Gloria en lo cel
Los ni?os romanos corr¨ªan gozosos por las calles gritando Io, Saturnalia!. Los infantes de Planes, Beniarr¨¦s, Gaianes y Xixona, entre alegr¨ªas y libertades saturnalicias, dan vueltas al pueblo con antorchas -garbes, aixames, xamel¡¤les- de espliego, a los sones de caracolas marinas y entre cantos: Gl¨°ria en lo cel, / pau en la terra; / la llum del m¨®n / ac¨ª s"encerra.El cancionero est¨¢ lleno de insinuaciones: avu¨ª naix lo rei universal... a qui el cel i la terra adora... ha nascut el rei del Cel.. qui ompli de gl¨°ria el Cel i la Terra, l"Esfera i la Mar. Un rey universal celeste puede ser el Sol, del que procede todo poder vivificante; el hombre lo supo y lo ador¨® junto a su vicario en la tierra, el fuego. Ahora, al verlo mortecino, se intenta devolverle energ¨ªa por la combusti¨®n de plantas sagradas, que acumulan rayos solares, fuego original y nuevo, vigor sin estrenar.
Por ello, se encienden hogueras delante de las iglesias y se describen c¨ªrculos en el aire con las llamas de las garbes d"espigol, lanzadas hacia arriba como queriendo alimentar nuestra estrella preferida. El hogar lo preside una gran fogata con el tronc, el ti¨®, m¨¢s soberbio, de divina encina o m¨¢gico olivo, y, antes de engendrar luz y calor, pare dulces y turrones. Espliego y tronco recogen los mismos s¨ªmbolos que los ¨¢rboles de la vida norte?os y adornados con luces y que tambi¨¦n generan regalos. La noche de Navidad todav¨ªa nace el Sol (san Agust¨ªn exhortaba a no dedicar el d¨ªa "al Sol, sino al creador del Sol"); lo han cre¨ªdo todos los pueblos del Mediterr¨¢neo, que hoy daban a luz a sus dioses solares: Osiris, Horus, Apolo, Mitra, Dionisos. Es el romano "Dies Natalis Solis Invicti", una natividad evidente para nuestro pueblo, al renacer el Sol y al alargarse, desde hoy, los d¨ªas: Per Nadal, un pas de pardal.
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