Anto?ete seguir¨¢ en activo y promete torear tres corridas el a?o pr¨®ximo
El diestro actuar¨¢ en un festival ben¨¦fico a favor de Venezuela
La temporada pasada cumpli¨® 67 a?os. Los ¨²ltimos 46, de torero. El a?o que empieza son ya 68, y 47 de torero. ?Obvio? "S¨ª, pero conviene decirlo en voz alta". Antonio Chenel Albadalejo, Anto?ete, vuelve. Mejor: contin¨²a. "De momento ir¨¦ a un festival a Venezuela, y luego, si nadie lo remedia, dos o tres corridas. Eso s¨ª, si las cosas se l¨ªan como este a?o..., pues lo que venga", comenta el diestro.
Tras una temporada en la que Anto?ete, rejuvenecido, hizo bueno aquello de que el que tuvo retuvo..., su primer compromiso del nuevo milenio ser¨¢ en la ciudad venezolana de Valencia. "Despu¨¦s de lo que est¨¢ pasando all¨ª es lo m¨ªnimo que puedo hacer", comenta, fiel a su estilo, conciso. Un festival para recaudar fondos destinados a los damnificados por las inundaciones ser¨¢ la ocasi¨®n para reencontrarse con el toro. La cita: el pr¨®ximo 23 de enero."Al fin y al cabo, Venezuela es mi segunda patria". Formulado as¨ª suena a socorrida y lacerante ret¨®rica de torero, y, sin embargo, en boca del espada madrile?o, la sentencia adquiere el tinte grave de lo sincero. "En Venezuela viv¨ª m¨¢s de tres a?os . Toda mi segunda vuelta a los ruedos, que tantos triunfos me depar¨®, la prepar¨¦ all¨ª. Es m¨¢s, se puede decir que gran parte de lo que tengo se lo debo al p¨²blico venezolano", explica.
El a?o que ahora acaba le ha dejado a Anto?ete el ruido de una reaparici¨®n proclamada a los cuatro vientos y, por encima de todo, una tarde. En la feria jiennense de San Lucas, un toro de Victoriano del R¨ªo le concedi¨® el placer del reencuentro. Un reencuentro con las mejores tardes de gloria. Dos orejas y todos los galardones en liza fueron para ¨¦l. Ocurr¨ªa el 16 de octubre. Hace apenas dos meses.
"En momentos as¨ª, no te cambias por nadie. Aquello fue casi como hablar con Dios", dice, dejando a un lado su acostumbrada precauci¨®n. "Est¨¢ claro que a Ja¨¦n vuelvo. Tambi¨¦n lo har¨¦ a Antequera, y... mi idea es no torear mucho m¨¢s. Claro que si las cosas se l¨ªan...", y en la frase no acabada permanece fresco el rastro de un veneno no neutralizado. El veneno del toreo.
Muy lejos quedan los rigores de unos huesos y una moral quebradiza. Y a¨²n m¨¢s atr¨¢s, las hipotecas de una vida plagada de altibajos. Ahora, todo es diferente. Un hijo reci¨¦n nacido y el compromiso de seguir adelante: "Me gustan los retos. Soy un hombre de retos, y el siguiente es siempre el m¨¢s importante". Lejos de ¨¦l, las amarguras de la nostalgia. Sobre el pasado, dos palabras apenas audibles. Sobre el futuro, lo que haga falta.
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