Catalanes para el siglo XXI
El efecto 2000 se produjo en este caso de la siguiente forma: Conxa desapareci¨® literalmente toda la semana y, en contra de cualquier pron¨®stico, reapareci¨® el 31 por la ma?ana con estas p¨¢ginas de su diario que reproduzco, seg¨²n lo pactado, sin corte alguno. (Los par¨¦ntesis son m¨ªos.)"Comienzo por lo m¨¢s importante: tres d¨ªas con ¨¦l (Gorka) me confirman mi instinto: le quiero. Del¨ªrium tr¨¦mens. Acab¨¦ present¨¢ndole a mis padres y ellos escenificaron para ¨¦l la cl¨¢sica discusi¨®n catalana milenarista: ?Vidal-Quadras, provocador o no? Venci¨®, como siempre, mi madre, muy fan del terapeuta identitario (Pujol), y mi padre reconoci¨® que hab¨ªa nacido en Madrid (un handicap). Gorka se puso del lado de mi madre e intimaron a morir: les arrop¨® la m¨²sica del Concert de Sant Esteve desde el Palau. Catalanes y vascos deben de estar hechos para entenderse, ?no? Desde ese d¨ªa, Gorka me llama Conxa y no Inma, que era el nombre con el que me conoci¨® en Madrid, y me pidi¨® que le ense?ara la aut¨¦ntica Catalu?a. ?l ha hecho que yo viera mi ciudad y mi gente con nuevos ojos, con la perspectiva del siglo XXI, si es que la tenemos".
"Le hice un tour casi japon¨¦s; en la Sagrada Familia, me descubri¨® nuestro "gigantismo peque?o": cuatro dedos al cielo, ra¨ªces en la tierra, voluntad de afirmaci¨®n hist¨®rica, detallismo decorativo... milenarismo m¨ªstico. Es un observador penetrante, por oficio; enseguida se dio cuenta de que Barcelona tiene m¨¢s sucursales bancarias que catalanes por metro cuadrado y no le pas¨® por alto que hasta nuestros ni?os llevan m¨®vil. Yo no me hab¨ªa fijado porque me dedico a otras cosas, pero ¨¦l es asesor de comunicaci¨®n al cuadrado, o sea, de un grupo de ¨ªdem: s¨ª, stock options, grandes negocios y, sobre todo, gente que habla con otra gente. ?l, por ejemplo, es capaz de hablar conmigo y con su madre o su jefe a la vez. A m¨ª me compar¨® con La Pedrera: imaginaci¨®n ecl¨¦ctica, originalidad mediterr¨¢nea, audacia futurista... "T¨² tambi¨¦n eres as¨ª", murmur¨® en el taxi que nos dej¨® en la plaza de Sant Jaume. Lo apunt¨¦ para no olvidarme y anot¨¦ tambi¨¦n que no mencion¨® el Bar?a ni una sola vez".
"En el Barri G¨°tic se prend¨® de un caganer que representaba a Anasagasti con su pelo planchado y un paraguas negro. Ante el Palau Sant Jordi, me hizo notar que, en contra de lo previsto, no hemos dejado s¨ªmbolos ol¨ªmpicos claros: coincid¨ª con ¨¦l, nos falta un Guggenheim y nos sobra un casino en la Vila Ol¨ªmpica, a la que Leni (estilista cubano vecino de Conxa) llama "Atlantic City". Acabamos tomando chocolate en Petritxol y discutiendo sobre Cobi: a m¨ª ese bicho me sigue inspirando ternura. No s¨¦ por qu¨¦ siempre que se discute de Cobi, incluso con alguien de fuera, es como si se hablara de Maragall, del que Gorka dijo que nos ha inoculado un "virus ol¨ªmpico". Asent¨ª y le confes¨¦ que en mis a?os mozos fui voluntaria acompa?ante de VIP ol¨ªmpicos africanos, con lo cual lo aprend¨ª todo sobre Loewe".
"Han sido tres d¨ªas tranquilos y tur¨ªsticos; tres noches, una bailando, otra con mis padres y la tercera hablando, por el m¨®vil, sobre los catalanes del siglo XXI: "?a qu¨¦ os quer¨¦is dedicar?", insit¨ªa en preguntarme. La verdad, no supe que decirle; no podemos dedicarnos a los castells, a las sardanas o al Bar?a por muy simb¨®licos que sean. Todo esto me dej¨® inquieta cuando ¨¦l (Gorka) se fue a Madrid y luego a Bilbao: ten¨ªa que pasar el fin de a?o con sus padres. Son sus tradiciones. A m¨ª no me import¨® no tener plan y pasar esa noche colgada del m¨®vil. Miento: me import¨® mucho, as¨ª que hemos pasado dos d¨ªas de morros telef¨®nicos. Esto s¨ª que es el efecto 2000: me doy cuenta de que le quiero y me odio a m¨ª misma por quererle. Alguien tendr¨ªa que explic¨¢rmelo". Es una l¨¢stima que do?a Elena Francis est¨¦ tan jubilada como el siglo XX. (Si el amor no lo impide, continuar¨¢).
Resumen de lo publicado: Barcelonesa de identidad m¨²ltiple, Conxa o Inma, como la llaman en Madrid, de 31 a?os, creativa ejecutiva publicitaria, se ha enamorado en plena investigaci¨®n sobre el perfil generacional de las treinta?eras espa?olas. La primera consecuencia de esa circunstancia es, seg¨²n pone de manifiesto su diario, un evidente cambio de personalidad de imprevisibles secuelas.
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