Un profesor de lat¨ªn rescata un texto b¨¢sico para entender el mundo moz¨¢rabe Jos¨¦ Palacios publica el 'Apolog¨¦tico' del abad Sans¨®n
El lat¨ªn de la iglesia moz¨¢rabe era condenadamente dif¨ªcil. Tal vez por ello, muchos de los textos escritos en este idioma bajo la dominaci¨®n musulmana nunca se han traducido al castellano. El profesor de la Universidad de M¨¢laga Jos¨¦ Palacios se ha atrevido por primera con el Apolog¨¦tico del abad Sans¨®n, un curioso texto que revela luchas entre obispos corruptos y cl¨¦rigos honestos en la tensa C¨®rdoba de Abderram¨¢n II.
El texto ha sido publicado por la prestigiosa editorial Akal, en su colecci¨®n Cl¨¢sicos Latinos Medievales. ?sta ser¨ªa la segunda edici¨®n que Palacios, ayudado por el te¨®logo Gonzalo del Cerro, publica del Apolog¨¦tico, s¨®lo que la anterior (1987) fue publicada por una modest¨ªsima editorial Coloquio y apenas lleg¨® a los estantes de las librer¨ªas.El propio Jos¨¦ Palacios (Campillos, M¨¢laga, 1948) valora su traducci¨®n como "fundamental" para los medievalistas. "Ahora tienen de primera mano un texto del que s¨®lo exist¨ªan referencias y que a?ade mucha luz sobre el mundo moz¨¢rabe, tan fascinante y poco conocido", apunta el profesor malague?o.
El Apolog¨¦tico incluye, como su propio nombre indica, una doctrina de fe cristiana escrita por un tal abad Sans¨®n, un cl¨¦rigo cristiano cordob¨¦s del siglo IX. Pero el inter¨¦s mayor del texto descansa en que el libro fue escrito como contraataque de Sans¨®n hacia el obispo malague?o Hostegesis. Esta perla de la ¨¦poca sobre la que el abad descarga todo su veneno, era un licencioso especulador que accedi¨® su cargo por simon¨ªa (pag¨¢ndolo), y que se rode¨® de otros siniestros como ¨¦l en la C¨®rdoba gobernada por Abderram¨¢n II y Mohamed I.
El siglo IX fue de una ¨¦poca fundamental para la historia de Al-Andalus: momento donde la convivencia entre cristianos y musulmanes se encuentra con episodios como el de los m¨¢rtires voluntarios, el surgimiento de cabecillas pol¨ªticos cristianos y el de toda una sentina de corruptos que se aprovechaban de las tensiones entre credos, etnias y poderes.
Enfrentamientos
Los enfrentamientos entre la camarilla de Hostegesis y algunos cristianos honestos que denunciaban sus pr¨¢cticas alcanzaron su cenit en la persona del abad Sans¨®n al que el obispo quiso eliminar acus¨¢ndole de herej¨ªa en un concilio. Pero a pesar de serle retirados sus h¨¢bitos acab¨® Sans¨®n restituido al interceder por ¨¦l otro obispo andalus¨ª, Valencio de C¨®rdoba, que prob¨® las falsas acusaciones de Hostegesis. El Apolog¨¦tico fue su prueba de fe y su justo desahogo.
Otro de los m¨¦ritos de esta traducci¨®n lo resalta el catedr¨¢tico de la Universidad de Sevilla Juan Gil, uno de los grandes latinistas actuales: la extrema dificultad del lat¨ªn de los moz¨¢rabes, m¨¢xime trat¨¢ndose de cuestiones teol¨®gicas. Por eso Jos¨¦ Palacios, que prepara con Gonzalo del Cerro las traducciones de otros textos de la ¨¦poca, es un ferviente defensor de la necesidad de mantener el estudio del lat¨ªn en los planes de estudio.
"Ahora los medievalistas no estudian cl¨¢sicas y como en la universidad cada vez se colabora menos, tenemos que nadie estudia directamente las fuentes de nuestro pasado", reflexiona Palacios. Alguien por otro lado, empe?ado en borrar la imagen del latinista como un cura con sotana.
?l, por ejemplo, como primer vicerrector de Deportes de la Universidad de M¨¢laga no s¨®lo lleg¨® a crear la infraestructura deportiva que hoy posee la UMA, sino que recibi¨® la Medalla al M¨¦rito Deportivo. ?Orgullo? "Todo", dice, "pero ni as¨ª: cada vez se matriculan menos alumnos en lat¨ªn".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.