Un gran lector
El lector por horasDe Jos¨¦ Sanchis Siniesterra. Int¨¦rpretes, Juan Diego, Jordi Dauder, Clara Sanchis. Iluminaci¨®n, Quico Guit¨¦rrez. Vestuario, Ram¨®n Ivars. Escenograf¨ªa, Joaqu¨ªn Roy. Banda sonora, Jos¨¦ A. Guti¨¦rrez. Direcci¨®n, Jos¨¦ L. Garc¨ªa S¨¢nchez. Teatro Principal. Valencia, 19 de enero.
He aqu¨ª un montaje, y un texto teatral, que podr¨ªa hacer las delicias de los aficionados a la deconstrucci¨®n y de los adictos a la intertextualidad. Lo que se ofrece, con todo, es un montaje teatral que arranca con un lector por horas ante una muchacha ciega, que echa mano de la gran literatura de siempre -Flaubert, Lampedusa, Conrad, y tantos otros, en una especie de procesi¨®n de fantasmas a la manera beckettiana- para conservar un empleo que cree necesario. Como es l¨®gico en Sinistierra, nada es lo que parece, aunque lo sea la concreci¨®n de lo que vemos, y tal vez por eso se ve forzado de entrada a situar el territorio de sus inquietudes autorales prestando su voz a las palabras de la figura del padre en esta funci¨®n, cualquiera que sean los atributos que se otorguen al t¨¦rmino funci¨®n.El prop¨®sito de crear un texto abierto que el espectador habr¨ªa de proseguir o concluir parece en entredicho cuando la obra que se ofrece sugiere el n¨²mero suficiente de claves internas, con su juego de lucubraciones aparentemente interrumpidas, como para resultar definitivo, por m¨¢s que se recurra a un final d¨¦bil en su efecto de clausura que m¨¢s que propiciar la intervenci¨®n lectora del espectador parece refugiarse en los ambiguos territorios de lo simb¨®lico irresoluto.
Fuera de estas disquisiciones, de pretensiones menores que las que la obra trata de sugerir, hay una interpretaci¨®n doliente y notable de Juan Diego, una convincente Clara Sanchis, a pesar de los momentos en que imita a las grandes melodram¨¢ticas de celuloide, y un Jordi Dauder m¨¢s que efectivo. Garc¨ªa S¨¢nchez ha dirigido con cuidado una apuesta abrumadora, dejando notar sus virtudes de cineasta en el manejo de los oscuros con la voz continua autom¨¢ticamente en off, a modo de signo de puntuaci¨®n y de elipsis narrativa, y el conjunto es m¨¢s atractivo -y menos misterioso- que convincente.
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