NECROL?GICAS

Dionisio Gamallo Fierros, profesor, erudito y escritor

El pasado domingo muri¨® en Madrid, a los 85 a?os, una de las personas m¨¢s cultas y curiosas de Espa?a. Dionisio Gamallo Fierros, profesor de literatura en el instituto Ramiro de Maeztu y de varias generaciones de periodistas en la Escuela Oficial de Madrid, escritor y erudito literario donde los haya. En sus ¨²ltimos a?os gustaba de definirse como "un simple lector". Pero era mucho m¨¢s que eso.

Nacido en Ribadeo, en la orilla gallega de la r¨ªa del Eo, fue un profundo conocedor de la literatura gallega y sus investigaciones sobre Rosal¨ªa de Castro abrieron nuevas perspectivas sobre la obra de esta poetisa. Amante de la perfecci¨®n, llevaba d¨¦cadas investigando sobre la vida y obra del poeta orensano Manuel Curros Enr¨ªquez.

Gran conocedor tambi¨¦n de la literatura espa?ola, portuguesa y latinoamericana, sus publicaciones sobre el poeta rom¨¢ntico Gustavo Adolfo B¨¦cquer le dieron merecida fama de erudito en los a?os cincuenta. Ten¨ªa una copiosa documentaci¨®n, incluyendo cartas, sobre la relaci¨®n entre Emilia Pardo Baz¨¢n y Benito P¨¦rez Gald¨®s. Quiz¨¢ fuera tambi¨¦n el que m¨¢s supiera y tuviera m¨¢s datos de Clar¨ªn y su novela La Regenta.

Nieto del pintor rom¨¢ntico asturiano Dionisio Fierros, ejerci¨® la ense?anza en Oviedo y colabor¨® con el prestigioso Instituto de Estudios Asturianos. Amigo ¨ªntimo de D¨¢maso Alonso, que fue presidente de la Academia Espa?ola, Dionisio fue tambi¨¦n colaborador de la instituci¨®n.

Lector impenitente, lleg¨® a reunir una biblioteca de 20.000 libros, que fue donando a varias instituciones, sobre todo a la Casa de la Cultura de Ribadeo y unos mil vol¨²menes sobre temas asturianos a la de la vecina localidad de Vegadeo, en la orilla asturiana del Eo, en cuyas fiestas se hicieron novios sus padres, seg¨²n gustaba de contar en unas conversaciones que eran la sal de la vida. Lo mismo que sus conferencias, siempre llenas de datos in¨¦ditos y amenidad, que encantaban a sus auditorios.

Licenciado en Derecho y en Filosof¨ªa y Letras, Dionisio fue para quienes le conocieron un pozo de ciencia literaria, pero tambi¨¦n de humanidad. En sus ¨²ltimos a?os contaba la emoci¨®n que le produjo la carta de solidaridad y pidi¨¦ndole que no se fuera de profesor de la Escuela Oficial de Periodismo, firmada por la inmensa mayor¨ªa de sus alumnos. Contaba tambi¨¦n que estaba escribiendo sus memorias, pero que no podr¨ªan publicarse hasta despu¨¦s de su muerte, dec¨ªa socarr¨®n, "porque las verdades que all¨ª se cuentan van a levantar ronchas en mucha gente".

Durante una de sus recientes estancias veraniegas en su Ribadeo natal, contaba, en su estilo sincero, sus andanzas ¨²ltimas: "Soy at¨ªpico. No tengo televisi¨®n. No tengo autom¨®vil y quiero tener cero relaciones con la banca". "Fui franquista, luego socialista. Pero devolv¨ª el carn¨¦ porque no puedo ni quiero ser carnero. Ahora quiero morir republicano federal". Conversador empedernido, se le escuchaba durante horas, bien en su bar Breog¨¢n, en Ribadeo, o en la plaza o en la terraza de La Flor, en Vegadeo. Un fot¨®grafo lo retrat¨®, sin saber qui¨¦n era, devorando un libro en una feria del libro viejo en Madrid. Es f¨¢cil imagin¨¢rselo as¨ª en el Olimpo: leyendo un libro y cuestionando a los dioses.- JOS? RAM?N ARI?O