Jos¨¦ Mar¨ªa Sicilia exhibe en una galer¨ªa sus 23 jardines de cera
Jos¨¦ Mar¨ªa Sicilia expone en Madrid (galer¨ªa Soledad Lorenzo, calle Orfila, 5), hasta el d¨ªa 19 de febrero, 23 obras, la mayor¨ªa de ellas de gran formato, realizadas el pasado a?o con cera de abeja sobre ¨®leo licuado. "Los materiales te eligen, no los eliges t¨²", declar¨® ayer el artista a Efe, y a?adi¨®: "La cera, aunque es importante como soporte, no es m¨¢s que una materia, aunque sea generosa y proporcione luminosidad".Con el t¨ªtulo De los espejos, esta ¨²ltima exposici¨®n, que ahora nos presenta Jos¨¦ Mar¨ªa Sicilia (Madrid, 1954) es, sin duda, muy bella y refinada, pero, sobre todo, la que quiz¨¢ pone m¨¢s al descubierto la tensi¨®n dram¨¢tica y el alambicamiento mental con que este artista trabaja. A primera vista, si dejamos moment¨¢neamente al margen la novedad de las flores prensadas sobre papel, no hay ahora cambios sustanciales: sigue con el uso de la cera como soporte pict¨®rico, con formatos verticales, con la espesa luz vidriosa reverberante y las florescencias que se encostran en la epidermis de la materia. El hecho de que ahora la saturada pigmentaci¨®n de los fondos genere gamas crom¨¢ticas m¨¢s variadas y hermosas no supone tampoco ninguna modificaci¨®n sorprendente.
Complejidad
Sin embargo, una mirada m¨¢s atenta nos advierte sobre la complejidad con la que Sicilia alcanza sus prop¨®sitos, pues, por una parte, debe trabajar sobre el suelo, pero sin poder tomarse las libertades de Pollock, y, por otra, prescinde de la horizontal panor¨¢mica, que tan ¨²til le result¨® al Monet final para crear la sensaci¨®n de atm¨®sfera envolvente. En este sentido, a pesar de emplazarse en el l¨ªmite extremo del azar y de zambullirse en el color, Sicilia hace retablos de luces fundidas, en cuya aleatoria coagulaci¨®n, plena de contingencias, todo ha de estar parad¨®jicamente calculado hasta el mil¨ªmetro.
Pienso que, a la postre, es este exc¨¦ntrico procedimiento -este desaf¨ªo- el que transmite la sensaci¨®n de dramaticidad intensa a los cuadros de Sicilia, que son cuadros prodigiosamente supervivientes. Pero la exposici¨®n actual no s¨®lo nos revela mejor esa compleja urdimbre t¨¦cnica y existencial que ha animado la obra de Sicilia de los noventa, sino, en el fondo, el esp¨ªritu de toda su trayectoria art¨ªstica, incluido lo que ahora hace con las antes mencionadas flores prensadas entre papeles, aunque quiz¨¢ sean vistas como lo comparativamente m¨¢s nuevo.
No voy a negar que la cera y el papel no sean materias diferentes y, por tanto, que no exijan tratamientos y precipiten resultados muy distintos, pero responden a un mismo patr¨®n creativo y, sobre todo, apuntan a un mismo designio est¨¦tico, ¨¦se que ha llevado y lleva a Sicilia a la maravillosa locura de esculpir la luz, a convertirla en sustancia, a deslumbrarse con ella hasta con los ojos cerrados, a prensarla para que saque todo su jugo crom¨¢tico.
Babelia
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