PERSONAJES: XABIER MARKIEGI El "ararteko", que cumple su primer mandato el 10 de marzo, ha conseguido actuar como instituci¨®n por encima de la pol¨ªtica
Lo primero que debe pensar cualquier defensor del pueblo al ser nombrado es: "demasiado trabajo". El pueblo, as¨ª gen¨¦ricamente concebido, es una cosa difusa y clara a la vez, pero muy grande, dir¨ªase que enorme, para un hombre solo. Xabier Markiegi (Bilbao, 1938) est¨¢ acostumbrado a tales retos. Fue fraile, maestro y pol¨ªtico antes que ararteko (defensor del pueblo), pero en todas sus funciones anteriores el terreno estaba m¨¢s y mejor abonado.La religi¨®n tambi¨¦n pastorea las almas del pueblo, pero con m¨¢s medios humanos y un argumento b¨¢sico -la fe- que hace milagros. Los maestros acotan el terreno al aula, a la inteligencia, a la educaci¨®n, probablemente el fundamento m¨¢s s¨®lido de la libertad real, y tienen vacaciones en junio para reponer fuerzas despu¨¦s de la batalla.
Los pol¨ªticos se supone que tratan sobre lo concreto y que manufacturan la vida cotidiana del pueblo, pero en realidad dedican una porci¨®n de tiempo considerable a lo inconcreto, convertidos muchas veces en druidas que intercambian sus denuestos ante la at¨®nita o indiferente mirada del pueblo. La aldea global tiene tambi¨¦n sus estancias particulares.
La figura del defensor del pueblo tiene algo de autodefensa ciudadana, algo as¨ª como un tribunal de primera instancia ante los abusos y/o desusos de la Administraci¨®n. Es una instituci¨®n b¨¢sica y peque?a para intermediar entre administraci¨®n y administrado, entre pol¨ªtico y votante (tambi¨¦n se incluyen los absentistas). Una tarea importante y, como todas, construida ladrillo a la ladrillo, de esas que se realizan con m¨¢s voluntad que medios, con m¨¢s inteligencia que recursos, con m¨¢s fe que ayuda.
Xabier Markiegi es licenciado en Filosof¨ªa y Letras, psicolog¨ªa y teolog¨ªa, adem¨¢s de haber cursado estudios de ingenier¨ªa. Es decir, tiene algo de renacentista en la combinaci¨®n de los saberes y siempre ha sido un humanista, en el sentido que el renacimiento otorg¨® al t¨¦rmino: el hombre en el centro, frente al teocentrismo (Dios en el centro) de los asuntos.
El maestro que fue (y sigue siendo) tuvo aquella itinerancia machadiana de los viejos tiempos que le llev¨®, entre 1959 y 1981, por San Sebasti¨¢n, Salamanca, Bilbao, San Asensio, Ir¨²n, Eibar y Gallarta. All¨ª, en tierras de La Pasionaria, hoy recuerdo de la Vizcaya minera, tiene abierta la plaza de maestro y all¨ª regres¨® por unos meses cuando concluy¨® su actividad parlamentar¨ªa y pol¨ªtica en 1994, antes de ser nombrado (en 1995) ararteko, sucediendo a Juan San Mart¨ªn.
Pol¨ªticamente, Xabier Markiegi ha estado ligado de principio a fin a Euskadiko Ezkerra, a cuya direcci¨®n perteneci¨® durante 14 a?os. Markiegi, firme defensor de una disoluci¨®n "honrosa" (dec¨ªa en las asambleas y congresos) de aquellas siglas emblem¨¢ticas, y por lo tanto contrario a la fusi¨®n con el PSE, acab¨® la legislatura como parlamentario independiente en el Grupo Mixto. Cuatro legislaturas le contemplaban en aquel momento, todo un c¨²mulo de experiencia que sin embargo no burocratizaron su actividad ni quebraron un discurso moderado en las formas pero rotundo en el fondo.
Consenso real
Xabier Markiegi formaba parte del paisaje real del Parlamento vasco. En cierto modo, lo sigue siendo. El ararteko tiene 364 d¨ªas de trabajo a pie de obra y un d¨ªa estelar, cuando presenta su informe anual a los representantes del pueblo. All¨ª se exterioriza la intimidad del contacto Ararteko-ciudadanos entre buena parte de los inculpados (bien por su responsabilidad, bien por su corresponsabilidad administrativa).
Markiegi cumple el primer mandato el pr¨®ximo 19 de marzo y, como el presidente de Estados Unidos, tiene una sola pr¨®rroga. Nada le soprender¨¢. Su acceso al cargo vino precedido de un debate que obviaba su preparaci¨®n y su consenso social. Su idoneidad estaba lastrada por la falta de conocimiento del euskera , asunto que entretuvo no pocas jornadas a los grupos parlamentarios responsables de la elecci¨®n.
Ahora, adem¨¢s del curr¨ªculum gen¨¦rico, aporta la marca de la casa: Xabier Markiegi se ha marcado un objetivo: que la instituci¨®n sea lo que es y no un apendice partidario. Heroin¨®manos, prostitutas, desalojados... todos le agradecen el intento y los resultados conseguidos. En marzo decidir¨¢n los partidos si sigue en Vitoria o vuelve a Gallarta.
As¨ªn es la vida.
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