El Atl¨¦tico baja de la nube al Real Uni¨®n de Ir¨²n
REAL UNI?N 0 / ATL?TICO 3La desigualdad provoca inevitablemente distensi¨®n, por m¨¢s que la trayectoria del d¨¦bil infunda el debido respeto. El Atl¨¦tico, fiel a sus males cotidianos, se aplic¨® a una prueba de esfuerzo en espera de que el partido definiese las necesidades oportunas. El Real Uni¨®n, carente del factor sorpresa, apel¨® a un f¨²tbol vertical, inicialmente bien conducido por los costados. A los diez minutos ten¨ªa la autoestima por las nubes y el partido nivelado. La desigualdad hab¨ªa pasado a segundo t¨¦rmino, s¨®lo entrevista en algunas ingenuidades inevitables.Como el Atl¨¦tico s¨®lo aportaba un trabajo infatigable, carente de cualquier ingenio y absolutamente entregado a asfixiar a Hasselbaink a pelotazo limpio, el Real Uni¨®n se encontr¨® con la distancia y la velocidad adecuadas para construir y procurarse un par de ocasiones de gol. En diez minutos, Germ¨¢n y Laguardia obligaron a Toni a comprobar que la noche le iba a proporcionar un turno de reivindicaci¨®n.
Real Uni¨®n: Alba; Eusko, Antxon, Gabino I, Etxabe (Garmendia, m
33); Germ¨¢n, Ibarra, Vel¨¢zquez, De Luz (Arrieta, m. 45); Laguardia y Gabino II (Rem¨ªrez, m. 71).Atl¨¦tico: Toni; Gaspar (L¨®pez, m. 68), Gamarra, Ayala, Toni; Njegus (Pilipauskas, m. 74), Bejbl, Paunovic, Roberto; Hasselbaink (Lard¨ªn, m. 64) y Correa. Goles: 0-1. M. 21. Roberto cabecea entre tres defensores un buen centro de Correa. 0-2. M. 55. Escapada de Correa que no logra superar a Alba, pero Paunovic, absolutamente solo, empuja a la red. 0-3. M. 60. Njegus culmina con un disparo ajustado al poste un perfecto contragolpe rojiblanco. ?rbitro: Andradas. Amonest¨® a Etxabe, Ayala, Gabino I, Hasselbaink y Vel¨¢zquez. Unos 4.000 espectadores en el Stadium Gal. El Atl¨¦tico jug¨® el ¨²ltimo cuarto de hora con 10 jugadores por lesi¨®n de Ayala
Hasselbaink fue el ejemplo m¨¢ximo de distensi¨®n. El partido no le motiv¨® en exceso. Bien por el f¨¦rreo marcaje de Antxon, sin contemplaciones, contundente; bien por el ejercicio arcaico de sus compa?eros, que s¨®lo invitaba a correr en desventaja. Algo que el delantero holand¨¦s viene aborreciendo desde hace varios partidos.
En esas condiciones, una caracter¨ªstica puede resultar tan sobresaliente como decisoria. La cabeza de Roberto era demasiado alta para el Real Uni¨®n. En un centro directo, sin efectos ni matices, el centrocampista rojiblanco se elev¨® entre tres defensores unionistas para cabecear marcando los tiempos. Un remate excelso ante una defensa ingenua. Los tres defensores miraban al bal¨®n, nadie al destinatario. Ni siquiera llegaron a saltar. Un matiz para la desigualdad. Al termino de la primera mitad, Roberto sobresali¨® medio cuerpo sobre la defensa para cabecear fuera un saque de esquina.
El conjunto irun¨¦s tiene buenos principios futbol¨ªsticos y un par de jugadores con una jerarqu¨ªa superior a la categor¨ªa en la que militan (2?B). Germ¨¢n y Laguardia tienen un nivel de calidad suficiente para ningunear ayer a sus oponentes. Por el costado derecho, Germ¨¢n amarg¨® la vida a Toni. Por el centro, Laguardia romp¨ªa por velocidad y habilidad.
Todo muy lejos de la previsible apelaci¨®n a la fiereza como ¨²nico argumento del d¨¦bil frente al fuerte. El Real Uni¨®n juega al f¨²tbol y tiene un gusto especial por abrir el juego a los costados. La inocencia la tiene reservada para las ¨¢reas.
El Atl¨¦tico lo entendi¨®, acept¨® el acorralamiento y cuando el rival afloj¨® y se desorden¨® por la ambici¨®n, le aplic¨® el correctivo del contragolpe. Con el campo abierto, Correa y Paunovic encontraron argumentos para el f¨²tbol. El yugoslavo materializ¨® el primer contragolpe, Njegus, el segundo. Entre ambos medi¨® un tiro al poste y una intervenci¨®n agil¨ªsima de Toni.
El Real Uni¨®n despert¨® de su sue?o cuando acept¨® el cambio de golpes. Demasiada osad¨ªa para un equipo que cultiva la sopresa. El Atl¨¦tico, que accedi¨® agazapado, se asom¨® en el momento oportuno. Asumi¨® el forcejeo igualitario en el centro del campo y reserv¨® la superioridad para el ¨¢rea. De paso, dej¨® sentenciada la eliminatoria.
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