El roman¨®, en peligro
Una joven gitana pidi¨® la palabra en un congreso celebrado hace unas semanas para afirmar que tanto ella como sus seis hermanos ten¨ªan estudios universitarios. La an¨¦cdota la cuenta un profesor madrile?o que trabaja en programas de compensaci¨®n dirigidos a las minor¨ªas -gitanos, pero tambi¨¦n a superdotados o inmigrantes- para explicar que el pueblo gitano tambi¨¦n est¨¢ cambiando. Uni¨®n Roman¨ª calcula que s¨®lo en Andaluc¨ªa 300 gitanos estudian una carrera universitaria. Algunos cambios no son, sin embargo, tan buenos como ¨¦ste. Su propio idioma, el roman¨®, est¨¢ en peligro, en parte por la falta de pol¨ªticas activas para preservarlo, subraya el informe elaborado por la subcomisi¨®n del Congreso de los Diputados que ha estudiado la cuesti¨®n gitana.No hay datos de cu¨¢ntos gitanos preservan su propia lengua, pero un estudio de M¨¦dicos del Mundo realizado sobre la poblaci¨®n chabolista gitana asegura que s¨®lo el 17% la utiliza.
El texto recoge otro dato preocupante. El 60% de los ni?os gitanos faltan regularmente a clase y muchos abandonan de forma prematura los estudios. Esta cifra contrasta con el avance que se ha producido en su escolarizaci¨®n en los ¨²ltimos a?os. Incluso entre la poblaci¨®n marginal. El estudio de M¨¦dicos del Mundo asegura que el 61% de los peque?os est¨¢n escolarizados, si bien lo dejan a una edad media de 10,8 a?os. Fuentes de la Comunidad de Madrid elevan la edad media a los 14 a?os.
Otro asunto pendiente en materia educativa es potenciar los contenidos relacionados con sus tradiciones. La normativa recoge el respeto a las minor¨ªas, pero en el caso de los gitanos no se ha traducido en una presencia expl¨ªcita. El mayor reto en este terreno es acabar con los estereotipos que identifican a los gitanos con la pobreza, las drogas o la delincuencia, reconocen fuentes educativas. Y que impiden ver que algunos gitanos, un grupo reducido pero en crecimiento seg¨²n el informe del Congreso, ha logrado ser funcionario, administrativo o tiene su peque?o comercio.
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