Ej¨¦rcito chileno y "caso Pinochet"
Los 15 ¨²ltimos meses no ser¨¢n f¨¢cilmente olvidados en Chile. Pero, sobre todo, no ser¨¢n olvidados jam¨¢s por una instituci¨®n: sus Fuerzas Armadas.Sin perjuicio de la serie de impactos recibidos por otros sectores de la misma sociedad, los densos acontecimientos acumulados entre octubre de 1998 y enero de 2000 han supuesto para aquel Ej¨¦rcito una serie de sorpresas, de inesperados descubrimientos, de evidencias insoslayables, que han venido a perturbar una serie de supuestas certezas que los militares chilenos hab¨ªan venido conservando, sin verse obligados durante d¨¦cadas a ninguna revisi¨®n sustancial. El caso Pinochet, con todos sus explosivos ingredientes, les ha forzado, en diverso grado y por diversas v¨ªas, a enfrentarse a esa necesaria revisi¨®n.
He aqu¨ª algunos de los hechos que las Fuerzas Armadas chilenas se han visto obligadas a encajar, digerir y -aunque esto inevitablemente les lleve m¨¢s tiempo- a asimilar y sedimentar en su conciencia institucional:
- Su ¨ªdolo, su t¨®tem, su ejemplo paradigm¨¢tico, su figura carism¨¢tica por excelencia, ha recibido, a los ojos del mundo, un considerable varapalo moral. No vuelve a su tierra como triunfador. Vuelve derrotado por una serie de decisiones judiciales adversas. Se le deneg¨® la pretendida inmunidad, pese a todas las concesiones de un enfoque garantista a ultranza de sus derechos como imputado. Se otorg¨® a Espa?a su extradici¨®n, pese a la fuerte limitaci¨®n cronol¨®gica que impuso la sentencia de los Law Lords en cuanto al n¨²mero de delitos imputables. Finalmente, se libra del ¨²ltimo y principal pronunciamiento de la justicia -una dura, rigurosa, razonada y largamente pormenorizada sentencia condenatoria- por la ¨²nica v¨ªa posible: la v¨ªa extrajudicial del deficiente estado f¨ªsico. Es decir, la m¨¢s humillante escapatoria posible para quien siempre despreci¨® la integridad f¨ªsica de sus semejantes, y ahora se beneficia -de forma vergonzante- de su propio estado f¨ªsico como ¨²ltima y ¨²nica tabla de salvaci¨®n.
- Las causas penales contra el general Pinochet, a ra¨ªz de su detenci¨®n, se han ido acumulando en los juzgados chilenos de los magistrados Guzm¨¢n y Mu?oz, hasta superar en estos momentos el medio centenar. Aquel car¨¢cter intocable que los militares atribu¨ªan a su m¨¢ximo l¨ªder se ha ido desmoronando en mayor o menor grado, no ya a trav¨¦s de las acciones judiciales extranjeras, sino tambi¨¦n de las desarrolladas dentro de su propio pa¨ªs. Aquella sociedad civil atemorizada, paralizada ante la posibilidad de cualquier acci¨®n contraria al Ej¨¦rcito, y como tal, incapaz de sustanciar denuncias contra su m¨¢ximo jefe -pese a contar con tan amplio repertorio delictivo susceptible de ser denunciado, juzgado y sentenciado-, en otras palabras, aquel at¨¢vico temor reverencial ha dado paso a esta situaci¨®n en la cual un creciente n¨²mero de v¨ªctimas de la dictadura se sienten capaces de ejercer el derecho democr¨¢tico de recabar justicia ante los tribunales de su propia sociedad civil contra el m¨¢ximo responsable de los cr¨ªmenes y torturas perpetrados en los 17 a?os de dictadura y represi¨®n militar.
