Quemar las naves
La Asamblea del Partido Nacionalista Vasco reunida este fin de semana ha sancionado el giro hacia el independentismo iniciado por esa formaci¨®n hace un par de a?os en el marco de una pol¨ªtica de acercamiento al mundo de ETA y HB. Rompe as¨ª una estrategia de m¨¢s de 70 a?os encaminada -sin renunciar a la independencia como horizonte ut¨®pico- a la b¨²squeda de un consenso con las fuerzas no nacionalistas en torno al principio auton¨®mico. La salida del grupo europeo democristiano, una decisi¨®n de gran calado simb¨®lico, fue un aviso de que el giro iba en serio. Pero ¨¦ste se produce sin que sean observables cambios significativos en la comunidad nacionalista o en la sociedad vasca. Todo se hace en aras del apaciguamiento de ETA: con la esperanza de que una perspectiva de modificaci¨®n del marco pol¨ªtico haga desistir a los terroristas. Pero esta pol¨ªtica de concesiones ni siquiera logra evitar que los seguidores de HB sigan gritando "gora ETA" a escasa distancia de quienes piden a la organizaci¨®n terrorista que pare de una vez. Esto es lo que sucedi¨® ayer en la manifestaci¨®n de Bilbao apenas unas horas despu¨¦s de que la Asamblea del PNV aprobara la ponencia pol¨ªtica que incorpora los conceptos rupturistas de soberan¨ªa y territorialidad, banderas hasta ahora del mundo radical.Es cierto que el PNV nunca hab¨ªa renunciado al ideal independentista o a la reclamaci¨®n de jurisdicci¨®n sobre Navarra y el Pa¨ªs Vasco franc¨¦s; pero ambos aspectos se situaban en el terreno ideol¨®gico y su incidencia en la pol¨ªtica pr¨¢ctica era muy limitada. Desde 1998 han ocupado, sin embargo, un papel creciente en el discurso del PNV, que acab¨® asumiendo la idea (de HB y los sindicatos nacionalistas) de que era necesario un nuevo marco pol¨ªtico que superase el Estatuto de Gernika. Detr¨¢s de la aceptaci¨®n de ese planteamiento exist¨ªa, seg¨²n revel¨® la propia ETA, un compromiso de ruptura con las fuerzas no nacionalistas y de constituci¨®n de un ¨®rgano soberano com¨²n a todos los territorios de Euskal Herria.
Ambos compromisos fueron cumplidos por los nacionalistas. Pero a ETA le pareci¨® poca concesi¨®n y anunci¨® en noviembre la ruptura de la tregua, al mismo tiempo que su brazo pol¨ªtico presentaba su propia propuesta soberanista: convocatoria unilateral y simult¨¢nea de elecciones constituyentes en Euskadi, Navarra y el Pa¨ªs Vasco franc¨¦s. Una propuesta "estramb¨®tica", seg¨²n Egibar, que anunci¨® la presentaci¨®n por el PNV de su propio proyecto. El texto correspondiente, titulado Reconocimiento del ser para decidir, fue a?adido como anexo a los materiales de la asamblea y su contenido se ha convertido en el eje del debate. Se trata de un intento de llegar a lo que propone HB partiendo de las instituciones actuales. Para ello se recurre a una interpretaci¨®n forzada de las disposiciones adicionales de la Constituci¨®n y el estatuto (sobre la no renuncia a los derechos hist¨®ricos) para romper la propia Constituci¨®n y el estatuto.
El texto reconoce el pluralismo de la sociedad vasca y el diferente grado de conciencia nacionalista de los distintos territorios, pero m¨¢s como una anomal¨ªa a superar que como un rasgo esencial de la comunidad. El PNV admite en teor¨ªa la necesidad de un equilibrio entre el impulso de la ideolog¨ªa nacionalista y la cohesi¨®n social, pero no reconoce que ese equilibrio est¨¦ plasmado en el estatuto, y frente a cualquier f¨®rmula de revisi¨®n opta por poner en marcha un proceso de autodeterminaci¨®n. A pesar de algunas cautelas verbales, el planteamiento es adanista: como si el mundo se inaugurase hoy y no se supiera por adelantado que el 80% de los navarros (y no digamos los vascos franceses) rechaza sumarse a un proyecto de esta naturaleza.
La conversi¨®n del nacionalismo en irredentismo, colocando el problema territorial en primer plano, es un salto muy arriesgado que coloca al nacionalismo democr¨¢tico a merced del que nunca lo ha sido (ni lo pretende). El texto incluye una cl¨¢usula seg¨²n la cual se condiciona el comienzo del proceso al final de la violencia y de toda forma de coacci¨®n; sin embargo, al aprobar este planteamiento, el PNV corta toda posibilidad de una pol¨ªtica de alianzas alternativa a la que hace depender la continuidad del Gobierno de Ibarretxe de los votos del grupo de Otegi. El PNV pretende trabajar con red. No considera incompatible la aspiraci¨®n independentista con que se le garantice de momento la renovaci¨®n del Concierto Econ¨®mico y una presencia diferenciada en las instituciones de la Uni¨®n Europea. Hasta ahora ha podido nadar en esas dos aguas. Pero al aprobar en su asamblea un programa soberanista, el PNV quema sus naves: tiene dif¨ªcil la marcha atr¨¢s.
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