Viaje de dise?o

En Ceuta y Melilla hay sendos esca?os en juego, y no est¨¢n los sondeos como para regal¨¢rselos al GIL, partido que result¨® el m¨¢s votado en ambas ciudades en las elecciones locales de junio. El presidente Aznar inici¨® ayer en ellas su precampa?a electoral -eufemismo para no reconocer que se incumple la legislaci¨®n-, que, seg¨²n se anuncia, incluir¨¢ un acto como los de ayer cada semana. Desde los gobiernos locales, presididos o participados por el GIL, se hab¨ªa reprochado a Aznar que lo que no ha hecho como presidente en cuatro a?os lo haga ahora como candidato. La distinci¨®n es un tanto artificial, pero fue el propio presidente y su partido quienes se empe?aron en subrayar el car¨¢cter no oficial de la visita, precisando que viajar¨ªa en avi¨®n y helic¨®ptero alquilados por el PP. As¨ª que si hubo indefinici¨®n, c¨¢rguese la responsabilidad a la cuenta de Aznar.El presidente dijo ayer en Melilla que no era casual que su primer viaje del a?o fuera a esas ciudades, y que con ello cumpl¨ªa su compromiso de visitarlas como presidente del Gobierno, contra¨ªdo en la campa?a electoral de 1996. Aquel compromiso buscaba marcar distancias con Felipe Gonz¨¢lez, que en sus casi 14 a?os de presidencia nunca hab¨ªa visitado las plazas espa?olas del norte de ?frica. Result¨® un brindis al sol -como el de no vivir en La Moncloa, por ejemplo-, porque las mismas razones de oportunidad que determinaron la ausencia de Gonz¨¢lez aconsejaron a Aznar dejar en suspenso su compromiso, pese a que no faltaron ocasiones propicias, seg¨²n se ha recordado ahora. Seguramente se exager¨® el temor a las reacciones marroqu¨ªes, pero lo cierto es que lo que dej¨® de hacerse con el pretexto de no enturbiar las relaciones con ese pa¨ªs se hace ahora por motivos electorales. No ser¨¢ para rasgarse las vestiduras, pero no esperar¨¢ Aznar que los dem¨¢s partidos dejen sin criticar su oportunismo, sobre todo si se explota la confusi¨®n partido-Gobierno.

Por lo dem¨¢s, trat¨¢ndose de un primer ensayo de discurso electoral, la jornada confirm¨® que un eje principal¨ªsimo del mismo va a ser la afirmaci¨®n del PP como garant¨ªa de vertebraci¨®n territorial y cohesi¨®n nacional. Los sarcasmos respecto a los varios discursos nacionales del PSOE no carecen de fundamento; pero tambi¨¦n ser¨ªan aplicables a la pol¨ªtica auton¨®mica del PP, que, condicionada por su necesidad de convertir en aliados a los enemigos jurados de la v¨ªspera, ha tenido efectos muy negativos: sobre todo, el de desatar una din¨¢mica de agravios comparativos cuyo efecto m¨¢s desestabilizador ha sido la repentina necesidad de los nacionalistas de superar sus respectivos estatutos; es decir, lo que Aznar les reprocha ahora, sin reparar en la incidencia que en ello han tenido aquellos pactos que lograban "en 14 d¨ªas lo que los socialistas no consiguieron en 14 a?os".