No puede rectificar
El alcalde de Sevilla, Alfredo S¨¢nchez Monteseir¨ªn, rectific¨® una vez. Decidi¨® en su primer d¨ªa subirse el sueldo y aunque la subida era razonable, le falt¨® sentido de la oportunidad. Si hubiera tomado la decisi¨®n pasados algunos plenos, y no en el primero de su mandato, nada hubiera sido igual, y su caso no habr¨ªa pasado injustamente a servir de referente en aquel momento del comienzo de los nuevos ayuntamientos en toda Espa?a. Fue tan injusto que se utilizara de aquella manera, como lamentable que casos como el de la alcaldesa de Valencia, Rita Barber¨¢, que decidi¨® una subida a¨²n mayor y en el mismo momento, pasaran pr¨¢cticamente desapercibidos: el ruido de Monteseir¨ªn acall¨® el estruendo de Barber¨¢. As¨ª se escribe la historia y el alcalde de Sevilla la remat¨® tomando una decisi¨®n otra vez equivocada al rectificar. No debi¨® hacerlo, como no debi¨® nunca rectificar el presidente de la Junta de Andaluc¨ªa, Manuel Chaves, sobre su decisi¨®n de instalar la residencia del presidente del Gobierno andaluz en la casa rosada. Eran tiempos duros en los que la tristemente famosa pinza del PP e IU promovi¨® m¨¢s de una desmesura.Ahora est¨¢ volviendo el fantasma de la rectificaci¨®n por la decisi¨®n del alcalde de Sevilla de indemnizar a los familiares de las v¨ªctimas del Bazar Espa?a. El PA, su socio de gobierno, titular en el momento de los desgraciados hechos de la delegaci¨®n de Urbanismo, no est¨¢ dispuesto a admitir la responsabilidad en el suceso, que va impl¨ªcita y hasta de alguna manera expresada en el decreto del alcalde. PSOE y PA tendr¨¢n que buscar la manera de llegar a un acuerdo, para cerrar la crisis, que no pase por la rectificaci¨®n de la decisi¨®n; porque si en el asunto del sueldo del alcalde no debi¨® rectificar, ahora, teniendo en cuenta a las personas afectadas, no puede. Los afectados ya han sufrido bastante, con la publicidad dada al caso y al enfrentamiento pol¨ªtico que ha producido, como para tener que aguantar una rectificaci¨®n. La ¨²nica que cabe es la de ponerse en contacto con ellos, de manera estrictamente privada, y pedirles perd¨®n por la publicidad y el lamentable espect¨¢culo.
MAR?A ESPERANZA S?NCHEZ
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