Hong Kong mantiene la tradici¨®n de las concubinas
"No s¨¦ de un solo hombre en Hong Kong que no tenga, por lo menos, una amante", reconoce una mujer de mundo que no falta jam¨¢s a las fiestas de la alta sociedad en la ex colonia. A?ade: "Aqu¨ª, una mujer que se casa sabe desde el principio lo que le espera. El marido est¨¢ fuera toda la semana, en viaje de negocios por China u otros lugares de Asia. Pero luego, al cabo de unos a?os, el motivo es que tiene otro hogar no lejos de su casa". Como es natural, nadie habla de ello a cara descubierta. Pero "la otra vida" de esos hombres establecidos es un secreto a voces.Oficial y jur¨ªdicamente, las concubinas, cuyos derechos estaban protegidos por la ley, dejaron de existir en Hong Kong a partir de 1971. Pero la pr¨¢ctica contin¨²a. Algunos grandes magnates de la regi¨®n no disimulan lo m¨¢s m¨ªnimo, como el rey del juego de Macao, Stanley Ho, de 78 a?os, cuando habla de su "mujer n¨²mero cuatro", Anna Leung, de 39, que acaba de dar a luz el decimos¨¦ptimo hijo del empresario.
La situaci¨®n de Anna Leung no puede ser m¨¢s oficial: instalada -igual que las otras esposas- en una mansi¨®n atendida por todo el personal dom¨¦stico necesario, habla con gran franqueza de su situaci¨®n y reconoce sus ventajas: "Ho me trata bien. Tengo una vida de lujo y no necesito preocuparme por nada. Es un hombre lleno de humor, amabilidad, energ¨ªa y atenciones, y muy rom¨¢ntico".
Todas las comodidades
En cuanto un hombre triunfa, se hace con una, dos o varias mujeres, en general entre 20 y 30 a?os, a las que instala en apartamentos cercanos a su casa o su oficina. Con todas las comodidades que se considere obligado a ofrecerle: coche, viajes, tarjeta de cr¨¦dito sin l¨ªmite para comprar a voluntad, tel¨¦fono m¨®vil, pertenencia a un club, etc¨¦tera... Para estas j¨®venes ambiciosas es una situaci¨®n confortable y de estabilidad. Porque las reglas del juego disponen que toda relaci¨®n ad¨²ltera se apoye en una s¨®lida base econ¨®mica: en Hong Kong le cuesta a un hombre, como m¨ªnimo, 100.000 d¨®lares mensuales tener una amante dispuesta a atenderle d¨ªa y noche. Las tiendas Cartier, Piaget y otras joyer¨ªas de renombre reciben habitualmente la visita de clientes que compran varios ejemplares de joyas.
No parece que los remordimientos atenacen a estos hombres, que no sienten tener, respecto a sus esposas leg¨ªtimas, m¨¢s obligaciones que las econ¨®micas. "Pero las mujeres casadas que ven los devaneos de sus maridos reflejados a trav¨¦s de sus gastos y el tiempo que pasan alejados de la familia se sienten profundamente humilladas", afirma Paulina Kwok, consejera para los temas relacionados con el adulterio en la Caritas Family Service de Hong Kong. "Al principio, oscilan entre las ansias de violencia y los pensamientos suicidas. Pero, en general, acaban por resignarse y ocultan su dolor", a?ade Kwok.
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