Zafarrancho de Congreso
El hemiciclo del Congreso de los Diputados, en la madrile?a carrera de San Jer¨®nimo, se encuentra en pleno zafarrancho desde el principio de esta semana. No se trata de tormenta parlamentaria alguna. Ni de agitaci¨®n pol¨ªtica sobrevenida. Es m¨¢s bien una puesta a punto que persigue la restauraci¨®n ornamental y la limpieza del m¨¢s importante foro parlamentario de los tres que hay en Madrid, obra de Nicol¨¢s Pascual y Colomer, que data de 1850. Alberga en su interior tesoros impares. La reciente disoluci¨®n de las Cortes, previa a las elecciones generales convocadas para el pr¨®ximo 12 de marzo, brinda ocasi¨®n para acometer la tarea. La fecha tope para culminar las obras es el 5 de abril.Planificada desde el pasado verano, la restauraci¨®n se realiza bajo la direcci¨®n del arquitecto madrile?o Antonio Garc¨ªa Vereda, de 56 a?os. "Consiste en limpiar y, sobre todo, recuperar la rica ornamentaci¨®n original del hemiciclo, a base de estucos de gran perfecci¨®n y espl¨¦ndidos panes de oro", explica el arquitecto.
El estucado es una t¨¦cnica decorativa basada en la pintura continuada de superficies de yeso, que adquieren una textura y tonalidad marm¨®reas de gran belleza, duraci¨®n y econom¨ªa. Para hacer aflorar tales tesoros es preciso eliminar cuidadosamente de orlas, capiteles y paramentos los sedimentos de barniz y purpurina, en ocasiones hasta cuatro capas, aplicados durante anteriores y desafortunadas reformas.
350 esca?os
Por ello, los 350 esca?os del hemiciclo se encuentran hoy cubiertos por l¨¢minas de pl¨¢stico; los eb¨²rneos basamentos, precintados; sellados los entablamentos de madera; despintadas y repintadas las barandillas; desmontados los plafones el¨¦ctricos; cubiertos los lienzos; en danza el conjunto de los estucos de tonos cremas, grises y asalmonados, y andamiados hasta los once metros de altura, de los trece largos que median entre el suelo y la b¨®veda, todos los muros que enmarcan el hemiciclo y su magn¨ªfico testero frontal, que cobija bajo un gran baldaquino rojo, galonado de oro, la mesa presidencial.
El trasiego de restauradores, pintores y encofradores, con sus trayectorias cruzadas a distintas alturas, da al santuario legislativo el aspecto de una factor¨ªa trepidante en plena actividad. La soberbia b¨®veda, con un lucernario en forma de abanico, no ser¨¢ ahora tratada.Tras su actual padecimiento est¨¦tico, el hemiciclo gozar¨¢ a finales de marzo, cuando terminen las obras, un deslumbrante rostro: "Los oros y los estucados van a destellar tanto que si no se trata luego la b¨®veda se ver¨¢ muy desmejorada", dice el t¨¦cnico Alfonso Jurado.
Por cierto, no se cubrir¨¢ ninguno de los 33 orificios causados por los disparos de armas de fuego efectuados por los golpistas en el secuestro del Congreso el 23 de febrero de 1981, cuando en el hemiciclo se proced¨ªa a la votaci¨®n de investidura de Leopoldo Calvo Sotelo como presidente del Gobierno. El hogar de las libertades mantiene con esta decisi¨®n viva la memoria hist¨®rica del intento de golpe de Estado.
El edificio del Congreso fue resultado de un proyecto, seleccionado por la Academia de San Fernando entre otros catorce. Fue presupuestado en la suma de 14.800.000 reales de vell¨®n. Dispuesto en declive de casi seis metros entre ambos de sus extremos frontales y situado sobre la carrera de San Jer¨®nimo, fue porticado hacia ella con sus columnas d¨®ricas y fachada almohadillada en granito y caliza de Redue?a. Su circulaci¨®n interior crea una v¨ªa procesional que cruza una secuencia de salas espl¨¦ndidamente decoradas hasta desembocar en el hemiciclo ahora restaurado.
Suelo peraltado
La sala de sesiones, de 36,5 metros de di¨¢metro por 13,5 de altura, presenta un suelo peraltado que forma una cavidad de anfiteatro para los legisladores. Su testero frontal incluye hornacinas con estatuas de Isabel I de Castilla y Fermando de Arag¨®n, dos grandes lienzos hist¨®ricos de Casado del Alisal y Antonio Gisbert, moderado y progresista, respectivamente, met¨¢fora de la hist¨®rica dualidad parlamentaria espa?ola, m¨¢s otros en la b¨®veda de Carlos Luis Ribera y del gallego Andr¨¦s Rodr¨ªguez.
Cuatro cari¨¢tides soportan el techo con un lucernario en forma de abanico. Los esca?os se disponen en semic¨ªrculo sobre una primera grada, columnada con estuco marm¨®reo verde oscuro m¨¢s otro piso para el p¨²blico, el Cuerpo Diplom¨¢tico y los periodistas.
Los muros, cremosos, rosados y grises, imitaban al m¨¢rmol, pero la suciedad los ha opacado en tonos mate. Ahora van a ser tratados. Todas las superficies muestran ribetes de purpurina que ocultan ricos panes de oro, ahora recobrados.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.