- Esta liberaci¨®n del temor, esta toma de conciencia civil, afecta de lleno a la actitud de la sociedad hacia aquel Ej¨¦rcito y no s¨®lo hacia la persona de Pinochet. "Hoy son m¨¢s de 200 los oficiales del Ej¨¦rcito que han pasado por los tribunales", precisa el ministro chileno de Exteriores. Salvo el conocido caso excepcional de los generales Contreras y Espinosa, encarcelados desde a?os atr¨¢s por el asesinato del ex ministro Orlando Letelier y su acompa?ante norteamericana en Washington, importa se?alar, una vez m¨¢s, que esa cifra superior a dos centenares de militares comparecientes ante la justicia se ha producido precisamente en los ¨²ltimos meses. Es decir, despu¨¦s, y como consecuencia directa de la detenci¨®n de Pinochet en Londres. Algunos de ellos, de muy alta graduaci¨®n -incluido m¨¢s de un general-, se encuentran ya procesados por sus excesos en materia de derechos humanos. He aqu¨ª, pues, otro factor sociol¨®gico, modificativo de las relaciones Ej¨¦rcito-sociedad en Chile: los militares -incluida su m¨¢xima figura- empiezan a ser vistos, cada vez m¨¢s, como sujetos susceptibles de comparecer ante los tribunales de justicia para rendir cuentas de su actuaci¨®n.
- Estos hechos, inevitablemente, afectan a los conceptos centrales de la moral militar de cualquier Ej¨¦rcito, y el chileno no es una excepci¨®n. Como primer efecto, la obediencia debida resulta golpeada en su propia base jur¨ªdica y moral. El hecho de que el art¨ªculo 18 de la Constituci¨®n chilena proh¨ªbe la tortura, y que, sin embargo, se dieron miles de ¨®rdenes de torturar y se cumplieron, demuestra irrefutablemente hasta qu¨¦ punto aquel Ej¨¦rcito est¨¢ sometido al concepto de obediencia debida en su peor acepci¨®n, incluida la ejecuci¨®n de las ¨®rdenes de contenido m¨¢s criminal. (Y ello, con independencia de los matices -de nulo valor f¨¢ctico- establecidos por los art¨ªculos 334 y 335 de su C¨®digo de Justicia Militar). Pues bien: el hecho de que un importante y creciente n¨²mero de oficiales chilenos se vean ahora acusados de los excesos cometidos obedeciendo ¨®rdenes superiores les demuestra que ya no les sirve la mal llamada obediencia debida, que la impunidad no la tienen garantizada -como anteriormente la tuvieron- y que el cumplimiento de ciertas ¨®rdenes no les libera de verse acusados seriamente ante la justicia civil. La conclusi¨®n para el futuro es obvia: las ¨®rdenes s¨®lo pueden darse y cumplirse dentro de la legalidad, y nunca fuera de la ley. He aqu¨ª otro factor que los militares chilenos empiezan a descubrir por v¨ªa f¨¢ctica, como consecuencia directa -y no la menos importante- derivada del caso Pinochet.
- El caso que nos ocupa ha sido, de hecho, una gran ventana por la cual las Fuerzas Armadas de Chile se han visto forzadas a asomarse al exterior, empezando as¨ª a tomar conocimiento -otra cosa ser¨¢ lo que tarden en su digesti¨®n y asimilaci¨®n- de algunos hechos de importancia fundamental. El hecho contundente de que aquellas acciones que ellos hab¨ªan considerado como habituales dentro de la llamada "lucha antisubversiva" hayan sido calificadas por la fiscal¨ªa brit¨¢nica como "los delitos m¨¢s graves que jam¨¢s conoci¨® un tribunal ingl¨¦s", y el hecho de que tales acciones hayan sido consideradas por la justicia de pa¨ªses como Espa?a, Suiza, Francia y B¨¦lgica suficientemente criminales como para exigir los correspondientes procesos de extradici¨®n, constituyen datos f¨¢cticos que no pueden por menos de impactar, en mayor o menor grado, en la conciencia de unos militares que ven su moral militar rotundamente rechazada por la comunidad internacional. Cuyos tratados y convenios internacionales -firmados tambi¨¦n por Chile- exigen para los Ej¨¦rcitos de las sociedades democr¨¢ticas unos par¨¢metros de conducta, de moral militar y de relaciones civiles-militares enormemente alejados de los que ellos aplicaron brutalmente dentro de su propia sociedad.
Nadie podr¨¢ decir, por tanto, que el caso Pinochet haya pasado por el Ej¨¦rcito chileno "sin romperlo ni mancharlo". Estos factores, entre otros, han incidido inevitablemente sobre la instituci¨®n en mayor o menor magnitud. Y ¨¦ste es un factor no precisamente despreciable, sino abiertamente positivo, en el balance de este caso hist¨®rico, sin precedente alguno en el campo del derecho internacional.
Prudencio Garc¨ªa es coronel del Ej¨¦rcito (R). Consultor internacional de la ONU e investigador en Sociolog¨ªa Militar del INACS.
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