De Kosovo a Chechenia
Lo primero que salta a la vista es la similitud del conflicto. La Rep¨²blica Federal de Yugoslavia y la Federaci¨®n Rusa, en un territorio que consideran propio, y as¨ª es reconocido por el resto del mundo, se encuentran con una poblaci¨®n -albanokosovares, chechenos- con todos los rasgos que caracterizan a una naci¨®n, incluso con una religi¨®n, en ambos casos la musulmana, distinta de la cristiano-ortodoxa de la mayor¨ªa dominante, serbia o rusa, que aspira a establecer un Estado propio. Con este objetivo, surgen grupos guerrilleros, en ambos casos con ayuda externa, que se autodefinen con el pomposo t¨ªtulo de ej¨¦rcito de liberaci¨®n, pero que Yugoslavia y Rusia, de acuerdo con los convenios internacionales, califican de terroristas: entendemos por terrorismo el recurso a la violencia para lograr reivindicaciones pol¨ªticas.Las coincidencias prosiguen con el hecho de que tanto Yugoslavia como Rusia, ambas en proceso de disoluci¨®n, se hallan en una crisis profunda: Yugoslavia se ha visto cercenada de una buena parte de su territorio, y Rusia, que ha sufrido la humillaci¨®n del desplome de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, sigue amenazada de una ulterior desintegraci¨®n. Para parar este proceso, ambos Estados han reaccionado con la mayor contundencia, recurriendo a su superioridad militar para destruir a una guerrilla que, al estar sumergida entre su gente, supone de hecho la aniquilaci¨®n del pueblo rebelde. Lo ocurrido en Kosovo y lo que est¨¢ sucediendo en Chechenia es un genocidio claro, pero ello no es ¨®bice, al considerar que no habr¨ªa otra v¨ªa menos dolorosa que pudiera erradicar el terrorismo y mantener la soberan¨ªa sobre todo el territorio, para que serbios y rusos lo aprueben mayoritariamente. La operaci¨®n de limpieza de Milosevic en Kosovo cont¨® con el respaldo de la poblaci¨®n serbia, como la rusa apoya hoy a Putin en la de Chechenia, hasta el punto de que la guerra adquiere un sentido a?adido de operaci¨®n pol¨ªtica para cimentar su prestigio. Milosevic permanece en el poder y Putin puede ganar las elecciones presidenciales, gracias al soporte con que contaron y cuentan sus repectivos esfuerzos por mantener la integridad territorial.
Si las semejanzas son muchas, y sobre todo harto llamativas, tambi¨¦n abundan las diferencias. La principal y m¨¢s obvia es que nadie est¨¢ tan loco en la OTAN como para apelar a una intervenci¨®n humanitaria en Chechenia, como se hizo en Kosovo. Rusia, por muy disminuida que est¨¦, no s¨®lo sigue siendo una gran potencia que dispone de armamento at¨®mico, sino que adem¨¢s se espera del equipo gobernante, responsable del genocidio en Chechenia, una pol¨ªtica, que podr¨¢ ser a¨²n m¨¢s autoritaria y corrupta que la de Yeltsin, pero que se da por descontado que proseguir¨¢ por los cauces que marquen las instituciones internacionales, acomod¨¢ndose a los intereses dominantes en el mundo. Ello explica que en el caso del genocidio checheno, los moralistas de Kosovo vuelvan la vista a otro lado, dejando al descubierto el gran enga?o, que lleg¨® a obnubilar hasta a personas de prestigio que se cre¨ªan de izquierda, con el que se trat¨® de justificar lo injustificable. Y no se diga que la intervenci¨®n humanitaria es posible y, por tanto, un deber moral, s¨®lo en pa¨ªses peque?os -debe darse una relaci¨®n razonable entre resultados y costos- porque esta doctrina no s¨®lo garantizar¨ªa a los grandes la patente de corso que de hecho disfrutan -una gran potencia lo es si puede moverse al margen del derecho internacional-, sino que tampoco se aplica a los m¨¢s insignificantes. En el genocidio de Ruanda nadie acudi¨® a defender a las v¨ªctimas, aunque en este caso los costos hubieran sido bastante m¨¢s bajos que en Kosovo, que, medidos con los resultados, han sido alt¨ªsimos: destrucci¨®n de un pa¨ªs para que nos encontremos m¨¢s alejados que nunca de una paz duradera, y s¨®lo hayan cambiado las tornas y ahora las v¨ªctimas sean los serbios.
Los objetivos de Rusia en Chechenia son claros: parar el proceso de desmembraci¨®n de la Federaci¨®n, con el transfondo del petr¨®leo del C¨¢ucaso. Los de Estados Unidos, como se?ores de la OTAN, en la intervenci¨®n de Kosovo permanecen todav¨ªa en la penumbra y, una vez que nadie se atreve ya a hablar del derecho humanitario a la intervenci¨®n, esclarecerlos es de la m¨¢xima importancia, al menos para los europeos.
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