Rebeli¨®n krausista

El recital en el Teatro Real de Madrid en homenaje al tenor Alfredo Kraus, fallecido en septiembre pasado, fue anunciado por sus organizadores como "un gran espect¨¢culo con infinidad de sorpresas". Se quedaron cortos, porque entre las sorpresas figuraba la ausencia de Pavarotti, principal estrella anunciada, que provoc¨® un ins¨®lito amotinamiento de una parte del p¨²blico.Pavarotti puede coger la gripe, como cualquiera, pero ese hecho fortuito -unido a la ausencia por diversos motivos de otras dos de las figuras esperadas, Mar¨ªa Bayo y Ram¨®n Vargas- puso de manifiesto el oportunismo de escaparate con que se hab¨ªa planteado el homenaje. Kraus, el artista exigente y elitista, fue el contratipo del estilo populista de los famosos tres tenores. Alg¨²n escaparatista de la cultura, de esos que cobran por proporcionar titulares a ministros y directores generales, tuvo la idea genial (chupy) de asociar a dos de los tres famosos al homenaje: Pavarotti y Pl¨¢cido Domingo se reconcilian con el gran artista desaparecido en un magno homenaje. Qu¨¦ gran titular, qu¨¦ estupendo mensaje para cerrar las entra?ables fiestas navide?as. Y como la realidad no debe estropear un buen titular, los organizadores fueron poco diligentes a la hora de reconocer las cancelaciones.

Un homenaje es otra cosa. Se procura que est¨¦n presentes los m¨¢s pr¨®ximos, art¨ªsticamente, al homenajeado y que la memoria de ¨¦ste ocupe el centro de la escena. Pero se quiso la cuadratura del c¨ªrculo de una especie de populismo selecto, y los krausistas se rebelaron contra tanto farise¨ªsmo. Juan de Mairena propon¨ªa, frente a una posible Escuela Superior de Sabidur¨ªa Popular, una Escuela Popular de Sabidur¨ªa Superior. Pero los actuales gestores culturales han le¨ªdo poco a Machado.