El derecho al disparate
Como recuerda con frecuencia Fernando Savater, las opiniones no son respetables. Respetables son las personas, pero no las opiniones.Todo individuo, por el hecho de ser persona, es portador de dignidad humana en condiciones de igualdad con cualquier otro individuo. Y en este sentido no hay individuos m¨¢s dignos que otros o m¨¢s respetables que otros. Todos somos titulares de derechos en condiciones de igualdad y, por tanto, igualmente respetables.Pero el que los individuos seamos igualmente respetables, no quiere decir que nuestras opiniones lo sean. Las opiniones son discutibles y tienen que ganarse el respeto a trav¨¦s de la discusi¨®n. Cuando pasan la prueba de la cr¨ªtica y demuestran su consistencia, la opini¨®n alcanza respetabilidad. Cuando no es as¨ª, pues lo contrario.
La opini¨®n no es respetable, pues, nunca en el punto de partida, sino ¨²nicamente en el punto de llegada. Llega a ser respetable cuando, a trav¨¦s de la discusi¨®n con otras opiniones, alcanza respetabilidad. Persuade, convence de la razonabilidad de la idea que transmite.
Viene a cuento esta introducci¨®n de la iniciativa del portavoz del PP, Antonio Sanz, en el pleno del Parlamento en que se han aprobado los presupuestos de la Comunidad Aut¨®noma, de que el Gobierno retirara el proyecto de ley de presupuestos y adoptara todas las medidas necesarias para prorrogar el de este a?o.
No tengo la menor duda de que Antonio Sanz en cuanto persona, es decir, en cuanto individuo nacido con forma humana, es digno de respeto. Y no ser¨¦ yo el que se lo niegue. Pero sus ideas carecen de toda respetabilidad.
Carecen de respetabilidad jur¨ªdica, en primer lugar, ya que el Reglamento del Parlamento de Andaluc¨ªa proh¨ªbe expresamente que la C¨¢mara pueda hacer lo que el portavoz del PP pretend¨ªa que hiciera. "El Consejo de Gobierno", dice el art¨ªculo 126.1, "podr¨¢ retirar un proyecto de ley en cualquier momento de su tramitaci¨®n ante la C¨¢mara siempre que no se hubiera iniciado el debate final en el Pleno".
Pero carecen tambi¨¦n de respetabilidad desde una perspectiva pol¨ªtica. Realmente resulta increible que un partido que, durante dos a?os consecutivos, impidi¨® que la Comunidad Aut¨®noma andaluza tuviera presupuestos, creando unos problemas notables de gobernabilidad, sea capaz de formular una propuesta de esta naturaleza.
Es posible que Antonio Sanz, en cuanto a decir disparates, no haya querido desentonar, es decir, no haya querido ser menos que la actual candidata a la presidencia, Te¨®fila M¨¢rtinez, o que el anterior candidato, Javier Arenas. De lo contrario, no se explica iniciativa tan extravagante.
Por supuesto que Antonio Sanz tiene todo el derecho del mundo a decir disparates. Este es el primero de los derechos fundamentales. Pero un disparate no deja de serlo porque se tenga derecho a decirlo. El ejercicio de tal derecho suele, adem¨¢s, conducir a la cat¨¢strofe.
JAVIER P?REZ ROYO
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