Las barbas del vecino...
Estimado y, creo, excelent¨ªsimo se?or alcalde de Madrid. A?ado lo de creo, salt¨¢ndome la hip¨®crita cortes¨ªa a la que seguro ya, por acostumbrado a ella, no le produce el menor efecto, y a la que tan acostumbrados estamos los ciudadanos a escuchar como coletilla lombarda, para expresarle mi indignaci¨®n, alzando la voz con toda mi energ¨ªa, y mostrar mi estupor ante la situaci¨®n medioambiental y el grado de contaminaci¨®n atmosf¨¦rica de la Villa de Madrid. Mire como ciudadano, si es que se lo permiten las cortinas de humo que a diario respiramos, esta situaci¨®n, que no tiene ya ning¨²n sentido. Si una medida no ya urgente, no ya necesaria, que lo es, si no ?vital!, higi¨¦nica, si as¨ª lo entienden ciertas mentalidades mejor, es antipopular, lo correcto ¨¦ticamente es tomarla, o partir a un lugar o posici¨®n pol¨ªtica donde tal problema se solucione. Es as¨ª de sencillo el tema que nos ocupa: ?est¨¢ prohibido circular por esta ciudad con veh¨ªculos de motor que produzcan contaminaci¨®n! Prohibido por ser un crimen y un atentado, un verdadero atentado contra la salud p¨²blica. Su cargo, querido se?or alcalde, es algo m¨¢s que una mera representaci¨®n pol¨ªtica; es, antes que nada, un cargo ?p¨²blico!, y si el alcalde en funciones fuese de cualquier otro partido habr¨ªa de afrontar con igual decisi¨®n y empe?o esta tarea. ?C¨®mo? Pues, por ejemplo, con un transporte p¨²blico individualizado, ?le parece a usted correcto el t¨¦rmino? Si hay algo mejor que palie la situaci¨®n, pues que sea eso. Que no se sabe d¨®nde meter tantas toneladas de metal, facil¨ªsimo para cualquier arquitecto: bajo tierra. Pero es algo muy urgente, mucho m¨¢s de lo que la sensibilidad media de muchos ciudadanos otorgar¨ªan, claro que aqu¨ª, de nuevo, el t¨¦rmino ciudadano se ve empobrecido tanto como el de excelencia que a la de alcalde Madrid otorga.Hace ya un a?o que escrib¨ª superficial y r¨¢pidamente a la alcald¨ªa y a la Comunidad de Madrid, que me remitieron, claro, a la Consejer¨ªa de Medio Ambiente. Pero, estimado alcalde, esto, para m¨ª, aunque es denunciable jur¨ªdicamente, porque ha afectado a mi vida gravemente, no es mi obligaci¨®n, aunque sea, s¨ª, mi deber. Les ruego, pues, haciendo uso de su paciencia y benevolencia, que atiendan esta situaci¨®n con una prioridad que, si no se tiene en cuenta, va a causar graves estragos, y de esto, se?or alcalde, por la presente carta, usted ya tiene referencia, y, por tanto, es un necesario y urgent¨ªsimo compromiso. Creo, por otro lado, que solucionar en Europa este problema y ser la primera ciudad en conseguirlo es, sin duda, algo que al adjetivo "excelente" le confiere con dignidad la atribuci¨®n de superlativo. Recuerdo que un taxista, al mencionarle el tema del polvo en suspensi¨®n, la carbonilla que respiramos, a?adi¨® que era grasienta. Si, adem¨¢s de asco y repulsi¨®n, no le produce a cualquiera p¨¢nico todo esto, es que es un desalmado.-
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.