No puede durar
Uno de los rasgos m¨¢s caracter¨ªsticos de la actual fase expansiva del ciclo econ¨®mico en Espa?a es el dinamismo del consumo privado. Dado que se trata del componente de la demanda agregada con mayor peso en el PIB -alrededor de dos tercios en el caso de nuestro pa¨ªs-, no es de extra?ar que sus fluctuaciones sean objeto de atenci¨®n preferente por parte de los analistas econ¨®micos. Tras su dr¨¢stica reducci¨®n en la recesi¨®n de principios de la d¨¦cada (-2,2% en 1993) y su t¨ªmido repunte posterior durante el periodo de recuperaci¨®n entre 1994 y 1996 -con una tasa media de crecimiento interanual del 1,5%,comparada con el 2,4% del PIB- a partir de 1997 se ha producido una vigorosa aceleraci¨®n del mismo, alcanzando una tasa media de crecimiento del 3,8%, ligeramente por encima del 3,6% experimentado por el PIB durante 1997-1999. Ello significa que casi 2,6 puntos porcentuales del 3,7% de crecimiento esperado para la econom¨ªa espa?ola durante 1999 se deber¨¢n al vigoroso dinamismo de dicho componente.?Qu¨¦ factores subyacen a dicha evoluci¨®n? ?Resulta previsible que el dinamismo del consumo privado contin¨²e vigente durante los pr¨®ximos a?os? Para tratar de contestar a estos interrogantes, conviene recordar que los determinantes b¨¢sicos del consumo privado, tanto en sus componentes de bienes no duraderos como duraderos, son la renta disponible de las familias, su riqueza financiera y el tipo de inter¨¦s real, elementos que conforman la renta permanente del consumidor cuando el grado de desarrollo de los mercados financieros permite prestar o tomar prestado al tipo de inter¨¦s vigente, con el fin de alcanzar la suavizaci¨®n de los planes de consumo. Las dos primeras variables afectan positivamente al consumo, mientras que la tercera tiene un efecto negativo, generalmente peque?o, al disminuir el valor presente de las rentas futuras. Adem¨¢s, en el caso en que existan restricciones de liquidez que impiden al individuo endeudarse en la cuant¨ªa necesaria -por ejemplo, si se est¨¢ parado- la tasa de paro afectar¨¢ negativamente al consumo privado.
La estimaci¨®n de una funci¨®n de consumo con las caracter¨ªsticas anteriores permite cuantificar la contribuci¨®n de cada uno de los factores indicados al crecimiento del consumo privado durante el periodo 1997-1999. De los 11,3 puntos porcentuales en que ha aumentado el consumo de las familias durante dicho periodo, un 52% se ha debido a aumento en la renta disponible; un 10%, al aumento en la riqueza de los consumidores; un 26%, al descenso de la tasa de paro; un 2%, al descenso en el tipo de inter¨¦s real, y, finalmente, un 10% se debe a la disminuci¨®n del exceso de ahorro acumulado por motivo precauci¨®n durante el periodo 1993-1996. Por tanto, el crecimiento de la renta disponible de las familias, derivado del intenso aumento del empleo y la reducci¨®n del IRPF, en un clima de moderaci¨®n salarial compatible con un aumento de los salarios reales, unido a la sustancial reducci¨®n de la tasa de paro y el aumento da la riqueza financiera de las familias, derivado de la revalorizaci¨®n de activos burs¨¢tiles y el incremento en el precio de la vivienda, constituyen los factores fundamentales a la hora de explicar la recuperaci¨®n del consumo. La ca¨ªda de los tipos de inter¨¦s, a pesar de haber podido constituir un est¨ªmulo sustancial al consumo de bienes duraderos, ha tenido un efecto agregado mucho mas peque?o. Finalmente conviene destacar que el crecimiento del consumo privado se ha visto acompa?ado de un progresivo descenso de la tasa de ahorro familiar, que ha pasado del 13,2% en 1993 al 10,4% en 1999, en la medida en que los consumidores han tratado de deshacerse de los excesos de ahorro acumulados durante la crisis de confianza ocasionada por la recesi¨®n de la primera mitad de los noventa.
?Es sostenible esta situaci¨®n en el futuro? Aqu¨ª cabe un par de breves reflexiones, con independencia de que los indicadores adelantados del consumo, particularmente el cr¨¦dito al consumo y la matriculaci¨®n de autom¨®viles, sigan mostrando un gran dinamismo para el pr¨®ximo a?o. En primer lugar, si la econom¨ªa espa?ola quiere continuar creciendo a tasas cercanas al 4% con el fin de reducir el paro a niveles europeos, la proporci¨®n que representa la inversi¨®n bruta respecto al PIB deber¨¢ alcanzar un 27% aproximadamente frente al 25% actual. Por tanto, o bien se incurre en un mayor d¨¦ficit de la balanza por cuenta corriente y/o se equilibran las cuentas del sector p¨²blico o la tasa de ahorro privado tendr¨¢ que aumentar indefectiblemente. En segundo lugar, existen dudas m¨¢s que razonables sobre que la incertidumbre asociada al futuro de las pensiones, dado el progresivo envejecimiento de la poblaci¨®n espa?ola, o a la precariedad en el mercado de trabajo vaya a desaparecer. En estas circunstancias no es dif¨ªcil prever en el medio plazo un progresivo debilitamiento del empuje actual del consumo privado hacia tasas en torno al 2,5-3%.
Juan J. Dolado es catedr¨¢tico de Econom¨ªa de la Universidad Carlos III, de Madrid
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