Ordenadores nuevos, interinos viejos
A Carmen Hermos¨ªn le creci¨® la Consejer¨ªa a mitad de legislatura. M¨¢s que crecerle se multiplic¨® en trabajo y en responsabilidad. La asunci¨®n de las competencias de Justicia en abril de 1997 es probablemente lo m¨¢s transcendente de toda la legislatura, no s¨®lo para la consejera Hermos¨ªn, sino para toda la Junta y su proyecto de Andaluc¨ªa.Precisamente, el proyecto de Andaluc¨ªa del Gobierno auton¨®mico y socialista centra las disputas con el Ejecutivo central y conservador y deja a Hermos¨ªn muy cerca del centro de una pelea de resonancias y posibles consecuencias estatales.
Las competencias de Justicia fueron recibidas con ilusi¨®n y con un plan de modernizaci¨®n que mostrara y publicitara el dinamismo con el que se asum¨ªa. As¨ª, en el verano de 1998 se present¨® el Plan Adriano para informatizar los cerca de 500 ¨®rganos judiciales existentes en Andaluc¨ªa. La inversi¨®n prevista hasta el a?o 2001 ronda los 4.000 millones de pesetas. En la Consejer¨ªa todo el mundo se congratula de los resultados, una vez que ya se han instalado ordenadores con sus respectivos programas en cerca de 300 ¨®rganos. La informatizaci¨®n fue, sin embargo, muy criticada.
La oposici¨®n, como es predecible, algunos sindicatos y varios gargantas profundas, se encargaron de airear fallos tan abracadabrantes que, una de dos, o eran exageraciones intencionadas o algo se hab¨ªa hecho rematadamente mal. Se lleg¨® a publicar que en las impresoras de un juzgado andaluz salieron textos con el membrete de la Corte Suprema de Venezuela. Cada uno agarr¨® el tema por donde le interes¨® y mientras la Junta aseguraba que entre los 8.000 documentos usados como base o ejemplo cualquiera pod¨ªa imprimir lo que le apeteciera (intencionadamente, eso s¨ª), los cr¨ªticos empezaron a hacer chistes.
Campo de disputa
Pero Hermos¨ªn no es nueva en la plaza de la pol¨ªtica y en ning¨²n momento se le olvid¨® que la oposici¨®n le iba a dar fuerte y flojo en este tema, precisamente porque Justicia se hab¨ªa convertido en una de las principales batallas entre el Ejecutivo central y el auton¨®mico. Precisamente, la consejera andaluza es de las que m¨¢s ruido mete a la hora de exigirle cosas a la ministra Margarita Mariscal de Gante y, claro, en casa le devuelven la pelota -tiene hasta tres parlamentarios auton¨®micos del PP ocup¨¢ndose de buscarle las vueltas a lo que haga la Consejer¨ªa.
La descentralizaci¨®n de la Justicia tambi¨¦n trajo en esta legislatura la creaci¨®n de siete nuevos juzgados de Primera Instancia, 23 unipersonales de lo Contencioso-Administrativo (un ¨¢rea hist¨®ricamente colapsada), se han abierto oficinas de atenci¨®n y ayuda jur¨ªdica y psicol¨®gica a las v¨ªctimas de delitos en los juzgados de Sevilla, M¨¢laga y Granada y se han creado dos secciones de la Audiencia Provincial de C¨¢diz en Jerez y Algeciras.
Uno de los aspectos m¨¢s pol¨ªticos de la administraci¨®n de Justicia en Andaluc¨ªa sale todos los a?os en la ley de acompa?amiento de los presupuestos de la comunidad. La Junta siempre prev¨¦ (aunque sabe de sobra que no se lo van a dar hasta que lo mande un juez) una partida para invertir los cerca de 2.000 millones de pesetas que generan los intereses de los dep¨®sitos judiciales (fianzas, multas, etc¨¦tera) salidos de Andaluc¨ªa y que el Estado ingresa desde 1997 en una cuenta del BBV. El decreto andaluz para invertir ese dinero motiv¨® que tambi¨¦n Catalu?a se decidiera a pedirle al Gobierno central sus correspondientes fondos. El Constitucional dir¨¢.
La parte de Justicia es quiz¨¢ la m¨¢s bonita, por lo que supone de ganancia de soberan¨ªa y autogobierno para Andaluc¨ªa y porque es un atractivo reto en el que s¨®lo se puede mejorar. En donde no le van tan bien las cosas a la Consejer¨ªa es en los aspectos m¨¢s funcionales y funcionariales.
Hermos¨ªn no tiene m¨¢s que palabras de agradecimiento y de compromiso para los alrededor de 3.200 interinos que trabajan en la Administraci¨®n andaluza. La consejera recuerda c¨®mo muchas de estas personas son las responsables de los comienzos de la Administraci¨®n auton¨®mica, cuando todo era buena voluntad y pocos medios y experiencia. La Junta quiere hacerlos funcionarios, pero debe de admitir que todav¨ªa no sabe c¨®mo. La justicia ha echado por tierra al menos un par de intentonas de oposiciones restringidas o bonificadas para los interinos. Con m¨¢s de una d¨¦cada de trabajo en la Administraci¨®n auton¨®mica, muchos de ellos est¨¢n perdiendo la paciencia.
Plazas congeladas
Hasta el momento, lo ¨²nico que puede hacer la Consejer¨ªa es asegurar a los afectados que sus plazas no saldr¨¢n a concurso, intentar garantizarles la estabilidad.
La implantaci¨®n de las 35 horas (otro bofet¨®n institucional a Madrid) har¨¢ posible la creaci¨®n de 2.100 nuevos puestos de trabajo para funcionarios y quiz¨¢ con imaginaci¨®n y una carambola se pueda ir deshaciendo una madeja injusta e inc¨®moda para todos.
Otro borr¨®n para gran parte de los cr¨ªticos de la gesti¨®n de Hermos¨ªn es la nonata ley de Funci¨®n P¨²blica de Andaluc¨ªa. Aunque la consejera insiste en que la culpa es del Gobierno en Madrid, ya que se acord¨® esperar a que el Ejecutivo central sacara adelante el reglamento correspondiente y a¨²n no ha sucedido.
Sobre la cooperaci¨®n con los municipios, Hermos¨ªn est¨¢ m¨¢s que satisfecha. La consejera asegura que los 70.000 millones que la Junta ha otorgado a los ayuntamientos el pasado a?o, es equivalente a la suma de lo que todas las otras autonom¨ªas juntas han puesto.
En esta legislatura tambi¨¦n se ha incrementado el n¨²mero de agentes de la unidad adscrita a la Junta de Andaluc¨ªa del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa. En total, 250 agentes integran este cuerpo que ya est¨¢ presente en las provincias de Sevilla, C¨¢diz, M¨¢laga y Granada. Pero, tambi¨¦n relacionado con los uniformes, se echa en falta la Ley de Coordinaci¨®n de Polic¨ªas Locales.
Uno de los mayores disgustos que se ha llevado Hermos¨ªn y su macroconsejer¨ªa ha sido el Casino de Sevilla, cuya adjudicaci¨®n fue parada en seco por los juzgados y, lo que es peor, entre rumores de un posible favoritismo o de malhacer.
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