Una vida entre tres siglos
Cuando Salvador Gim¨¦nez vino al mundo, en 1894, Espa?a manten¨ªa a¨²n su poder en Cuba. Ayer, justo 106 a?os despu¨¦s, este vecino de Les Baies, una pedan¨ªa del campo de Elche, conmemor¨® con familiares y amigos su paso por tres siglos de vida dedicados con exclusividad al trabajo agr¨ªcola. Quiz¨¢ por esta raz¨®n -por aquello de haber respirado siempre el primer aire limpio de los campos- es capaz de recordar con precisi¨®n de calendario los 10 meses que en 1916 pas¨® en Francia trabajando en la vendimia, con el tel¨®n de fondo de la I Guerra Mundial, la crisis en todos los ¨®rdenes en Espa?a y el auge del movimiento obrero.
Desde hace cuatro a?os el cuerpo ya no le deja andar, pero acompa?ado por una de sus hijas pasea en la silla de ruedas por las tierras llanas salpicadas de palmeras de su pedan¨ªa ilicitana. La mente es cosa bien distinta: "A estas horas deber¨ªa de estar recogiendo tomates", cuenta a una de sus hijas enfadado por no poder levantarse de la silla y trabajar en el campo, como ha hecho toda su vida. "S¨®lo piensa en andar", suspira su hija.
Seg¨²n cuenta, Salvador naci¨® el d¨ªa 13 de enero, pero a su madre no le gust¨® demasiado la fecha por aquello de la superstici¨®n del n¨²mero, y decidi¨® inscribirlo un d¨ªa despu¨¦s. El siglo XIX daba sus ¨²ltimos coletazos y el bipartidismo entre liberales y conservadores dominaba un pa¨ªs hundido en el que la agricultura se hac¨ªa trizas. En su casa de Les Baies, un caser¨®n centenario de campo en el que vive rodeado de su mujer, cinco hijos, 16 nietos y 12 biznietos, el anciano afirma que "el trabajo y la vista siempre han sido lo mismo". De hecho, salvo el periodo de estancia en tierra francesa, y los tres largos a?os de servicio militar partido entre las ciudades africanas de Melilla y Larache, no se ha movido de Elche.
A Salvador Gim¨¦nez le cuesta expresarse en castellano, y relata en su lengua madre, el valenciano, que ha vivido gran parte de la historia contempor¨¢nea. De la Restauraci¨®n a la primera gran guerra, la dictadura de Primo de Rivera, la Segunda Rep¨²blica, la sublevaci¨®n militar de 1936, la Guerra Civil, la II Guerra Mundial, la dictadura de Franco, los gobiernos de transici¨®n, la democracia, los socialistas en el poder y el triunfo electoral de la derecha.
Salvador no ha fumado nunca, ni ha padecido enfermedad. Las horas de las comidas, siempre sagradas, bajo el ritual de mesa, mantel y vino. En una de las habitaciones del caser¨®n, varios toneles centenarios guardan el jugo de sus vi?as que un d¨ªa fueron pisadas por ¨¦l, labor que hoy contin¨²a su hijo Francisco, de 37 a?os, el m¨¢s peque?o.
Quiz¨¢ el vino sea uno de los secretos de su longevidad. "Refrescos no quiere ni uno", cuenta una de sus hijas, mientras rellena una copa del l¨ªquido convertido en una especie de piedra filosofal de la vida eterna. Y es que a cada comida acompa?a, de manera obligada, el vaso de vino envejecido en unas barricas cercanas a los 150 a?os.
Tal vez se trate de asuntos de la gen¨¦tica. No muy lejos de casa de Salvador, en otra de las casas centenarias del campo de Elche, apostadas entre granados, palmeras y almendros, un familiar de los Gim¨¦nez, Antonio Gomis, tambi¨¦n dedicado al trabajo en el campo, cumplir¨¢ el pr¨®ximo d¨ªa 29 el centenario de su nacimiento.
Los habitantes de la partida y la concejal de Bienestar Social, Mar¨ªa ?ngeles Avil¨¦s, en representaci¨®n del Ayuntamiento de Elche, rindieron ayer homenaje al vecino, y celebraron el aniversario de su nacimiento. Salvador, como buen anfitri¨®n, y ya casi acostumbrado a los agasajos de amigos y prensa, disfrut¨® de la reuni¨®n. Desde las siete de la ma?ana, el disparo de 106 cohetes dio el aviso de que en Les Baies un hombre centenario ha cultivado con mimo la tierra en tres siglos diferentes. Quiz¨¢ el verdadero secreto de su longevidad y la moraleja que se esconde detr¨¢s de cada vida sea precisamente esa: la naturaleza es agradecida con quien la cuida y respeta.
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