Do?a Mar¨ªa
Cuando Jes¨²s Pab¨®n, eminente historiador que fue delegado de la causa mon¨¢rquica en Espa?a, tuvo su primer encuentro con quien habr¨ªa de ser nuestro actual Rey, escribi¨® en sus notas ¨ªntimas que le parec¨ªa m¨¢s un Orleans que un Borb¨®n. Tal juicio nac¨ªa, en quien lo hizo, no s¨®lo de la apariencia f¨ªsica, sino de su conocimiento de lo que hab¨ªan sido rasgos destacados de esa dinast¨ªa: la simpat¨ªa espont¨¢nea y la llaneza en el trato.Hay personajes de las familias reales que cruzan la historia como de puntillas, pero de los que cabe pensar que han tenido una influencia que alg¨²n d¨ªa podr¨¢ ser valorada en sus t¨¦rminos precisos. Do?a Mar¨ªa de las Mercedes de Borb¨®n y Orleans s¨®lo aparece, sin especial protagonismo, aunque siempre como personaje importante, en las ya numerosas biograf¨ªas escritas sobre su marido y su hijo. De otros textos, m¨¢s superficiales pero m¨¢s espec¨ªficamente dedicados a ella, se extrae sustancia hist¨®rica a partir de an¨¦cdotas de apariencia irrelevante para apreciar su perfil hist¨®rico.
Do?a Mar¨ªa conoci¨® a don Juan de Borb¨®n en Roma con ocasi¨®n de la boda de la infanta Beatriz, hermana de Alfonso XIII, con el pr¨ªncipe Alejandro de Torlonia en 1935; meses despu¨¦s se casaron en la misma ciudad, teniendo ella 24 a?os y su marido 21. Era la tercera hija de don Carlos de Borb¨®n, pr¨ªncipe de Dos Sicilias, y de do?a Mar¨ªa Luisa de Orleans. Su padre, que, siendo capit¨¢n general en Sevilla, mostr¨® una actitud reticente frente a la dictadura de Primo de Rivera, hab¨ªa estado casado en primeras nupcias con do?a Mar¨ªa de las Mercedes, hermana mayor de Alfonso XIII, quien para ella siempre fue "el t¨ªo Rey".
Tras su matrimonio, do?a Mar¨ªa sigui¨® el rumbo que las circunstancias marcaron para su marido. Importa se?alar que la biograf¨ªa colectiva de la familia real espa?ola abunda en episodios en los que predominan las dificultades. La espontaneidad de do?a Mar¨ªa le hizo, pasado el tiempo, dar cuenta de ellas en ese g¨¦nero de entrevistas que, en general, resultan poco propicias a citar asperezas pol¨ªticas o dificultades personales. Sobre los a?os de la estancia en Portugal cit¨® algunas ausencias de quienes, por su pertenencia a la nobleza, deb¨ªan haber estado m¨¢s cerca. A veces incluso hizo alguna menci¨®n a problemas materiales ("¨ªbamos como sardinas en lata", dijo de una embarcaci¨®n que les prestaron). Evit¨®, en cambio, juicios agrios relativos a Franco, pero, de forma inevitable, se le escapaban. El general, "una vez m¨¢s, no se port¨® bien", asegur¨® en relaci¨®n con la Ley de Sucesi¨®n. "Siempre pasaba igual", a?adi¨® en relaci¨®n a las entrevistas con su marido. "Juan iba con toda sinceridad de buena voluntad y, aunque fueran bien, al final le hac¨ªan una mala faena". "Yo, que creo que soy capaz de perdonar todo", lleg¨® a decir, "nunca pude perdonar a Franco" lo mal que se port¨® con los suyos; no s¨®lo con su marido, sino con su familia sevillana, de la que permaneci¨® tanto tiempo alejada.
Hubo un momento, no tan lejano en el tiempo, en que do?a Mar¨ªa jug¨® un papel esencial en la historia de Espa?a. De sus declaraciones parece deducirse que don Juan daba por perdida la posibilidad de que Franco le nombrara un d¨ªa como sucesor. Resulta probable que fuera as¨ª, pero la decisi¨®n de 1969 debi¨® resultar ofensiva para el preterido y cre¨® una incomprensi¨®n, breve pero dura, entre padre e hijo. Un conflicto como aqu¨¦l s¨®lo el afecto maternal pod¨ªa liquidarlo y ella supo cicatrizar la herida. "Juan era todo coraz¨®n y en las adversidades se crec¨ªa", explic¨®; "aunque hubo quien quiso malmeter, ¨¦l no quiso hacer nunca nada contra su hijo". Pero tambi¨¦n se refiri¨®, como de pasada, a la dificultad de la situaci¨®n, separada por tanta distancia de su hijo. "Yo", a?adi¨®, "le llamaba por tel¨¦fono de vez en cuando, pero se nos part¨ªa el coraz¨®n y prefer¨ªamos escribirnos". Aquellas llamadas y aquellas cartas influyeron, sin duda, en el destino colectivo de los espa?oles.
Javier Tusell es historiador.
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