El pr¨®ximo congreso

Mientras los candidatos presidenciales se preparan para el enfrentamiento decisivo de Iowa y New Hampshire, la batalla para controlar el Congreso se est¨¢ siguiendo con menos atenci¨®n por el p¨²blico. Es comprensible. (...) Sin embargo, esta temprana fase de las legislativas ofrece algunas pistas sobre el ¨¢nimo del p¨²blico y las esperanzas y temores de los l¨ªderes pol¨ªticos.Los dem¨®cratas, convencidos de tener una oportunidad de volver a obtener la mayor¨ªa en la C¨¢mara de los Representantes, planean una serie de debates sobre sanidad, educaci¨®n y otras cuestiones. Los republicanos est¨¢n intentando suavizar su imagen conflictiva.

En los pasados a?os, los congresistas republicanos plantearon m¨¢s y m¨¢s extravagantes recortes de impuestos. Aparentemente, han reconocido, a pesar del inminente super¨¢vit presupuestario, que la bajada de impuestos ocupa un lugar secundario para los votantes frente a cuestiones como la sanidad, las jubilaciones o la educaci¨®n.

Cuando los republicanos reconquistaron la C¨¢mara de Representantes, en 1994, tuvieron una de las m¨¢s grandes oportunidades pol¨ªticas para solidificar su reputaci¨®n como partido que pod¨ªa gobernar. La despilfarraron con petulantes cerrazones, su agenda extremista y los problemas ¨¦ticos del portavoz Newt Gingrich. El proceso de destituci¨®n de 1998 los hiri¨® casi m¨¢s que a Clinton. No importa qui¨¦n controle el Congreso, los m¨¢rgenes probablemente ser¨¢n peque?os. Esto supone que en 2001, el Congreso y el nuevo presidente se enfrentar¨¢n a la necesidad del bipartidismo.

Nueva York, 14 de enero