La eterna huida de un criminal de guerra
El equipaje ya debe estar hecho. La chequera en el bolsillo. Las ganas de irse de Inglaterra desde que hace casi dos semanas se descubriese que se escond¨ªa en el Reino Unido, infinitas. Seguramente ya habr¨¢ un avi¨®n con todo, tripulantes, refrescos y bocadillos, pero sin un plan exacto de vuelo. Porque lo que anoche le faltaba a Konrad Kalejs, el supuesto colaborador de los cr¨ªmenes de guerra perpetrados en Latvia contra cerca de 30.000 jud¨ªos, gitanos y homosexuales por los nazis, era una salida autorizada.El supuesto c¨®mplice de algunos de los tantos y tantos horrores de la ¨²ltima Gran Guerra del Siglo XX quiere abandonar el Reino Unido, y conseguir un lugar que lo reciba. Especialmente desde su desenmascaramiento hace diez d¨ªas, cuando investigadores del Instituto Simon Wiesenthal descubrieron que el aparentemente afable hombre de 86 a?os que resid¨ªa en un lujoso apartamento de Carthorpe Manor -una mansi¨®n rodeada de bosques que marcan la frontera entre Leicestershire y Warwick, base de la secretista comunidad letona- es la misma persona que, supuestamente, mand¨® a la muerte a millares de jud¨ªos de Latvia.
Anoche, el ministro brit¨¢nico del Interior, Jack Straw, recibi¨® innumerables peticiones para bloquear su escapada y mandarlo ante los tribunales como al dictador chileno Augusto Pinochet, y que negara a su vez el perd¨®n a la tambi¨¦n octogenaria esp¨ªa Melita Norwood, quien durante 40 a?os pas¨® secretos al Kremlin y que, a pesar de invocar repetidamente su avanzada edad, est¨¢ a punto de ser enjuiciada por traici¨®n.
En esta cacer¨ªa de viejos, Konrad Kalejs tiene menos posibilidades de pasar sus ¨²ltimos a?os bajo el manto del perd¨®n. Straw estudiaba anoche los alegatos legales para decidir si puede o no dejar el Reino Unido sin previo juicio a sus supuestos cr¨ªmenes. El canoso let¨®n cuyos anteojos le dan un aspecto doctoral pero no consiguen ocultar una mirada fr¨ªa, declar¨® al diario Mail on Sunday que todo lo que se dice sobre ¨¦l son "mentiras". "No me quedar¨¦ en el Reino Unido a la espera de ser arrestado por las fuerzas de seguridad y abandonar¨¦ esta naci¨®n tan pronto como pueda", asegura en el diario.
Datos sobre su pasado sugieren sin embargo lo contrario. Kajels se vi¨® obligado a abandonar Estados Unidos y Canad¨¢ cuando su nombre emergi¨® entre los colaboradores del Tercer Reich encargados de eliminar a la poblaci¨®n jud¨ªa de la jurisdicci¨®n que ca¨ªa bajo su f¨¦rula cuando empleaba el nombre de V¨ªktor Kalnins. Hoy proyecta tomar un avi¨®n a Australia, donde le espera su esposa, en un pa¨ªs aparentemente dispuesto a darle refugio. "Una vez m¨¢s, busco un lugar donde pueda estar tranquilo con mi mujer, lejos de esta gente que no para de acosarme", dice Kalejs, quien asegura: "Ya no hay paz aqu¨ª para m¨ª".
Kalejs ha dado una confusa versi¨®n de su pasado desde el d¨ªa de 1941 en que, aparentemente, entr¨® a formar parte de los Arajs Komandos, las fuerzas paramilitares que se encargaron de eliminar a millares de jud¨ªos mientras las fuerzas de Hitler avanzaban sobre la Uni¨®n Sovi¨¦tica.
Sostuvo en una entrevista con el Mail que primero fue reclutado en el Ej¨¦rcito Rojo en 1940 pero que luego desert¨® y regres¨® a Riga, donde ingres¨® en la universidad. Dos a?os despu¨¦s de las matanzas, seg¨²n Kalejs, fue conminado a servir en las llamadas Fuerzas Auxiliares de Seguridad. Ah¨ª comienza el misterio. Kalejs dice que jam¨¢s se enrol¨® en las filas del temible aparato fascista "por razones de seguridad".
El detalle mas acusador es que sigui¨® recibiendo sueldo de los alemanes. Investigaciones recientes contradicen que fuera su precario estado de salud lo que le oblig¨® a abandonar, aparentemente, las filas de los servicios de seguridad controlados desde Alemania.
En realidad, dicen ciertos documentos que el Mail on Sunday y otras publicaciones dicen tener en su poder, Kalejs permaneci¨® activo como agente nazi de innegable capacidad camale¨®nica: se pas¨® al Ej¨¦rcito Rojo.
Aun as¨ª, supuestamente, hizo arreglos para la ejecuci¨®n de entre 21.000 y 30.000 jud¨ªos, comunistas y homosexuales en los bosques cercanos a Riga. Tambien di¨® aparentementemente valiosa informaci¨®n para que las temibles servicios secretos de las SS de Hitler capturaran y eliminaran a miembros de la resistencia.
Tras su huida a Dinamarca, primero, y Australia, despu¨¦s, en 1948, hizo suficiente fortuna para emigrar a Estados Unidos y establecer una empresa de bienes ra¨ªces en Florida.
Expulsado de EEUU y tras un breve intervalo canadiense, lleg¨® a Inglaterra con el nombre falso de V¨ªktor Kalnins a comienzos del a?o pasado. Hoy es un indeseable. "S¨®lo quiero que me dejen tranquilo", declar¨®. Pero eso va a ser dif¨ªcil.
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