El ¨²ltimo cap¨ªtulo de una agitada historia
La absorci¨®n de Banca Catalana por BBVA podr¨ªa ser un buen ejemplo de libro para explicar los efectos de la globalizaci¨®n en nuestro pa¨ªs. La creaci¨®n de los grandes grupos financieros se ha ido alimentando por la creciente adquisici¨®n de entidades de menor tama?o. Pero seguramente la historia no recordar¨¢ Banca Catalana por sus aspectos estrictamente financieros, sino por la convulsi¨®n pol¨ªtica que caus¨® la crisis que sufri¨® la entidad a principios de los a?os ochenta. La circunstancia de que el impulsor del banco, Jordi Pujol, fuera tambi¨¦n el l¨ªder de un partido nacionalista y presidente de la Generalitat de Catalu?a, hizo que la crisis del banco tuviera unas repercusiones mucho m¨¢s graves que las del medio centenar de bancos que se llev¨® por delante crisis bancaria.
La idea de crear un banco para impulsar la econom¨ªa catalana -como ya hab¨ªa dise?ado Francesc Camb¨®- era una de las ideas m¨¢s firmes del joven nacionalista Jordi Pujol. En 1958, Pujol pensaba que "mientras Catalu?a no dispusiera de una entidad financiera propia vivir¨ªa siempre en peligro de colonizaci¨®n". Al a?o siguiente convenci¨® a su padre para que adquiriera la peque?a Banca Dorca de Olot. Tras unos inicios dif¨ªciles, Pujol fue encarcelado por sus actividades pol¨ªticas en 1960 y el banco experiment¨® una vertiginosa expansi¨®n en los a?os sesenta. En 1981 ten¨ªa ya 250 oficinas. El excesivo voluntarismo y sesgo pol¨ªtico que condicionaron la gesti¨®n del banco explican buena parte de las causas que provocaron su crisis. Catalana adquiri¨® el Banco Industrial de Catalu?a y el Banco Industrial del Mediterr¨¢neo, lo que signific¨® la asunci¨®n de serios riesgos. Estos bancos eran titulares o acreedores de importantes empresas cargadas de deudas y con fuertes p¨¦rdidas que se agravaron con la crisis econ¨®mica. Las dificultades del banco se agudizaron por la compra de otros bancos (Asturias, Alicante y Cr¨¦dito e Inversiones) a cr¨¦dito y a precios elevad¨ªsimos.
La situaci¨®n se hizo imposible y el 11 de junio de 1982 la situaci¨®n de crisis trascendi¨® a los medios de comunicaci¨®n. Se desat¨® el p¨¢nico con una imparable fuga de dep¨®sitos. Al final, el Banco de Espa?a intervino la entidad pero con actuaciones muy t¨ªmidas como fue promover una ampliaci¨®n de capital de 5.700 millones de pesetas despu¨¦s de que una auditor¨ªa hubiera elevado el d¨¦ficit patrimonial en 130.000 millones.
La falta de soluciones agrav¨® la situaci¨®n y la sangr¨ªa de dep¨®sitos alcanz¨® los 100.000 millones de pesetas. El nuevo Gobierno socialista opt¨® entonces por privatizar la entidad, que finalmente se adjudic¨® al Banco de Vizcaya.
La soluci¨®n requiri¨® no obstante 340.000 millones de pesetas de ayudas p¨²blicas, la mayor parte cr¨¦ditos a bajo o sin inter¨¦s. La concesi¨®n de estos cuantiosos recursos p¨²blicos provoc¨® un intenso debate pol¨ªtico y el Gobierno envi¨® el caso al fiscal para que investigara posibles responsabilidades. En mayo de 1984 trascendi¨® la querella redactada por los fiscales Mena y Villarejo contra 25 ex administradores del banco, entre los que figuraba Jordi Pujol, por los presuntos delitos de falsedad y apropiaci¨®n indebida. La noticia cay¨® como una bomba en Catalu?a. Pujol desde el balc¨®n de la Generalitat calific¨® la decisi¨®n de "jugada indigna". La crispaci¨®n se mantuvo hasta finales de 1986 en que la Audiencia de Barcelona por 30 votos contra ocho acord¨® no procesar a Pujol. Pero Gonz¨¢lez y Pujol precisaron siete a?os m¨¢s para normalizar sus relaciones. Al final, Pujol result¨® exonerado de todas las acusaciones que le hab¨ªan formulado y nadie fue considerado responsable.
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