INKA MART? "He querido escribir desde que era una ni?a"
Pregunta: Ten¨ªa sobradas pruebas de tu amor por la literatura, Inka, pero nunca pens¨¦ que tu primer libro ser¨ªa para ni?os.Respuesta: Son un p¨²blico muy agradecido, y un mercado seguro: no parece que vaya a haber escasez de cr¨ªos de ocho a?os en un futuro inminente.
P. Eso es equiparar al escritor de libros infantiles con el camello y el enterrador: siempre habr¨¢ cocain¨®manos y cad¨¢veres.
R. No me refer¨ªa a eso, animal, y no te creas que es tan f¨¢cil captar el inter¨¦s de los ni?os.
P. Yo a duras penas consigo captar el inter¨¦s de los adultos, as¨ª que supongo que tienes raz¨®n. Lo que pasa es que el perfil del escritor de libros infantiles es ligeramente diferente al tuyo. F¨ªjate en Roser Capdevila, que convierte a sus hijas en Les tres bessones. T¨² ni siquiera tienes hijos.
R. Pero soy mi propia ni?a. No s¨¦ si es bueno o malo, pero siempre he tenido problemas para comportarme de acuerdo con mi edad. Es como si en m¨ª coexistieran la ni?a, la adolescente y la adulta, cuando en casi todo el mundo esas facetas son sucesivas y, hasta cierto punto, excluyentes. Por eso, para escribir mi librito me ha bastado con dejar trabajar a la ni?a y dejar descansar a la adolescente y a la adulta... No tengo hijos, pero tengo una abuela alemana a la que tambi¨¦n le gusta que le cuenten cuentos. Este libro, Otto, surgi¨® como unas historias que le enviaba por carta a mi abuelita al geri¨¢trico en el que est¨¢ internada, para que se entretuviera.
P. O sea, que la ni?a escribe mejor que la adulta.
R. La adulta tiene m¨¢s problemas. Llevo cierto tiempo con una especie de thriller metaf¨ªsico que me las est¨¢ haciendo pasar canutas. La historia me gusta, pero es demasiado ambiciosa para una principiante. De momento, lo que m¨¢s me gusta de ella es el t¨ªtulo, El crimen de la espiral.
P. La gente te conoce b¨¢sicamente por verte en televisi¨®n...
R. Pero lo que siempre me ha fascinado es la literatura. Desde peque?a. Por eso el primer programa que hice en televisi¨®n fue como un regalo... No s¨¦ si lo recuerdas, era una cosa que hac¨ªa en Madrid con Paco Rico... Paco me present¨® a amigos suyos como Eduardo Mendoza, F¨¦lix de Az¨²a y Javier Mar¨ªas, y me llevaba a casa de Juan Benet... Y yo, claro, a mis veintipocos a?os, aquello me parec¨ªa fascinante...
P. El problema es que empezaron a darte programas en los que, perdona que te lo diga, pero te sol¨ªa caer el papel de florero.
R. Bueno, me temo que este trabajo de presentadora empez¨® de una forma m¨¢s o menos vocacional y fue derivando luego hacia lo meramente nutricional. Ahora tengo un proyecto que me gusta, pero es muy probable que nadie lo apruebe y me acabes viendo dentro de unos meses haciendo de florero, como t¨² dices... Pero no quiero ser apocal¨ªptica con la tele. El medio es estupendo. El problema est¨¢ en lo que haces con ¨¦l... Hace poco he estado rodando una serie sobre Espa?a en la BBC, y ha sido una experiencia estupenda porque era una labor de equipo en la que no hab¨ªa estrellas y cada persona pon¨ªa cari?o en lo que hac¨ªa. Cuando ves a un t¨¦cnico de sonido grabando el cauce de un r¨ªo para utilizarlo luego en el montaje, enriqueciendo as¨ª el producto, te das cuenta de que ¨¦sa es la manera de trabajar.
P. Cosas de ingleses. Aqu¨ª lo que nos gusta es el talk show presentado por un tipo con un ego del tama?o del Camp Nou al que 10 pringados mal pagados le escriben el gui¨®n. ?Y hasta eso hay que trabaj¨¢rselo!
R. Darlo todo por la tele es algo que me temo que no va conmigo. No me siento parte de ese mundo de grandes profesionales que se realizan exclusivamente a trav¨¦s de su trabajo. Supongo que ganan mucho dinero, pero...
P. Algunos son detestables, pero incluso los que me caen bien hacen cosas incre¨ªbles: un d¨ªa le¨ª que I?aki Gabilondo, ese santo var¨®n, se levanta a las cuatro de la ma?ana. ?Eso no es vida!
R. Me veo incapaz de levantarme a las cuatro cada d¨ªa, francamente. Supongo que me tomo las cosas con m¨¢s calma.
P. Sin duda. Te has tirado un mont¨®n de a?os en el campo con mi buen amigo Gay Mercader. ?Hab¨¦is roto de forma civilizada?
R. Por supuesto. Gay es un gran muchacho con el que sigo hablando por tel¨¦fono a diario.
P. ?Y qu¨¦ has hecho durante todo ese tiempo alejada del mundanal ruido?
R. Entre otras cosas, leer. ?ltimamente estoy enganchada a los cl¨¢sicos y me da pereza leer a mis contempor¨¢neos. Me nutro de libros de editoriales como Alba y Siruela, y aprovecho para llenar lagunas. Nunca hab¨ªa le¨ªdo a Turgueniev, por ejemplo, y cuando lo hice v¨ª que me hab¨ªa perdido algo interesante.
P. Los de mi quinta perdimos tanto tiempo leyendo al plasta de Jack Kerouac que se nos olvid¨® leer el Quijote.
R. Yo a¨²n no lo he logrado.
P. Como te oiga Paco Rico, te pone de cara a la pared. Pero tranquila, yo no hace ni un a?o que le¨ª Madame Bovary. Por cierto, tengo una duda. ?T¨² crees que Emma es un alma sublime encerrada en un mundo prosaico o una torracollons que destroza cuanto toca?
R. Las dos cosas, y ah¨ª est¨¢ su gracia. Nada que ver con la protagonista de El piano, por ejemplo, que se le parece un poco, pero es una t¨ªa insoportable. Como la pel¨ªcula, por otra parte.
P. Lo peor de El piano es que marca el momento terrible en que Michael Nyman se convierte en Richard Clayderman... ?Has podido con Proust?
R. Fragmentos.
P. ?Y el Ulises? Yo me he quedado tres veces en la p¨¢gina 24.
R. Yo tampoco lo he atravesado.
P. ?Deber¨ªamos sentirnos culpables?
R. En absoluto. Se tiene una concepci¨®n demasiado severa de la cultura. La cultura es algo que tiene que proporcionar placer. ?sa es la funci¨®n de un libro, de una pel¨ªcula, de una canci¨®n, de un programa de televisi¨®n. Da igual de d¨®nde extraigas el placer. Si una tarde el cerebro s¨®lo te da para ver una pel¨ªcula de Schwarzenegger, disfruta, aunque la olvides en unas horas. Lo importante, no s¨®lo en el arte, tambi¨¦n en la vida, es acumular instantes de placer.
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