La muerte no tiene precio
Juan Gonz¨¢lez es el presidente de la ins¨®lita asociaci¨®n de decesos La Ben¨¦fica, del granadino barrio de El Fargue. Esta agrupaci¨®n re¨²ne a 515 personas que, en principio, no demuestran un gran entusiasmo por pertenecer a ella, pero a la que reconocen una innegable utilidad. Y es que ser miembro de ella es un chollo. Para los hombres es barata; para la mujeres, gratis.La Ben¨¦fica es la ¨²nica asociaci¨®n andaluza, asegura su presidente, dedicada a gestionar, sin ¨¢nimo de lucro, un cementerio. S¨®lo los vecinos de El Fargue, distante siete kil¨®metros del centro, pueden disfrutar de la ventaja de pertenecer a ella. A cambio de una irrisoria cuota de 500 pesetas al a?o, los miembros de toda una familia adquieren el derecho de descansar en un recogido camposanto con magn¨ªficas vistas a los picos de Sierra Nevada. Una inversi¨®n m¨¢s rentable que las acciones de Terra o Telef¨®nica.
"Aunque nadie tiene prisa, morirse aqu¨ª es m¨¢s barato que en otros sitios", bromea Juan Gonz¨¢lez. Y hace unas cuentas aproximadas: "Un nicho en el cementerio de San Jos¨¦, el de Granada, cuesta alrededor de 125.000 pesetas. En El Fargue, una parcela con vistas le sale al inquilino de una familia numerosa por menos de 5.000". No es extra?o, por tanto, que los varones del barrio sean previsores ante su futuro y comiencen a cotizar en La Ben¨¦fica a los 18 a?os. Las mujeres, siguiendo una a?eja tradici¨®n, no tienen ni que pagar.
El origen de la luctuosa asociaci¨®n se remonta a la d¨¦cada de 1930, durante la Segunda Rep¨²blica, cuando El Fargue era una pedan¨ªa de la capital. "La fundaron unos dirigentes sindicales, universitarios dedicados a la ense?anza, para dar tierra gratis a los pobres", recuerda Gonz¨¢lez. Pocos a?os m¨¢s tarde, ideas tan revolucionarias como ¨¦sta les costaron la muerte ante un pelot¨®n de fusilamiento y fueron arrojados a una fosa com¨²n. "Parad¨®jicamente, los creadores de La Ben¨¦fica no pudieron beneficiarse de su propia labor", se?ala.
Durante la dictadura franquista, La Ben¨¦fica logr¨® pervivir. "Algo extra?o", recuerda Gonz¨¢lez, "cuando el derecho de asociaci¨®n estaba restringido. Quiz¨¢s nos dejaron seguir porque no ten¨ªamos tintes pol¨ªticos". El primer camposanto se colm¨® y se construy¨® un segundo, el actual, en terrenos comprados a precio simb¨®lico a una familia del barrio. Los patios ya acogen a m¨¢s de mil abonados y la intenci¨®n de la agrupaci¨®n es seguir funcionando.
"Para mantener viva la tradici¨®n, para aliviar la econom¨ªa de los vecinos y porque, a un ritmo de nueve defunciones anuales, queda todav¨ªa mucho espacio en el cementerio", agrega el presidente.
Gonz¨¢lez teme, sin embargo, que el Ayuntamiento de Granada pueda quitarle a La Ben¨¦fica la potestad sobre ¨¦l. De hecho, admite que ya hubo alg¨²n intento por parte de un edil del PP. "Todos los cementerios de Andaluc¨ªa son de gesti¨®n municipal, excepto el de El Fargue. Es comprensible que el Ayuntamiento quiera sacarle tambi¨¦n beneficio".
Adem¨¢s de la ventaja econ¨®mica, La Ben¨¦fica ofrece la de poder descansar en tierra firme. "Los nichos son insalubres", indica el presidente. "Aqu¨ª cada asociado tiene derecho a una profunda tumba individual". La asociaci¨®n tiene su propio sepulturero, que se encarga de adecentar los mausoleos y de garantizar el imperio de la pulcritud. La excavaci¨®n de las fosas, sin embargo, la subcontrata a unos obreros por ocho mil pesetas. "Este peque?o gasto, junto a los inevitables de la funeraria, resulta el m¨¢s costoso para la familia del difunto".
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