y la solidez ideol¨®gica de un partido que cambia de posici¨®n de la manera dr¨¢stica en que lo ha hecho el PP sobre la ley de Extranjer¨ªa en el corto camino que va del Congreso al Senado.
La actitud del PP en este caso, su forma de trabajar en el Parlamento, ha dejado al aire algunas de sus verg¨¹enzas. Por discutibles y enmendables que sean algunos extremos de la ley, las declaraciones de algunos representantes del PP en este viaje delatan que el viaje al centro es poco m¨¢s que una consigna.
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