Testigo de cualquier suceso
Celebr¨® el a?o 2000 y se fue. No pod¨ªa perd¨¦rselo aunque, seg¨²n confesaba estas ¨²ltimas fechas, tuviera que empezar a cuidarse. Hab¨ªa decidido hace un par de meses formalizar algunos aspectos de su vida: contrajo matrimonio con Maite, su compa?era hace m¨¢s de 20 a?os, y se fue de luna de miel a Per¨². Estaba disfrutando de unas largas vacaciones, vacaciones que esta vez no pensaba perdonar. Durante el pasado Giro de Italia, la salud le dio un buen susto, un aviso como quien dice, pero no se resign¨® a interrumpir la temporada ciclista. As¨ª era Pedro Gonz¨¢lez, un profesional a quien siempre le gustaba estar en el meollo.Ten¨ªa Pedro ese aspecto de periodista de vieja escuela. Su bigote poblado, su peculiar tono de voz, no muy del agrado de los puristas, significaban que no era el t¨ªpico comentarista que actualmente es seleccionado para salir en pantalla. Ciertamente, no lo era. La televisi¨®n le hab¨ªa dado popularidad, pero sus or¨ªgenes profesionales proceden del trabajo en la primera l¨ªnea informativa, donde lo que vale es la noticia tal cual, sin adornos. Pedro Gonz¨¢lez era ya un veterano en la informaci¨®n deportiva. Ten¨ªa un curr¨ªculo labrado a base de cientos de miles de kil¨®metros de carretera siguiendo los acontecimientos, de prisas por establecer inmediata conexi¨®n, de pocas horas de sue?o, de copas hasta el amanecer, de vac¨ªar varias cajetillas de tabaco al d¨ªa, de vivir sin horario definido.
A Pedro muchos le conocimos con esos nervios por alcanzar un tel¨¦fono para entrar en los boletines de Radio Nacional. Llegar a tiempo para la conexi¨®n estaba por encima de cualquier cosa, ya fuera arriesgar la vida en cada curva o asaltar el tel¨¦fono de cualquier establecimiento p¨²blico. Pensamos que, ya en TVE y en funciones de narrador, podr¨ªa llevar una vida m¨¢s sedentaria. Pero no fue as¨ª: algo dentro de la sangre le imped¨ªa no ser testigo de cualquier suceso, no estar al tanto de todo, no fumar, no trasnochar, como si tuviera que estar permanentemente listo para entrar en cualquier bolet¨ªn.
Pedro se fue de madrugada, despu¨¦s de una de tantas noches, despu¨¦s de unas copas en buena compa?¨ªa y unos cuantos pitillos sin filtro. Como no pod¨ªa ser de otra manera, no quiso perderse el cambio de a?o. Nos costar¨¢ creer que se haya ido de vacaciones por tanto tiempo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.