El Zaragoza, subcampe¨®n de invierno Los ma?os ratifican su gran campa?a goleando al Valencia con un Juanele soberbio
La Romareda contin¨²a siendo un fort¨ªn. El Zaragoza le ha cogido las hechuras a su campo en la presente temporada, y sigue siendo, junto con el Numancia, el ¨²nico equipo imbatido en casa. Parad¨®jicamente, el enfrentamiento entre los dos equipos menos goleados de la Primera Divisi¨®n se sald¨® con seis goles, y el equipo ma?o supo sumar unos puntos fundamentales ante un presumible rival directo para las aspiraciones europeas. El p¨²blico sabore¨® juego y resultado con los cinco sentidos. El Zaragoza se quedaba con ese t¨ªtulo virtual de subcampe¨®n de invierno, honor inexistente, pero que puede fortalecer el ¨¢nimo del equipo y de la afici¨®n.Zaragoza y Valencia demostraron sus pretensiones europeas jugando un buen partido. Los jugadores locales armaron un tupido centro del campo, con Arag¨®n como clave de b¨®veda, Helguera en su misi¨®n de recuperar balones y Garitano y Juanele tapando huecos y abriendo con efectividad las bandas.
Dentro de este equipo tan ordenado, un Juanele reciclado y mucho m¨¢s maduro que en temporadas o equipos anteriores sabe introducir dosis de creatividad imprevistas. Si a eso se a?ade la fortaleza defensiva, con un Paco que sigue cortando todos los balones por arriba y por abajo, la seguridad de Juanmi bajo los palos y la incesante faena de Milosevic, se comprende que el Zaragoza se haya enganchado a la cabeza y haya conseguido equilibrar el orden con el talento, el funcionamiento colectivo con la calidad individual.
Desde el principio se vi¨® que el partido estaba abierto. El bal¨®n llegaba con facilidad a las dos porter¨ªas. Tras una clara oportunidad de Radimov, un despliegue al contraataque del Valencia acab¨® en un discutible penalti por mano de Paco que transform¨® Mendieta. Revolviendo en una defensa valenciana poco tensa, sobre todo por alto, Juanele empat¨® enseguida el partido.
Poco despu¨¦s el serbio Milosevic, tambi¨¦n de cabeza, cumpl¨ªa con su cuota de gol habitual, un jugador que, como juega con todo el cuerpo oblig¨® a su marcador, Pellegrino, a tenerlo abrazado buena parte del partido, hasta que el zaguero argentino del Valencia fue expulsado por doble amonestaci¨®n.
Despistes valencianos
La segunda parte comenz¨® con un Valencia algo despistado, que jug¨® s¨®lo a r¨¢fagas, y en el que s¨®lo Milla y Mendieta pusieron tanta calidad como sangre fr¨ªa. Garitano lanz¨® al poste, y un minuto despu¨¦s Radimov, otro recuperado para el buen f¨²tbol, marcaba el tercer tanto. Con diez jugadores el Valencia, la victoria parec¨ªa f¨¢cil y asegurada para un Zaragoza que dispon¨ªa de dos tantos de ventaja, pero Mendieta se encarg¨® desde el borde del ¨¢rea de intranquilizar al equipo y a la afici¨®n reduciendo distancias. Otra vez fue inmediata la reacci¨®n de equipo local y Juanele fusil¨® el cuarto tanto desde el ¨¢rea peque?a.
"Illa, illa, illa, Juanele maravilla", cantaban los aficionados zaragozanos. No por eso perdi¨® tensi¨®n el partido, el Valencia no renunci¨® a la porter¨ªa contraria en ning¨²n momento, pero el Zaragoza demostr¨® ser un equipo retr¨¢ctil que sabe estirarse y encogerse con orden.
Un equipo, no lo olvidemos, que apenas se ha gastado cien millones de pesetas esta temporada en fichajes, pero al que Rojo, su t¨¦cnico le ha cogido magistralmente el aire. De esta forma el Zaragoza amenaza con seguir en cabeza. La gran prueba le llegar¨¢ el pr¨®ximo domingo, cuando deber¨¢ defender su puesto ante el Barcelona. Hoy d¨ªa, tal y como se percibe el engranaje ma?o, en La Romareda todo es ilusi¨®n. Porque nadie duda de que todo es posible.
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