La especial fiesta de una familia kosovar refugiada en Sallent
Para Vehbi Kabashi y su familia este fin de a?o tambi¨¦n tiene un sentido especial, pero a la vez diferente. El efecto 2000 no le preocupa lo m¨¢s m¨ªnimo, no debate sobre si se entra en el nuevo milenio o si se deber¨ªa esperar un a?o para celebrarlo; su preocupaci¨®n es m¨¢s primaria: se pregunta si podr¨¢ continuar viviendo en el piso que la Generalitat le ha cedido en Sallentt (Bages); se interroga sobre si le conservar¨¢n el trabajo en su actual empresa de la misma poblaci¨®n, y sobre si el Gobierno mantendr¨¢ la pensi¨®n m¨ªnima que ha concedido a la abuela para hacerse cargo de un nieto hu¨¦rfano de madre y cuyo padre, hermano de Vehbi, intenta rehacer su vida en un Kosovo destruido.La familia Kabashi, como la mayor¨ªa de los 69 refugiados que viven entre Sallent, Guardiola de Bergued¨¤ y Palafrugell (Baix Empord¨¤), s¨®lo celebrar¨¢n el fin de a?o. Ni han celebrado la Navidad ni celebrar¨¢n la fiesta de Reyes, ambas cristianas.
Para los Kabashi, que son musulmanes, s¨®lo tiene inter¨¦s el cambio de a?o y la figura desacralizada de Pap¨¢ Noel. Ser¨¢ la fiesta familiar de los Kabashi un recordatorio de la que celebraban en Kosovo. La madre cocinar¨¢ un plato t¨ªpico -una base de pan relleno de un cocido de verduras-, despu¨¦s comer¨¢n pollo, incorporar¨¢n el cava -una botella que les han regalado- y se reencontrar¨¢n con el resto de familias amigas para desearles un feliz a?o, seg¨²n explica Fatime, de 10 a?os.
Fatime, en los pocos meses que lleva en Espa?a, habla castellano perfectamente y se ha integrado tanto en la sociedad de Sallent que incluso este a?o ha representado un peque?o papel en la tradicional funci¨®n de Els Pastorets.
Pap¨¢ Noel dejar¨¢ algunos regalos, porque la solidaridad del pueblo que les ha acogido -sobre todo la de C¨¢ritas- consiste en darles ropa y alimentos, pero tambi¨¦n felicidad. La abuela llorar¨¢ un d¨ªa m¨¢s pensando en sus otros hijos, los que se quedaron en Kosovo, de los que ha tenido escasas noticias en estos meses. Las l¨¢grimas son el otro fin de a?o. L¨¢grimas para la familia y l¨¢grimas de recuerdos y de sue?os de futuro. Recuerdos de sus vecinos de Polac, su pueblo en Kosovo, muchos de los cuales fallecieron a manos del ej¨¦rcito serbio, im¨¢genes de terror y de sangre amiga. Sue?os de reconstrucci¨®n y de humilde prosperidad.
Vehbi Kabashi lleg¨® a Sallent el pasado mes de junio, tras m¨¢s de un a?o de vida inclemente en las monta?as de Kosovo, escapando del ej¨¦rcito serbio. Le acompa?aron su madre, sus dos hijas, una sobrina y su mujer, embarazada, despu¨¦s de un reencuentro que ya cre¨ªan imposible porque desapareci¨® varias semanas para evitar la muerte a manos de los serbios. El s¨¦ptimo miembro de la familia, la peque?a Alba, ha llegado al mundo hace un mes.
Salieron de su tierra con la intenci¨®n de vivir un a?o en Espa?a como refugiados, pero el fin del conflicto ha precipitado los cambios. La mayor¨ªa de los kosovares que llegaron en junio ya regresaron a su pa¨ªs en septiembre. Los Kabashi, que afortunadamente hab¨ªan encontrado un trabajo estable y que esperaban un hijo, decidieron quedarse un tiempo m¨¢s en Sallent. ?Hasta cu¨¢ndo? No lo saben.
Su vida no tiene horizontes lejanos. Es una supervivencia que empieza y termina cada d¨ªa. De momento, han decido prorrogar su estancia en Catalu?a. El Gobierno central y el catal¨¢n anunciaron que se terminaban las ayudas para los refugiados el 31 de diciembre, pero los Kabashi han encontrado trabajo, un jornal al mes para la familia que les permitir¨¢, si no aparecen nuevos problemas, subsistir hasta el verano, para plantearse entonces si pueden volver a su Kosovo.
La Generalitat les intenta vender el piso que les ha dejado, pero las cuentas de los Kabashi no dan para tanto. Al mismo tiempo, se integran entre la comunidad de Sallent y echan ra¨ªces en la escuela y en el trabajo, tantas, que las primeras palabras que ha aprendido Fatbardha, de poco m¨¢s de un a?o, son en catal¨¢n.
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