El cura de la tele de Miami
La ¨²ltima revelaci¨®n en el firmamento de estrellas de la televisi¨®n de Estados Unidos, donde s¨®lo vende lo que tiene tinte pecaminoso, es un sacerdote cat¨®lico. El padre Alberto Cuti¨¦ habla por supuesto del pecado en su programa, pero no como si estuviera en un telep¨²lpito ni los telefieles escucharan un serm¨®n. "No predico ni doy lecciones de catecismo, ¨¦sta es una misi¨®n especial". Su talk shows de sobremesa es mucho m¨¢s mundano. Y tan natural como la vida misma.Los invitados confiesan con lujo de detalles su adicci¨®n al sexo y a la violencia, su incontrolable deseo de robar, las palizas que le dan a su c¨®nyuge, los hijos que abandonaron, los hermanos con los que se acostaron, las familias que destruyeron, los amigos que traicionaron, la droga que les consume. El drama nuestro de cada d¨ªa se retransmite en espa?ol desde los estudios centrales de la cadena Telemundo en Miami a todo Estados Unidos y a 15 pa¨ªses de Latinoam¨¦rica.
El trabajo en la televisi¨®n no le cay¨® del cielo. Telemundo lo seleccion¨® entre 500 aspirantes por sus dotes de comunicador, aunque su ¨²nica experiencia con el mundo del espect¨¢culo hab¨ªa sido a?os atr¨¢s como disc jockey. Ahora combina sus actividades de p¨¢rroco en Saint Patrick, Miami, con el programa para el que ha sido contratado por dos a?os por una cantidad no revelada.
Ha hecho voto de castidad y obediencia, pero no de pobreza, subraya el sacerdote de 30 a?os "cubanoamericano, concebido en Madrid, nacido en Puerto Rico y criado en Miami", que fue ordenado hace s¨®lo cuatro a?os.
?Qu¨¦ hace un cura como usted en un programa como ¨¦ste?
"Si Jesucristo estuviera aqu¨ª en la Tierra estar¨ªa en la televisi¨®n tratando de elevar la Humanidad", explicaba el padre Alberto durante la grabaci¨®n de dos programas, uno sobre madres que abandonan a sus hijos por la droga y otro sobre clept¨®manos.
Los temas y el formato son similares a los de otros talk shows nacionales; la diferencia est¨¢ en el tratamiento -no hay tab¨²es, pero todo se trata con dignidad- y en la credibilidad que trasmite un joven y atractivo sacerdote vestido con alzacuello, y hablando sin dogmatismos, con la dosis justa de moralizaci¨®n y en tono jovial.
"Al principio la gente se preguntaba: ?un cura hablando de sexo? Pero se han dado cuenta de que nosotros no nos quedamos, como otros shows, en explotar el problema, sino que tratamos de ayudar". Para aconsejar a los invitados lleva cada semana a cuatro personas, que intervienen en un di¨¢logo abierto en la segunda parte del programa.
Al decir "otros shows", en realidad se refiere a su ¨²nico rival, el programa Cristina, presentado por Cristina Saralegui en la cadena Univisi¨®n, que es frecuentemente criticado por caer en la chabacaner¨ªa. Ambos compiten a las cuatro de la tarde por la teleaudiencia hispana de EE UU (potencialmente 35 millones). Desde hace una d¨¦cada, Cristina ha sido la reina por excelencia de la televisi¨®n en espa?ol, pero ahora el sacerdote le est¨¢ pisando los talones.
No se sabe si por obra de la divinidad, ha logrado el milagro de que Telemundo suba los ratings frente al gigante Univisi¨®n, que acapara casi el 80% del mercado. El talk show del padre Alberto ha aumentado cerca de un 20% desde su deb¨² el pasado septiembre. ?l admite que por ser sacerdote ya tiene asegurado un porcentaje de teleaudiencia. Un p¨²blico mayoritariamente cat¨®lico que cuando tiene problemas no acude a un psic¨®logo, sino a un cura, como explica la art¨ªfice del programa, Nely Gal¨¢n.
Pero hay algo m¨¢s. Su capacidad de sintonizar ya ha sido bautizada, incluso por la Iglesia Cat¨®lica, como un nuevo estilo de evangelizaci¨®n. ?l dice que la suya es simplemente "una misi¨®n especial dentro del sacerdocio". Cada d¨ªa antes de empezar la grabaci¨®n, inclina la cabeza y reza "para que Dios le ayude a transmitir un mensaje positivo".El programa siempre acaba con una reflexi¨®n moralizante
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